La rutina es la gran enemiga de las relaciones de pareja. Es como una carcoma que la va royendo poco a poco hasta dejarla convertida en serrín. Acabar con ella debe ser una prioridad y un objetivo para quien esté emparejado.
¿Quiere esto decir que la aparición de la rutina en la relación de pareja es una anomalía? No. Al revés. Es lo más normal del mundo. Los ciclos enamoramiento-desenamoramiento existen y están íntimamente relacionados con el aburrimiento.
Uno de los mayores efectos que produce ese tedio prolongado es el del distanciamiento emocional entre los dos miembros de la pareja. O sea: el de sentirse solo pese a tener a alguien al lado. Esto, claro, es letal para la pareja. De hecho, son muchas las que sucumben a ese proceso.
En este artículo vamos a ver cuáles son los síntomas que permiten reconocer el hecho de que la rutina se esté imponiendo y, una vez realizado el repaso de dichos síntomas, vamos a darte unos consejos básicos para que sepas superar una situación de ese tipo y también para que tengas a mano un breve listado con unas cuantas cosas para hacer en pareja y salir de la rutina.
Síntomas de la rutina en la relación de pareja
Los síntomas más comunes que nos sirven para detectar hasta qué punto se ha infiltrado la rutina en la vida de pareja son los siguientes:
- Falta de espontaneidad. Llega un momento en el que, dejándonos arrastrar por el día a día, funcionamos como robots y nos comportamos como si lo tuviéramos todo muy estructurado y organizado.
- Falta de comunicación. Nos dejamos arrastrrs por la convicción de que el otro ya nos intuye y al otro ya lo conocemos. Gran error. Siempre somos desconocidos para los demás y los demás, aunque convivan con nosotros a diario, también lo son para nosotros. Por eso no hay que dar nada por supuesto y hay que abrir todos los canales de comunicación posibles. Y, sobre todo, hay que saber escuchar.
- Falta de un proyecto común. Si los intereses de ambos miembros no confluyen… malo. La falta de un proyecto compartido va alejando progresivamente a las personas. Muchas parejas encuentran ese proyecto al tener descendencia, lo que no quiere decir que eso sea siempre una buena solución. En ocasiones, como suele decirse, es peor el remedio que la enfermedad.
- Falta de tiempo compartido. Es cierto que cada persona necesita un espacio personal fuera de la relación sentimental. Ese espacio, a cuya esfera pertenecen los amigos, la familia, las aficiones, etc., es vital para airear la relación e impedir que el aire se vicie dentro de ella. Esto no quiere decir que no sea imprescindible un tiempo compartido. No es sano para la relación estar todo el día haciendo cosas fuera de ella.
Finalmente, hay un síntoma que señala muy a las claras que la rutina ha empezado a hacer mella en la relación de pareja. Dicho síntoma está relacionado íntimamente con la sexualidad. Que alguna de las partes implicadas (o las dos) empiecen a concebir el sexo como algo aburrido es definitivo. Cuando eso sucede es porque la rutina marca ya el día a día de la relación.
¿De qué hablamos cuando hablamos de sexo aburrido? De relaciones carnales que tienen lugar siempre el mismo día de la semana (de ahí lo del famoso “sábado, sabadete…”), aproximadamente a la misma hora y siempre de la misma manera, sin innovar y sin aventurarse por el camino de nuevas posturas o de nuevas prácticas.
Determinados los síntomas, vamos a ver qué podemos hacer para romper la rutina y para insuflar nuevos aires a la vida en común.
¿Cómo romper la rutina en la pareja?
Localizado el problema y analizados los síntomas, ¿qué hay que hacer para acabar con el aburrimiento y la rutina?
Son varias las estrategias que pueden emprenderse. Hacer cosas juntos y que gusten a los dos es una de ellas. Crear un espacio común para comunicarse a diario sería otra de ellas. Creando ese espacio y aumentando la comunicación entre las dos partes, cada una de ellas podrá expresar sus sentimientos, algo que resulta muy necesario y beneficioso.
Un factor importante es el del aspecto físico. En demasiadas ocasiones la vida en pareja lleva a una de las partes (si no a las dos) a descuidarse físicamente. Ya no nos afeitamos a diario, no cuidamos nuestra alimentación y empezamos a engordar, ya no nos arreglamos como antes… ¿El resultado? Perdemos atractivo físico. Y eso, no nos engañemos, tarde o temprano acaba por dañar a la relación.
