El novio bisagra
Uno de los riesgos que corre todo aprendiz de seductor es el de caer en una relación en la que su papel se reduzca a ejercer de lo que se conoce como “novio bisagra”. ¿Qué es el novio bisagra? El novio bisagra es el clavo que saca otro clavo, la mora que limpia la mancha de otra mora, la pareja que una mujer abandonada busca para, en cierto modo, paliar los desastres emocionales provocados por la marcha de su ex.
Convertirse en novio bisagra, pues, implica convertirse en una especie de antídoto, ese algo “nada serio” que la mujer abandonada puede utilizar, de manera inconsciente o no, para intentar acelerar el siempre necesario proceso de olvido o, en algunos casos, para intentar provocar y aguijonear los celos de ese ex al que todavía se quiere y del que se desea un regreso cargado de arrepentimientos y solicitudes de perdón.
El novio bisagra es, también, una especie de lenitivo que la mujer utiliza para aliviar su dolor; un calmante, la pomada que debería mitigar la escocedura que ha provocado la marcha de la antigua pareja, el bálsamo que atenúa la sensación de fracaso, el pegamento para encolar los fragmentos de una autoestima rota… La mujer a la que han abandonado puede sentirse con la autoestima hecha pedazos y el conseguir un “novio” cuanto antes puede servirle para recuperar en parte la autoestima lesionada.
¿Cómo debes sentirte si, después de todos los esfuerzos empleados en conquistar a una mujer y después de haber sido bendecido con su sí, descubres que tú, para ella, eres poco más que la tirita que nos ponemos para cubrir un rasguño o los puntos de sutura con los que cosemos los dos lados de una herida? La respuesta a esta pregunta dependerá de tu personalidad y de la intensidad de los sentimientos que experimentes hacia esa mujer a la que has tenido la suerte de conquistar. Si tienes una cierta experiencia como seductor, tendrás la oportunidad de disfrutar de una gran aventura; si, por el contrario, estás muy enamorado de ella y ésta es una de tus primeras relaciones, sufrirás. Y mucho.
Pistas para saber si se es novio bisagra
¿Cómo puedes darte cuenta de si eres o no un novio bisagra? Fijando tu atención en una serie de detalles y pistas. Esas pistas son las siguientes:
- Que ella, habiendo pasado ya cierto tiempo juntos y habiendo disfrutado de relaciones sexuales, evite en todo momento referirse a ti como “mi novio”.
- Que, tras varios meses de relaciones, siga con la cantinela ésa de “no quiero nada serio”.
- Que se empeñe, una y otra vez, en seguir hablando de su exnovio.
- Que no te presente a gente de su círculo más íntimo. Si no te presenta a sus padres ponte en guardia. Si se lo propones, seguramente buscará excusas para evitar dicha posibilidad.
- Que le cueste excitarse sexualmente. La falta de excitación sexual o de ganas de practicar sexo es algo que no se explica al principio de las relaciones. En cierto modo, esa falta de excitación puede ser efecto secundario de un cierto sentimiento de culpabilidad.
- Que siga quedando con su ex, sobre todo si lo hace de manera regular. Dos ex pueden ser amigos, claro, pero no es normal que se sigan viendo de manera regular. Eso no ayuda a pasar página.
- Que cueste encontrar un hueco para verse.
¿Cómo debe portarse un novio bisagra?
Atendiendo a todo esto, quien se sienta un novio bisagra debe tomar una decisión: ¿merece la pena seguir sufriendo teniendo en cuenta que es prácticamente improbable que vayamos a ser para esa mujer algo más que un novio bisagra? Nuestra respuesta es clara y directa: NO. Las relaciones de pareja son para gozar, no para sufrir. La palabra sufrimiento debería desterrarse del territorio en que se desarrollan las relaciones de pareja. Asumiendo eso, quien se haya visto condenado a convertirse en un novio bisagra puede hacer dos cosas: romper la relación o adaptarse a ella de un modo que le permita obtener los mayores beneficios de la misma. Y es que el ser novio bisagra también tiene sus ventajas.
El aprendiz de seductor se preguntará si existen beneficios en el hecho de ser considerado un novio bisagra. La respuesta es sí. El primer aspecto positivo que tiene el ser un novio bisagra es el siguiente: un novio bisagra no tiene nada que perder y, por tanto, lo tiene todo a ganar. Eso… ¿qué implica? Que se pueden experimentar tácticas de conquista que, de otro modo, quizás no podrían experimentarse. Por ejemplo: el novio bisagra puede aprovechar la coyuntura para tratar de imponer, por ejemplo, los horarios en las citas. El novio bisagra que haya asumido su condición y quiera hacer valer los privilegios de la misma puede decidir cuándo se cita la pareja o cuando no. Después de todo, la mujer conquistada necesita para algo al novio bisagra. Si no lo necesitara, aunque sólo fuera para cumplir una función psicológicamente lenitiva, la mujer dejaría al novio bisagra. Quizás no lo quiera como quería al ex, a ese ex cuyo recuerdo sigue revoloteando sobre sus emociones, pero lo necesita. Por eso no lo va a dejar escapar así como así. Por eso se plegará a ciertas imposiciones de ese novio bisagra que, en la cama, y aprovechando esa circunstancia de no tener nada que perder, podrá arriesgar un poquito más, podrá ir o, al menos, intentar ir un poquito más allá (siempre, claro, respetando el irrenunciable e inquebrantable principio del consentimiento). Si uno se sabe novio bisagra… ¿para qué tener miedo, por ejemplo, de la reacción de la pareja si se le propone, vamos a suponer, una sesión de sexo anal o una práctica BDSM o cualquier tipo de juego de rol sexual que pueda imaginarse? Imagina que dice que sí. ¿Y si dice que no? Pues entonces podrás decirle lo que ella ya sabe: que tú y ella no podéis ser novios. Las cartas, entonces, estarán sobre la mesa. Y ella sabrá que no podrá utilizarte por mucho tiempo como lenitivo de sus penas.