El concepto de habilidad social
En algunos de los últimos artículos de ObjetivoLigar estamos haciendo referencia de manera tangencial al concepto de habilidades sociales. Hemos afirmado en alguno de esos artículos que poseer un buen dominio de las habilidades sociales es importante para ligar. Ha llegado el momento de definir el concepto de habilidades sociales y de realizar una tipología mínima de las mismas. A ello vamos a dedicar este artículo.
¿Cómo podríamos definir el concepto de habilidades sociales? Hay personas que afirman que las habilidades sociales son aquellos rasgos de comportamiento y comunicación que nos permiten tener éxito en la vida. Otras personas, sin embargo, rechazan esta definición por incluir en ella un concepto tan difuso como el de éxito. ¿Qué es tener éxito? Podríamos repasar la historia y, muy probablemente, no tardaríamos demasiado en descubrir a alguien que, siendo considerado una persona exitosa a nivel público, podría sentirse, interiormente, profundamente desdichado. Así, consideraríamos que las habilidades sociales no serían tanto aquellos rasgos de comportamiento y comunicación que nos permiten tener éxito como aquéllos que nos permitirían convivir en armonía, comunicar con efectividad y sentir ese bienestar que sólo se siente cuando una persona considera que ha encontrado “su lugar en el mundo”.
Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, podríamos considerar que las habilidades sociales son un conjunto de conductas que, de manera conjunta e interrelacionadas entre ellas, nos permiten interactuar y relacionarnos con los demás de manera satisfactoria y efectiva.
Las personas nacen, por naturaleza, con mayores o menores habilidades sociales. La capacidad de una persona para ser más o menos hábil socialmente guarda una íntima relación, también, con el tipo de educación afectiva que se ha recibido durante los primeros años de vida, así como con el lugar en que se vive. La cultura social determina los hábitos y la manera de relacionarse entre la gente. Durante los años de la infancia se va formando esa capacidad de poseer una mayor o menor habilidad social. De ello se desprende que las habilidades sociales se pueden aprender, se pueden ejercitar, se pueden potenciar. En algunos casos será más sencillo; en otros, menos; pero siempre se podrá mejorar en algunas de ellas, y esa mejora siempre nos convertirá en mejores seductores.
El poseer unas buenas habilidades sociales facilita el acto de la seducción, ya que la ansiedad ante situaciones sociales novedosas se reduce y la comunicación emocional, así como la relación con los demás, se vuelve más sencilla y fluida. Para alcanzar ese fin, sin embargo, no sólo basta con poseer buenas habilidades sociales: hay que poseer, además, competencia social. Es decir: hay que saber cuándo y donde hay que poner en práctica las habilidades sociales que se poseen y dominan.
Tipos de habilidades sociales
Entre los tipos de habilidades sociales que puede poseer una persona podemos encontrar dos grandes grupos: las habilidades sociales básicas y las habilidades sociales complejas.
Habilidades sociales básicas
Las habilidades sociales básicas que debería dominar una persona para relacionarse de una manera fluida con las demás son:
- Escuchar. Esto es algo que no siempre se hace. Y es que, ya lo sabemos, no es lo mismo oír que escuchar. Atender a las palabras de la persona que está enfrente es fundamental para empatizar con ella y establecer una buena relación.
- Iniciar una conversación. No es algo tan sencillo como pueda parecer, sobre todo para las personas inseguras. Dominar esta habilidad social básica requiere una cierta soltura y hay que ejercitarse en ella.
- Formular una pregunta. Esta habilidad social básica nos permite mostrar nuestro interés por lo que la otra persona es o nos cuenta. El saber preguntar es uno de los pilares sobres los que se sustenta la asertividad, una de las habilidades sociales que, como veremos a continuación, forma parte del grupo de las habilidades sociales complejas.
- Dar las gracias. El saber dar las gracias es una muestra no sólo de civismo y respeto, es también una fantástica manera de reconocer al otro. No saber dar las gracias (y seguro que conoces a gente que no sabe hacerlo) implica carecer de una de las habilidades sociales básicas.
- Presentarse y presentar a otras personas.
Habilidades sociales complejas
Para desarrollar este segundo tipo de habilidades sociales hay que dominar las básicas. Las habilidades sociales complejas son las siguientes:
- Empatía e inteligencia emocional. A la inteligencia emocional dedicaremos uno de nuestros próximos artículos pues es una de las habilidades sociales que adquieren un rol fundamental en cualquier tipo de dinámica o circunstancia, también, lógicamente, en las que tengan que ver con el ritual de la seducción y el acto de ligar.
- Asertividad. A la asertividad ya dedicamos recientemente nuestro artículo “La importancia de la asertividad”. Te remitimos a él para que conozcas diferentes métodos para mejorar esta habilidad social que nos permite defendernos de un modo respetuoso, exponer nuestras necesidades, reclamar nuestros derechos y comunicar y escuchar. Lógicamente, sin dominar una habilidad social básica como es la de saber escuchar es imposible es una persona asertiva.
- Capacidad para analizar un problema, definirlo, negociar y evaluar con la otra parte su solución y, finalmente, alcanzar dicha solución.
- Pedir ayuda. No siempre resulta fácil dominar esta habilidad social. Asumir que ni lo sabemos todo ni somos capaces de poderlo todo no siempre es sencillo. Hay quienes, por orgullo o por no exponerse ante los demás como alguien que no puede resolver por sí solo todos sus problemas, evita o se niega a pedir ayuda, consiguiendo con ello, en la mayoría de los casos, que dichos problemas, en lugar se disminuir, se acrecienten.
- Convencer a los demás. No hay que confundir la acción de convencer a los demás con el hecho de manipularlos. Saber argumentar, conectar con los demás y hacerles ver que el acto que se les propone es, efectivamente, beneficioso para ellos es una de las habilidades sociales más difíciles de adquirir o ejercitar.
El dominio de estas habilidades sociales nos facilitará el acto de ligar. Hacer un análisis autocrítico de hasta qué punto dominamos o no una determinada habilidad social es el primer paso que hay que dar para potenciar dicha habilidad y, con ello, convertirnos en mejores seductores.