¿Qué tipo de pareja buscamos?
No hay comportamiento humano que pueda ser entendido de una manera unívoca. Si nos lo proponemos, cualquier actitud o gesto puede ser explicado de una y cien maneras distintas. Basta poner el foco de atención en un detalle o partir de una concepción determinada del mundo y de la vida para que la explicación de ese gesto o de ese acto sea una u otra. El acto de encontrar pareja no escapa a esta ley.
¿Qué buscamos en una pareja? ¿Qué intentamos encontrar en esa persona a la que intentamos conquistar? ¿La expresión “media naranja” parte de una realidad? ¿Es cierto que en el otro buscamos a quien nos ayude a completarnos y a permitirnos alcanzar nuestra forma perfecta? La respuesta a esta pregunta puede ser muy diversa. Los teóricos de la antropología, la sociología o la psicología han dado respuestas, a veces cercanas, en otras completamente opuestas entre ellas.
En su obra La Psicología de las Relaciones Interpersonales, por ejemplo, el psicólogo austríaco Fritz Heider defendía la teoría del equilibrio. En esta obra de 1958, Heider apuntaba a que los seres humanos buscamos a personas con pensamientos, valoraciones y creencias semejantes a las nuestras. ¿Qué se busca de ese modo? Fundamentalmente, que exista una armonía entre los aspectos positivos y negativos de la pareja y que, en la medida de lo posible, se esquive la posibilidad de conflicto.
Otros dos psicólogos como Thibaut y Kelley defienden la que se conoce como teoría del intercambio. Según estos autores, en la mente de la persona existe una calculadora que realiza una valoración entre lo que nos cuesta algo y el beneficio que obtenemos de ello. Al realizar este cálculo, los seres humanos valoramos también qué alternativas tenemos ante esa elección. Según Thibaut y Kelley, pues, daremos tanto como esperemos recibir ya que el hombre actúa respecto a otros seres humanos esperando que sus actos sean, de algún modo, recompensados. Esta visión en cierto modo utilitarista estaría presente, también y fundamentalmente, a la hora de buscar pareja.
En cierto modo, la teoría de Thibaut y Kelley tiene algún punto de contacto con la esbozada por Eleaine Walster, William Walster y Ellen Berscheid. Según estos autores, nuestra atracción es mayor cuando nos relacionamos con personas con las que nos hayamos en un plano de igualdad. Así, tendemos a buscar a quien va a darnos en la misma proporción que ha recibido de nosotros. La desigualdad será, así, fuente de malestar. Y siempre existirá un esfuerzo (que en algunos casos puede resultar emocionalmente agotador) para restablecer el equilibrio ansiado.
La teoría evolutiva del amor
Estas, lógicamente, no son las únicas teorías que explican el proceso del enamoramiento o de la búsqueda de un determinado tipo de persona. Una de las más destacadas de estas teorías es la defendida por el psicólogo Glenn Wilson. Para Wilson, el amor adulto es el resultado de la confluencia de tres instintos.
El primero de estos instintos es el de querer ser protegidos. En cierto modo, lo que estamos buscando en nuestra pareja es la protección que nos daban nuestros padres. Así, el ser adulto tiende a buscar como pareja a alguien que, en mayor o menor medida, recuerde a sus padres en algunos aspectos básicos.
El segundo de los instintos que confluyen en el amor adulto es ese instinto de protección paterna que, en mayor o menor medida, todos tenemos. Es decir: igual que queremos ser protegidos queremos proteger. El ser necesitados juega a favor de la atracción que sintamos por una determinada persona. Nos sentiremos más atraídos por aquella persona que, en un momento determinado, pueda necesitarnos.
El tercer instinto destacado por Wilson, capital en el hecho de elegir a una determinada persona y no a otra, sería el instinto sexual, entendido éste como una fuerza que reclama la reproducción. Esta búsqueda de la reproducción está comúnmente más arraigada en la mujer que en el hombre. Por eso la mujer acostumbra a ser, al decir de Wilson, más selectiva: porque busca al mejor compañero para tener hijos o a los mejores genes posibles.
Otras teorías
Junto a las teorías expuestas, hay otras que, también, intentan explicar qué buscamos al buscar una pareja. Una de esas teorías es la llamada teoría de las necesidades complementarias. Elaborada por Winch en 1958, esta teoría se fundamenta sobre una idea. Esa idea es que “los polos opuestos se atraen”. La plasmación perfecta de este tipo de relación sería la establecida entre dominante y sumiso. Winch sostiene, además, que las personas buscamos en los otros aquellas cualidades que nos gustaría tener pero que no podemos desarrollar por nosotros mismos. La persona insegura buscará a quien tenga una sólida personalidad y una alta autoestima y la tímida buscará a la audaz.
Otros autores como Kerkoff y Davies afirman que elegimos pareja tras aplicar una serie de filtros. Esos filtros son personales pero no inamovibles, es decir: van cambiando con el transcurso del tiempo. ¿Qué filtros pueden ser esos? El vivir cerca, por ejemplo. O el atractivo físico, siempre tan importante. O un determinado nivel social, cultural y económico. Una vez aplicados estos filtros, los seres humanos nos quedamos con un ramillete de personas candidatas a ser nuestra pareja.
En esa búsqueda de una persona con un determinado nivel social, cultural y económico se da un factor que alguien como Newcomb ha destacado al elaborar su teoría de la tendencia a la simetría. Al escoger pareja, según Newcomb, buscamos a alguien que sea muy parecido a nosotros y que posea unas creencias, actitudes y valores similares a los nuestros. Buscando esa simetría al buscar pareja, la persona espera encontrar una mayor armonía. Otra teoría que intenta explicar cómo escogemos pareja es la teoría de las atracciones alternativas de George Levinger. Levinger, especialista en relaciones de pareja, centra gran parte de sus estudios en el concepto de compromiso. De este concepto, clave en la relación de pareja, Levinger da la siguiente definición: el compromiso es “la suma total de atracciones y barreras dentro de una relación, menos la suma de las atracciones y barreras que rodean la alternativa externa más relevante”. Siempre que las necesidades más importantes sean satisfechas en el seno de la pareja, el compromiso estará salvado. Si estas necesidades no están satisfechas, el riesgo de ruptura sentimental aumenta y también, de manera sumamente importante, el de infidelidad.
La última teoría que intenta explicar cómo encontramos pareja o qué buscamos en una pareja es la llamada teoría del refuerzo. Los seres humanos, sostienen Albert y Bernice Lott, buscamos a aquella persona que nos refuerza, es decir: la que nos atiende, nos da cariño y atención.
Atendiendo a todas estas teorías, ¿cuál crees que se ajusta más a tu personalidad y a tus preferencias personales a la hora de buscar pareja? Quizás cada uno de nosotros se amolda mejor a una teoría que a otra. ¿Qué opinas? Meditar sobre ello puede ayudar a conocernos mejor y a conocer mejor los mecanismos que rigen el funcionamiento de nuestra relación de pareja.