El ejemplo de Steve Urkel
El modelo de persistencia a la hora de intentar ligar tiene un nombre: Steve Urkel. Lo de Steve Urkel con Laura Winslow era insistencia berroqueña, incansable acoso y derribo, gota malaya que lentamente pretendía minar la resistencia de quien, una y otra vez, rechazaba las propuestas del afable y, al mismo tiempo, irritante Steve Urkel.
Steve y Laura, Urkel y Winslow, eran los protagonistas principales de Cosas de casa, una serie televisiva de la cadena norteamericana ABC que triunfó en la década de los 90. Fue allí, en uno de sus capítulos, cuando quien esto escribe escuchó por vez primera la expresión “miedo al fracaso”. Urkel la llamaba MAF y hablaba de ella a Carl Winslow, el padre de Laura. Carl era policía y, si la memoria no engaña, eludía presentarse a un examen de ascenso por temor a fracasar. Urkel le diagnosticaba el problema y, al mismo tiempo, le proponía un sistema para vencer al temible MAF. Él, al fin y al cabo, era un “superviviente del fracaso”. Mil veces había fracasado en su intento de conquistar a Laura pero no tenía miedo a fracasar una vez más. Y ésa era su fuerza.
El miedo al fracaso, por supuesto, no es un concepto que se inventara el excéntrico personaje televisivo de las gafas de pasta, las camisas de cuadros y los pantalones arremangados sujetos por tirantes. El miedo al fracaso es un concepto que figura en muchos manuales de psicología y que los coach utilizan a diario. De hecho, el miedo al fracaso, el temor a no alcanzar nuestras metas y a no convertir en realidad nuestros deseos, está catalogado como una fobia. Así, si de quien teme a las arañas se dice que padece aracnofobia, de quien teme al fracaso se dice que padece atiquifobia.
El miedo al fracaso impide emprender nuevas aventuras (personales, profesionales, etc.). El miedo al fracaso, por ejemplo, puede impedirnos abrir ese negocio con el que podríamos resolver de por vida nuestras necesidades monetarias. El miedo al fracaso puede, también, impedirnos presentarnos a ese examen de ascenso que nos permitiría mejorar nuestro estatus laboral. El miedo al fracaso puede agarrotar nuestras piernas cuando tenemos que lanzar un penalti. Y el miedo al fracaso puede, finalmente, impedirnos conquistar a esa mujer que tanto nos gusta.
El miedo al fracaso nos paraliza y, al hacerlo, disminuye nuestra calidad de vida e imposibilita la posibilidad de alcanzar esos objetivos que nos harían más felices. Si queremos ligar debemos despojarnos del miedo al fracaso. El miedo al fracaso es un lastre que no podemos permitirnos llevar a cuestas si queremos volar. Ahora bien, ¿cómo hacerlo? En este artículo vamos a intentar dar algunos consejos para vencer el miedo al fracaso.
Cómo reconocer el miedo al fracaso
Del mismo modo que el primer paso que hay que dar para vencer al alcoholismo es reconocer que se es alcohólico, el primer paso para vencer el miedo al fracaso es asumir la existencia de esa fobia. Para detectar si se padece o no el famoso MAF de Steve Urkel hay que fijarse en una serie de factores de nuestra personalidad:
- ¿Nos preocupamos en exceso por lo que los demás piensen de nosotros? Es decir: ¿padecemos una enfermiza necesidad de aprobación por parte de nuestros familiares o amigos?
- ¿Hasta qué punto los fracasos que hayamos experimentado en el pasado lastran nuestras decisiones actuales? Pensar que porque una vez fallamos vamos a fallar siempre es una de las características más significativas del miedo al fracaso. ¿Vamos a dejar de lanzar penaltis porque una vez fallamos uno? ¿Vamos a perder la ocasión de pasar a la Historia por marcar el penalti decisivo en una tanda de penaltis porque una vez lanzamos el balón al palo?
- ¿Relacionamos nuestras posibilidades de éxito con nuestro grado de inteligencia o con la imagen que tenemos de nuestra propia inteligencia? Acusar de nuestro fracaso a nuestra inteligencia es tan injusto como atribuir a la misma todo el mérito de nuestros éxitos. Factores externos a ella influyen sobre los resultados de una misma acción o de un mismo esfuerzo.
- ¿Tendemos a un perfeccionismo extremo? El perfeccionismo extremo puede ser una forma de comportamiento que identifica a quien, en el fondo, actúa así porque siempre está pensando que algo puede salir mal.
Consejos para vencer el miedo al fracaso
Una vez analizados todos estos aspectos podemos determinar si padecemos o no miedo al fracaso. En caso de que sea así, ¿qué podemos hacer para vencerlo?
En primer lugar, no debemos entender el fracaso como lo contrario del éxito, aunque los diccionarios recojan ambos conceptos como antónimos. Para fracasar hay que: trazar un plan, emprender una acción, desarrollar una tarea, buscar tiempo para conseguir ese objetivo… El no alcanzar dicho objetivo no debe entenderse como una catástrofe. Todo ese proceso descrito habrá servido como aprendizaje. O sea: si vas a ligar y no lo consigues no te quedes lamiéndote las heridas ni te siestas frustrado más allá de lo que exige la simple y momentánea contrariedad. Extrae las enseñanzas que puedas de dicha experiencia e intenta aplicarlas en el futuro. Así, el fracaso se habrá convertido en aprendizaje y… ¿quién tiene miedo a aprender?
En segundo lugar, si quieres vencer al miedo al fracaso debes borrar de tu cabeza la obsesión del todo o nada. Conseguir el 70% de lo que se pretende no es fracasar. De hecho, ya es conseguir algo. Hay que fijarse metas de progreso y no metas polares. Considerar que la felicidad sólo puede venir de la consecución de una meta polar es avanzar con los ojos cerrados hacia la frustración.
En tercer lugar, para vencer el miedo al fracaso hay que levantar una barrera infranqueable entre el “ser” y el “estar”. El gran poeta Mario Benedetti escribió un magnífico poema precisamente titulado así, “Ser y estar”. En ese poema, Benedetti señalaba certeramente cómo en la lengua inglesa el ser y el estar se funden en el to be, y, desde su mentalidad hispanohablante, ponía algunos ejemplos que demostraban que no es lo mismo ser que estar. De la misma manera que uno no “está” culé o merengue, uno no “es” gordo. Saber diferenciar los dos verbos y su uso y saber que los éxitos y los fracasos no nos definen como personas nos debe servir para relativizar tanto a los primeros como a los segundos. Lo que tradicionalmente entendemos como fracaso debe, pues, relativizarse. Si lo hacemos, daremos un paso importante a la hora de vencer el miedo al fracaso.
Finalmente, para vencer a ese demonio paralizante y castrador que es el miedo al fracaso hay que seguir otros consejos de los que ya hemos hablado en otros artículos de este blog:
- Toma conciencia clara de tus capacidades y tus carencias.
- Mantén una actitud positiva y optimista. A ello puede contribuir el seguimiento de una serie de técnicas de relajación que te permitan vencer al estrés. La práctica rutinaria de deporte ayuda también a ello.
No lo dudes: siguiendo todos estos consejos te resultará más sencillo vencer el miedo al fracaso. Conseguido, habrás eliminado una barrera que puede separarte del éxito a la hora de ligar.