En brazos de la mujer madura
No las inventaron Demi Moore y Ashton Kutcher ni Madonna y Timor Steffens. Las relaciones entre mujeres maduras y hombres jóvenes han existido siempre. Que nuestra sociedad haya sido una sociedad fundamentalmente patriarcal y machista y, por tanto, haya visto con mejores ojos las relaciones mantenidas entre hombres maduros (o, directamente, ancianos) y jovencitas que la que mujeres maduras han mantenido con jóvenes no quiere decir que éstas últimas no hayan existido. El genial pintor Salvador Dalí, por ejemplo, encontró a su musa particular en Gala, la inmortal Gala, la enigmática Gala, una mujer diez años mayor que él que se convirtió en la protagonista absoluta de algunos de los lienzos más famosos del genio del Ampurdán. Y Ana Obregón, sin ir más lejos, encontró en el esbelto Darek, un hombre que era alrededor de tres décadas más joven que ella, al piloto ideal para pilotar el Ferrari que, según la actriz, presentadora y bióloga, era su cuerpo.
Más ejemplos que demuestran que la relación entre hombres jóvenes y mujeres maduras no es tan extraña como en principio (y por contaminación cultural) podría parecernos son los que se nos muestran desde diferentes obras de arte. Stephen Vizinczey, por ejemplo, un afamado escritor húngaro, escribió una famosa novela con apariencia de memorias (En brazos de la mujer madura) en las que narraba sus presuntas relaciones sentimentales con mujeres mucho mayores que él. Y no hace falta que recordemos la excelente película que es El graduado. Basada en una novela de Charles Webb, esta película de Mike Nichols, protagonizada por Dustin Hoffman y Anne Bancroft, El graduado trata sobre la pasión que una mujer madura y casada (la Sra. Robinson) siente por un joven graduado que está enamorado de su hija.
Si citamos todos estos ejemplos es simplemente para hacer ver a todos aquéllos que se sienten atraídos por las mujeres maduras o que quieren conquistar a una mujer madura que no deben sentirse “bichos raros”. Son más de los que ellos mismo pueden creer. O somos. Y estamos de suerte. Las mujeres a los que les gustan los jóvenes no son tampoco pocas. De hecho, son tantas que hasta se ha acuñado un término para nombrarlas. Ese término es del de cougar. Cuando hablamos de cougars estamos hablando de mujeres que se caracterizan, según se apunta en algún lugar, por ser atractivas, por sentirse poderosas dentro de la relación, por considerar que los jóvenes son más atentos para satisfacerlos en la cama y, sobre todo, más inocentes. Es decir: que pueden ser moldeados más fácilmente para, así, poder obtener de ellos lo que se espera, que no es, ni más ni menos, que mayor satisfacción física y emocional.
Si te gustan las mujeres maduras, plantéate batallar en el terreno de las cougars, echar ahí el anzuelo. Hay ambientes en los que las cougars se mueven e, incluso, páginas web en las que cougars y “hombres jóvenes y dinámicos” pueden encontrarse. Una de ellas es www.cougars.es. Si eres un apasionado amante de las mujeres maduras ahí puedes encontrar mujeres que no van a esgrimir el argumento de la diferencia de edad para rechazarte. Eso no quiere decir, lógicamente, que por el mero hecho de ser cougar una mujer va a aceptar a cualquier jovenzuelo que se cruce en el camino. A la mujer cougar hay que conquistarla como se conquista a cualquier otra mujer: teniendo en cuenta determinadas circunstancias y actuando de una determinada manera. Es decir, elaborando una mínima estrategia. Por eso es importante que tengas en cuenta algunos consejos que pueden servirte para conquistar a una mujer madura.
Consejos para ligar con una mujer madura
Si quieres conquistar a una mujer madura debes mostrarte seguro de ti mismo. Esa seguridad que muestres en ti mismo no debe confundirse nunca con la arrogancia. La arrogancia siempre provoca rechazo y en el caso de la mujer madura el rechazo puede ser más significativo y virulento que en una mujer joven. La mujer madura rechaza la soberbia del hombre joven y cuando la ve aparecer busca la mejor manera de castigarla. Y el peor castigo que puede sufrir un amante, no lo olvides nunca, es el de ser cambiado por otro.
Del mismo modo que no tolera la arrogancia y la soberbia, la mujer madura acostumbra, por regla general, a rechazar la dependencia. Lógicamente, rechaza la suya; pero también rechaza la de su pareja. Si quieres conquistar a una mujer madura no te muestres demasiado necesitado de afecto y atención. Una cosa es estar pendiente de ella y otra ser dependiente. Que ella no lleve siempre la iniciativa, ni en la cama ni a la hora de salir a tomar una copa, cenar, etc. A ella le puede hacer gracia sentirse una cicerone de la vida, pero seguro que no quiere serlo a tiempo completo. Sorpréndela de vez en cuando llevándola a algún sitio que ella no conozca o proponiéndole una actividad que ella no haya hecho nunca y que la motive y la haga sentir viva. A ella le gustará ver que tienes una marcada personalidad y que te gusta hacerla aflorar.
A la hora de conquistar a una mujer madura y de vivir con ella una relación erótico-sentimental debes tener siempre presente algo si no deseas sufrir en demasía: no hagas planes de futuro. Muy probablemente, la mujer madura lleva a sus espaldas una mochila de experiencias que le hace relativizar el concepto de “amor eterno” o “amor para toda la vida”. Si conquistas a una mujer madura, limítate a disfrutar del presente. Eso no quiere decir que no tenga por qué no existir futuro, pero eso sólo podrá decidirlo el día a día.
Si quieres conquistar a una mujer madura debes ofrecerle algo que a ella, por ley de vida, no le sobre. Energía, por ejemplo. Haz que se sienta joven. Que tu energía la impregne y se contagie. Si ella es más enérgica que tú, si tiene más ganas de hacer cosas, se cansará de ti. ¿Para qué quiere una mujer madura que ha tomado conciencia de la fugacidad del tiempo la compañía de alguien que se empeña en malgastarlo quedándose tumbado en el sofá, convertido en un “hombre cojín”?
Ten siempre presente también que conquistar a una mujer madura no significa convertirse en su mantenido. Lo habitual será que ella disponga de mayor poder adquisitivo que tú, pero eso no quiere decir que deba pagarlo todo. Si lo hace, ella no te verá como una pareja, sino como un gigoló, y tú perderás todo tu encanto para ella. O sea: que insistas a la hora de pagar.
El último consejo que queremos darte si quieres conquistar a una mujer madura se resume en una expresión: ponte las pilas sexualmente. En la mayor parte de los casos, si una mujer madura busca la compañía de un hombre joven es, ni más ni menos, por la vitalidad sexual de ese joven. Aprende pues las técnicas necesarias para dar placer a esa mujer y aprende a controlar tu eyaculación. Y que nada te sorprenda. La mujer alcanza su plenitud sexual pasados los 40. A esa edad, una mujer con la mínima experiencia sexual ya sabe lo que quiere, lo que le gusta y cómo quiere que se lo hagan. Si eres capaz de darle eso, tienen mucho ganado a la hora de conquistar a una mujer madura. Ésta, alcanzada esa edad, tiene menos prejuicios y está más abierta a la posibilidad de experimentar. Por eso debes estar preparado para hacerlo. Si no es así, no te metas en la cama de una mujer madura. Estás advertido.