El amor y el cariño son conceptos muy bonitos, pero somos animales y, como tales, somos presos en buena medida de la atracción física. La atracción física engrasa la maquinaria del deseo y éste es uno de los mejores motores para hacer avanzar una relación. No en vano, el deseo conduce al sexo y hace que éste deje de ser inmediatamente aburrido.
El de romper las rutinas sexuales sería, pues, el último consejo a tener en cuenta a la hora de insuflar nueva vitalidad y energía a una relación sentimental. Que no falten los orgasmos en ésta es la mejor manera de que funcione y para ello os vamos a dar en el siguiente apartado una serie de consejos que servirán, sin duda, para acabar con la rutina sexual.
Consejos para acabar con la rutina sexual en la pareja
Acabar con la rutina sexual y, así, dotar de nueva energía a la pareja puede resultar muy sencillo. Puede bastar, por ejemplo, con cambiar de lugar en el que mantener relaciones sexuales.
El dormitorio es un lugar maravilloso para hacer el amor, pero puedes cambiar de escenario para no entrar en una rutina. Buscar un lugar de la casa en el que no se haya hecho antes investirá a ese lugar de un aura especial. Cada vez que se pase por él vendrá a la memoria el momento íntimo de sexo que tuvo lugar allí.
Ya sea en un pasillo, en el cuarto de la lavadora, encima de la mesa de la cocina, en el cuarto de baño… Ese lugar será especial y traerá un recuerdo muy especial.
Otra idea que puede servir para dar un nuevo aliento a una relación consiste en experimentar con el orgasmo masculino. ¿Qué queremos decir con eso? Que incluso el acto mismo o la forma de la eyaculación puede convertirse en una rutina.
Imagina un hombre que siempre eyacule en el interior de la vagina de su chica o, en su caso, en el interior del condón que utilicen para practicar sexo. ¿No sentirá este hombre una atracción especial por correrse, por ejemplo, en los pechos de su pareja, en su rostro, sus pies, su vientre, su espalda, sus nalgas, su boca o cualquier otra parte de su anatomía? Bastará con dejar que el hombre se deje ir en otra parte corporal a la habitual para convertir el acto sexual en algo diferente y, por tanto, novedoso.
Felaciones y caricias
Como hemos visto en el apartado anterior en el caso de la eyaculación, en ocasiones no hay nada mejor como introducir variaciones en un acto repetido mil veces para que este acto se convierta en “otra cosa”.
A quienes no hayan practicado nunca sexo oral en sus dos variantes básicas (felación y cunnilingus) y sientan que su vida sexual es rutinaria, les diremos que ya es hora de que empiecen a practicarlo. Se están perdiendo un sinfín de placenteras sensaciones tanto si actúan como elemento pasivo como si lo hacen como activo.
Si, por el contrario, hablamos de una pareja que sí practica sexo oral, formando éste parte de sus rutinas sexuales… ¿por qué no introducir en la práctica del mismo alguna variación?
En ocasiones basta con utilizar un labial con efecto frío o calor para convertir la felación o el cunnilingus en algo diferente. También bastaría, por ejemplo, con practicar sexo oral delante de un espejo. ¿Qué hombre no se excitaría al ver reflejado en el espejo a su chica con su pene en la boca y ejecutándole una soberbia mamada? Creemos sinceramente que ninguno.
Finalmente, vamos a dar un último consejo para recuperar el entusiasmo de los inicios de la relación y alejar el fantasma de la rutina. Nuestro consejo puede parecer demasiado sencillo para resultar efectivo, pero muchas veces las cosas más simples son las que mejor resultado dan.
En los orígenes de la vida de pareja, pocos actos gustan e ilusionan más que el de ir descubriendo poco a poco el cuerpo de la persona amada. Recuperar esos tiempos y el entusiasmo de los primeros días es siempre una buena idea.
¿Cómo puede hacerse eso? Creando de entrada un ambiente que invite a la sensualidad. Se puede, por ejemplo, bajar la intensidad de la luz. Se pueden usar velas de olor. Se pueden quemar varitas de incienso. Se puede poner música relajante. Todo ello en el dormitorio. Después, bastará con desnudarse y con ir recorriendo sin prisas el cuerpo desnudo de la persona amada para retornar a aquellos tiempos en los que la rutina era una palabra desconocida.