Una conversación encallada
Un silencio puede retumbar en medio de una conversación mucho más que un vocerío. Y puede resultar igual de molesto. O más. En una conversación, y más si esa conversación es una conversación que encierra en sus entrañas una finalidad seductora, un silencio es una traba a vencer, un hueco que hay que rellenar, un socavón que hay que esquivar para que no acabemos rompiéndole el fémur a nuestra voluntad ligona.
Hay ocasiones, en las primeras citas, en las que el dragón de los silencios incómodos se planta en mitad de la conversación y amenaza con calcinarla con su aliento de fuego. Ese instante instala en la persona con pretensiones seductoras un pánico atroz a no saber qué decir y a quedarse absolutamente en blanco. En ese momento, la persona empieza a luchar contra sí misma, buscando en su interior algo que decir y que, al mismo tiempo, pueda ser interesante para la persona que escucha.
Los silencios incómodos son perversos en el sentido de que introducen en el ánimo de quien los padece una duda. Esa duda se suele plantear con una pregunta semejante a ésta: ¿ese silencio incómodo que se instala entre dos personas significa que esas dos personas no tienen nada en común? O esta otra: ¿el silencio incómodo es la señal para evitar las intenciones de ligar con esa mujer? Definitivamente, no. Ese silencio incómodo sólo da fe de una cosa: de que dos personas se han acabado de conocer y, por el momento, no han desarrollado entre sí intereses comunes.
Rellenando silencios incómodos
Indudablemente, el silencio incómodo tiene unos límites. Que se prolongue más allá de esos límites debe evitarse a toda costa. Si lo hiciera, entonces sí, una y otra persona deberían plantearse (sobre todo la persona que ha iniciado el acercamiento con obvias intenciones), poner fin al encuentro y al proceso, ciertamente fallido, de seducción. Antes de llegar a esos límites, pues, hay que actuar, ¿pero de qué manera? ¿Qué puede hacerse para evitar que los silencios incómodos acaben arruinando una conversación y, con ella, una oportunidad para ligar?
Como se ha dicho, ese silencio es fruto del hecho de que el hombre y la mujer que se acaban de conocer no han desarrollado intereses o aspectos mutuos. Desarrollar esos aspectos o esos puntos de contacto mutuos es fundamental para que el proceso de seducción resulte exitoso. Para ello hay que preguntar (sin resultar demasiado entrometido ni descarado) sobre los gustos de la persona a seducir y sobre aquellas cosas que resulten menos de su agrado.
La persona que quiera seducir a otra debe presta atención a todo lo que esa persona pueda comunicar de una manera clara o a los indicios que pueda dar sobre sus gustos. Si ella habla de un equipo, un deporte, un programa de televisión, etc., el seductor debe conseguir que la conversación gire sobre ese punto. Si se hablan de esos temas que a ella le interesan, será mucho más sencillo evitar esos silencios incómodos y amenazadores.
Algunos de los temas sobre los que se podría establecer una conversación serían los siguientes:
- ¿A qué universidad, instituto o escuela fue?
- ¿Cuáles son sus películas favoritas?
- ¿Cuál es su bebida favorita?
- ¿Cuál es su comida favorita?
- Su vida familiar. Que hable de sus padres y hermanos o hermanas, de sus relaciones con ellos, de sus juegos de infancia, de sus hijos (si los tuviera)…
- Sus planes de futuro.
- Su música favorita.
Si fallan todos estos temas, también puedes preguntarle por su ropa, sus zapatos, sus complementos, etc., dejando claro, por supuesto, que te encantan, y demostrarlo preguntando, por ejemplo, dónde los ha conseguido.
Hay muchos más temas que pueden ser tratados. Seguramente encontrarás alguno si te encuentras en la tesitura de intentar ligar con alguien y observas cómo lo silencios incómodos amenazan con hacerse presentes en una conversación todavía incipiente.
Lo importante es mantener durante todo el encuentro una conversación más o menos fluida y, al mismo tiempo, evitar convertirte en un dominante demasiado controlador de la conversación o parecer demasiado obsesionado con algunos aspectos determinados de su vida o sus gustos.
Por otro lado, piensa que para ella, también, la situación que estéis viviendo puede ser una situación incómoda que le haga sentirse nerviosa. Eso puede cortocircuitar la conversación, por lo que es importante que te muestres confiado. Tu confianza le servirá para sentirse relajada y un poco más cómoda. Si conseguís relajaros, podréis, sin duda, pasar un buen rato. El ligar o no, que el proceso de seducción cuaje, depende, finalmente, de muchos factores. Que la conversación fluya sin estar trufada de silencios incómodos es, dentro de todos esos factores, uno de especial relevancia.