Un objetivo nada fácil
Es fácil sufrir un traspiés a la hora de ligar. Es fácil, sumamente fácil, meter la pata en algún momento, hacer o decir algo que más que ayudar a conseguir el objetivo perseguido, dificulta su alcance. Eso (a no ser que el error cometido sea de dimensiones catastróficas) no debe hacernos desistir de la ilusión de alcanzar ese objetivo. Eso sí: para volver a tener posibilidades de alcanzarlo hay que enmendar el error cometido y eso, en muchas ocasiones, pasa por tener que pedir perdón, algo que, para qué vamos a engañarnos, no siempre resulta fácil.
Pedir disculpas no es fácil. Reconocer el propio error no es fácil. El ego personal tiene un peso, qué duda cabe, y en muchas ocasiones ese peso impide dar ese paso que nos permite enmendar el error cometido. Ejercitarse en el arte de saber pedir perdón es una tarea que quien más quien menos debería realizar con relativa frecuencia. Para ello, es preciso poner en solfa la imagen que tenemos de nosotros mismos. Decimos con mucha seguridad que “nadie es perfecto” sin caer en la cuenta al decirlo que nadie es nadie, o sea: que tampoco nosotros lo somos. En ese sentido, debemos desidealizar la imagen que tenemos de nosotros mismos, bajarla del pedestal en la que pueda estar colocada y colocarla al nivel que le corresponda. Al hacerlo, sin embargo, deberemos evitar la autoflagelación excesiva o, lo que vendría a ser lo mismo, el caer en el extremo contrario al exceso de ego: la falta de autoestima.
Somos seres humanos y, como tales, imperfectos. Eso es lo que debemos interiorizar para saber pedir perdón. Para ello, pues, hay que aceptar que cometemos errores y saber identificarlos. No se puede saber pedir perdón sin adquirir previamente la conciencia de haber cometido un error. Una vez aceptado esto, debemos entrenar el ejercicio de un concepto del que ya hemos hablado en más de una ocasión en nuestros artículos: el de la empatía. Para saber pedir perdón, hay que ponerse emocional y cognitivamente en el lugar de la otra persona. Sólo así, poniéndonos en su lugar y empatizando con ella, saliendo, en definitiva, de nuestro ego, podremos detectar cuándo y con cuánta intensidad hemos molestado a esa persona a la que deberemos pedir perdón.
Pasos para pedir perdón
Asumido lo indicado en los párrafos preferentes, ¿cómo pedir perdón? Son muchos y muy variados los psicólogos que han elaborado algún tipo de decálogo o algún listado de consejos y recomendaciones para saber pedir perdón. En este artículo queremos recoger los consejos para saber pedir perdón dados por Roy Lewicki, profesor emérito en gestión de recursos humanos del Colegio Fisher de Negocios de la Universidad Estatal de Ohio, y por Harriet Lerner, psicóloga clínica y autora de un sinfín de libros de divulgación sobre temas relacionados de un modo más o menos directo con su especialidad, la terapia familiar.
Harriet Lerner ha dado una serie de consejos para saber pedir perdón. Esos consejos son:
- Las disculpas no deben ser largas ni farragosas, sino directas y breves.
- No hables de ti ni expreses tus sentimientos al pedir perdón. Los sentimientos que importan son los de la persona a la que se ha ofendido.
- Al pedir perdón, no pidas explícitamente que te perdonen. Pide más bien que te digan cómo puedes reparar el daño que has causado.
- La solicitud de disculpas debe ser sincera. A estos nos referíamos anteriormente cuando hablábamos de la empatía. Sin esa empatía ni esa sinceridad, el pedir perdón no servirá de nada y el error no podrá ser corregido.
- Promete que no volverás a cometer el mismo error, que no volverá a ocurrir.
- En caso alguno introduzcas un “pero” en tu disculpa ni tampoco un “si”. Es decir: frases como “lo siento pero no tenía opción” o “lo siento si te ha molestado” restan credibilidad a la petición de perdón. El utilizar dichas frases hace que el acto de pedir perdón parezca insincero.
- Echa mano de las normas básicas del lenguaje y la comunicación no verbal y muestra tus manos al pedir perdón, ya que el mostrar las manos se interpreta siempre como un gesto de sinceridad y franqueza.
- Plantéate la posibilidad de llevar un regalo. El hecho de llevar un regalo puede servir para reflejar interés y arrepentimiento.
Junto a los consejos dados por Harriet Lerner para saber pedir perdón queremos destacar los expuestos por Roy Lewicki, que dirigió un equipo de investigación del Colegio Fisher de Negocios de la Universidad Estatal de Ohio y que recogió dichos consejos en un estudio publicado por la revista especializada Negotiation and Conflict Management Research. Los consejos de Lewicki son los siguientes:
- El sentimiento de culpa debe ser sincero y hay que asumir que el expresar dicho sentimiento no es un síntoma de debilidad.
- Explicar a la persona a la que se quiere pedir perdón lo que se considera que estuvo mal hecho y explicarlo, además, mirando a esa persona a los ojos.
- Entonar el mea culpa, es decir, reconocer la responsabilidad en el error cometido.
- Expresar el arrepentimiento.
- Realizar una oferta de reparación.
- Pronunciar la palabra perdón.
Como puede verse, los métodos propuestos por Lerner y Lewicki tienen algunos puntos en común y otros en los que parecen diferir. Meditar sobre cuál de ellos puede resultar más efectivo a la hora de ponerlos en práctica puede ser una buena manera de ejercitarse en el arte de pedir perdón, algo que puede servirnos para corregir algún error no demasiado grave que hayamos podido cometer al intentar seducir a una persona.