Tretas no del todo limpias para ligar
Todos los manuales de ligar insisten en la necesidad de adoptar ciertas actitudes para poder seducir a una mujer. De esas actitudes os hemos hablado en más de un artículo de este blog. Te hemos dado indicaciones sobre la necesidad de reforzar la autoestima, de qué reglas seguir para escribir el primer mensaje o utilizar la llamada telefónica, de la utilidad de portarse como un perfecto caballero, de manejar con cuidado el humor y el piropo… Son muchos los consejos que te hemos dado para convertirte en una especie de candidato perfecto. Ahora vamos a darte algunos que quizás no te parezcan del todo éticos o limpios o románticos o como quieras llamarlos, pero que te resultarán muy útiles a la hora de seducir a una mujer y hacer que ella beba, aunque sea un poquito, los vientos por ti.
El primero de estas tretas interesadas y meditadas es jugar con su atención. Que no se acostumbre a tenerte siempre pendiente de ella. Rómpele el ritmo. Que tu trato hacia ella oscile entre la atención y la indiferencia. Eso evitará el que te conviertas en alguien previsible. Que ella no te vea venir. Que no adivine tus pasos. Para conseguirlo es necesario que esa oscilación entre la atención y la indiferencia no marque un ritmo ritual. Que no sea nunca como una de esas series que aparecen en los test psicológicos. El ser impredecible implica, en cierto modo, el ser enigmático y misterioso. Y el enigma siempre es un reto que ejerce una atracción que puede llegar a ser irresistible. Por otro lado, todo lo que sea debilitar a la mujer a la que quieres conquistar y hacer que baje sus defensas juega a tu favor. El desconcierto es, en este sentido, una herramienta de gran ayuda. Desconciértala con tu comportamiento. Haz que su seguridad respecto a ti y al tipo de persona que eres se tambalee.
Esa inseguridad que puede sentir respecto a ti debe ser reforzada cuando notes que ella muestra un cierto interés por ti. Cuando muestre ese interés, finge indiferencia. Alguien sabio, como Michel de la Rochefoucauld, no parece estar equivocado cuando dice “la ausencia disminuye las pequeñas pasiones e inflama las grandes, al igual que el viento apaga una vela y atiza un fuego”. Una retirada simulada puede actuar como ese viento atizador que hace que la hoguera de una relación se vuelva más intensa.
Otro de esos consejos para ligar poco éticos es el de no centralizar todos los esfuerzos en una sola persona. Ya sabemos que nos hablarás del enamoramiento, del esa persona o nadie, del no hay nadie como ella y bla, bla, bla. Todos hemos experimentado alguna vez esa sensación, algunos hemos sido rechazados en alguna ocasión y todos los que hemos pasado por esa experiencia sabemos que es verdad aquello de que la mancha de una mora con otra mora se quita y de que de un amor contrariado puede ser perfectamente la puerta abierta que permite el acceso a un camino que conduce hacia un amor mayor. Por eso, como acostumbra a decirse, no hay que poner todos los huevos en la misma cesta. La decepción provocada por un “no” será mayor cuando no haya una apuesta en la recámara. Siempre hay que tener un plan B a mano. No conquistar a UNA mujer no quiere decir que no podamos conquistar a LA mujer.
El atrevimiento y los celos
Otro consejo que deberías tener en cuenta si quieres ligar es el de dejar la prudencia colgada en el perchero. Las grandes conquistas no fueron nunca obra de prudentes. El atrevimiento y la osadía son factores que intervienen de manera decisiva en el proceso de seducción. La clave del éxito no se haya en lo que se piensa, sino en lo que se hace. ¿Qué quiere decir eso? Que, en seducción, lo peor que puede pasar es que, pasado el tiempo, uno tenga que arrepentirse de lo que no se atrevió a hacer. ¿Te apetece besar a esa mujer con la que has establecido una cierta corriente de simpatía y una cierta atracción? Pues no te plantees cómo va a reaccionar ella a tu beso. Ya lo descubrirás cuando la hayas besado. Bésala, por tanto. Siempre será mejor tener que pedir perdón que lamentar toda la vida el no haber dado ese paso que, quizás, nos hubiera cambiado (a mejor) la vida. Un beso no es un insulto. Ella, al ser besada, puede sentirse incómoda, pero no se sentirá insultada. Por otro lado: imagina que ella está esperando que la beses y tú estás ahí, como un pasmarote, debatiéndote entre las dudas, y, finalmente, no lo haces. ¿No crees que eso es peor? Recuerda siempre, pues, que sin atrevimiento difícilmente existe seducción. Y que siempre llega un momento en que hay que jugársela a cara y cruz.
Si crees que tu proceso de seducción está encarrilado no olvides aplicar otro de esos trucos para ligar poco éticos. Ese truco del que hablamos es el de darle celos. Conscientemente, sí; pero sin excederte. Los celos inoculan en la mentalidad de tu pareja el miedo a perderte. Y ese miedo hará que, inconscientemente, refuerce su atención hacia ti. Una mujer celosa estará más pendiente de todo lo que hagas que una que no lo esté. Juega con esa baza. Puede parecer poco ético pero puede ser, en tus manos, una carta triunfal. Y cuando se juega una partida lo que importa es ganar. Para hacerlo hay que saber jugar las cartas, en especial cuando son cartas que pueden conceder el triunfo. Y los celos es una de esas cartas.
Sobre el fracaso
Finalmente, hay dos consejos que no hay que olvidar nunca cuando se intenta conquistar a una mujer y que hacen referencia a ese instante en que el seductor contempla que el proceso fracasa, ha fracasado o tiene visos de no poder triunfar nunca.
El primero de ellos es el de cambiar de objetivo cuando uno contempla que no hay victoria posible. Sólo tiene sentido embarcarse en una batalla cuando existe una posibilidad de victoria. Si la victoria es imposible, ¿para qué luchar? Después de todo, un soldado que se haya retirado a tiempo siempre servirá para otra guerra.
El segundo de esos consejos es el de anticiparse a la ruptura. Intuir que ésta va a llegar y quedarse esperando a que la otra persona ponga fin a la relación es un ejercicio de masoquismo que no ofrece gratificación alguna ni conduce a nada que sea positivo. La autoconmiseración no es un sentimiento del que pueda extraerse fruto alguno. Es sólo el mejor abono para futuros fracasos. Si sabes que ella va a cortar, adelántate y corta tú. Después de todo, siempre será mejor dejar que ser dejado, abandonar que ser abandonado, tomar la iniciativa que estar a merced de la iniciativa de los demás.
Ah, se nos olvidaba, un último consejo para ligar poco ético. Vamos a imaginar que eres un hombre casado. No vamos a juzgar el hecho de que quieras ligar con otra persona estando casado. Ni somos terapeutas de pareja ni vamos a intentar analizar las motivaciones personales de cada casado que intenta ligar. Tampoco somos sacerdotes que sacralicen lo que, por la propia naturaleza humana y el discurrir de la vida, acostumbra a ser mudable. Sí vamos a decirte una cosa. Si estás casado e intentas ligar, no recurras al manido recurso de decir que las cosas con tu mujer van de mal en peor. Aunque sea verdad. Está muy manido y no sirve para valorar a la persona que quieres conquistar. Di mejor que eres una persona feliz y que te sientes feliz en tu matrimonio, pero declara a esa persona a la que quieres seducir (solemnemente y como sobrepasado por lo inevitable) que ella posee algo que ninguna otra persona posee. Esto, aunque quizás resulte poco ético, sí resulta efectivo. Y nosotros lo que buscamos, después de todo, es la efectividad a la hora de ligar.