El hombre galante vale por dos
No creas a quien te diga que eso de quedar como un caballero está pasado de moda. Nunca estará de más quedar como un hombre galante ante una mujer. Ellas lo aprecian. Si puedes aparecer ante sus ojos como un caballero tendrás mucho ganado. Piensa que, en un momento u otro de su vida, toda mujer se ha encontrado con un bruto que, sin finura alguna, la ha insultado o la ha hecho sentir como si fuera una basura. Por eso siempre resulta refrescante para una mujer que un hombre la trate como un caballero. Esto no quiere decir que el hombre deba actuar como un petimetre del siglo pasado ni que deba ir vestido con un sombrero de copa ni pasear acompañado de un bastón. Es decir: la caballerosidad debe ser algo que emane del comportamiento, nunca de la manera de vestir.
Asumiendo esto, hay una pregunta fundamental que hacernos: ¿qué es un caballero? O, mejor aún: ¿cómo actúa un hombre galante? Seguramente todos tenemos una idea preconcebida sobre ello. En esa idea preconcebida que cada uno de nosotros puede tener formada hay un elemento que, con toda seguridad, no falta: el hombre galante es un buen tipo que nunca insulta a la mujer con la que está, que presta atención a sus necesidades y que siempre hace que ella se sienta cómoda.
El hombre galante es una especie de buen anfitrión con excelentes modales, alguien que está pendiente de que a la mujer que le acompaña no le falte nada para sentirse a gusto.
Manual del perfecto caballero
Algunos de los detalles que podrían singularizar a un caballero como tal serían algunos de los siguientes:
- El caballero es puntual: nunca llega tarde, nunca hace esperar.
- El hombre galante no debe ir vestido de etiqueta, pero sí debe mostrar un aspecto cuidadoso y aseado. El ir perfumado es algo que debe identificar al caballero.
- El hombre galante abre la puerta a una mujer para que ella pase primero y le cede el asiento en el metro o en el autobús.
- El perfecto caballero siempre paga las bebidas y la cena.
- El caballero nunca insulta ni falta al respeto a la persona que está con él ni habla mal de la mujer que un día fue su pareja.
- Si es rechazado, el hombre galante lo encaja sin cambiar el semblante y se aleja con la cabeza alta.
- El caballero no pierde la calma. Tampoco si le rechazan la tarjeta a la hora de pagar. Debe encajar este contratiempo con una sonrisa y busca una salida airosa para pagar.
- El hombre galante no debe querer aparentar lo que no es ni debe intentar presumir de aquello de lo que carece. No es necesario haber visto todas las películas ni haber leído todos los libros. Tampoco es necesario haber viajado a las más importantes capitales europeas ni haber paseado por Manhattan.
- El caballero sabe cómo quedar bien en cada situación y, en las discusiones o conversaciones, no debe dejar traslucir las ansias por imponer su opinión.
- El caballero no puede dejar que las pequeñeces o las deficiencias de otras personas acaben afectando a su propio comportamiento.
- El caballero no teme aprender continuamente ni documentarse y leer para adquirir las normas de etiqueta más sofisticadas. El seguimiento de esas normas pueden ser de gran utilidad a la hora de conquistar a según qué mujeres.
- El caballero es siempre una persona moderada y suave que actúa exquisitamente en su trato con los demás. Debe hablar en voz baja y con prudencia en los lugares públicos.
Si consigues convertir estas normas de comportamiento en las normas que caractericen tu forma de comportarte ante las mujeres, tendrás mucho ganado en tu carrera de seductor. No lo dudes: ellas valoran todos estos comportamientos mucho más de lo que crees y mucho más de lo que ellas mismas están dispuestas a reconocer.