Quien más quien menos la ha experimentado alguna vez. Se llama tensión sexual y viene a ser algo así como una sensación sexual difusa entre dos personas, una especie de corriente de atracción mutua que en algunas ocasiones puede llegar a convertirse en algo más o que en otras puede irse difuminando poco a poco. Esa tensión sexual no tiene nada que ver con la atracción romántica. De hecho, podemos estar absolutamente desinteresados en una persona como posible pareja y, sin embargo, sentir que entre esa persona y nosotros se produce en cada encuentro eso que comúnmente se llama “chispa” y que nosotros calificamos como tensión sexual.
A la hora de ligar es necesario conocer las teclas que hay que tocar para activar el mecanismo de la tensión sexual. Hay ocasiones en que dicha tensión sexual es tan obvia que, ciertamente, es innecesario hacer nada más que dejarse llevar y aprovecharse de su espontánea existencia. Pero… ¿y si la tensión sexual no se da de un modo espontáneo? ¿Se puede, en esos casos, crear? ¿Se puede provocar? ¿Podemos hacer que la tensión sexual se despierte y active? Nuestra respuesta es sí. Y es que, del mismo modo que una tensión sexual que se da de un modo espontáneo se puede arruinar en determinadas circunstancias -por ejemplo, si se habla de ella-, así también se puede crear tensión sexual con el objetivo, posterior, de aprovecharse de ella para ligar. ¿Cómo puede conseguirse? No es sencillo, pero en este artículo de Objetivo Ligar vamos a dar una serie de consejos básicos para aprender a crear tensión sexual.
Con calma y sutileza
El primer consejo a tener en cuenta cuando se desea crear tensión sexual se resume en una simple palabra y esa palabra es SUTILEZA. Para crear tensión sexual de la buena, tensión sexual de la que, a corto o medio plazo, puede desembocar en una verdadera relación sexual, no se puede ir, como popularmente se dice, “a saco”. El acercamiento debe ser, siempre, progresivo y suave. Para ello se debe:
- Jugar con la mirada. Cuando se desea crear tensión sexual la mirada debe desempeñar un papel de primer orden. No debe ser una mirada obvia y declaradamente admirativa. Debe ser, de alguna manera, una mirada furtiva, una mirada que se pose en la persona a la que deseas seducir y que, tal y como esa persona se dé cuenta de que la estás mirando, la abandone y se aleje de ella. Si la chica a la que miras te sorprende mirándola, simplemente sonríele y, de inmediato, mira hacia otro lado. Al actuar así provocarás que ella se pregunte sobre ti y sobre tus intenciones. Si la mirada fuera demasiado obvia, esa duda no existiría en la chica en cuestión y el misterio, recuerda, siempre es un elemento atractivo y que juega a favor de las intentonas de ligoteo.
- Juega con la conversación. Dominar el arte de la conversación es fundamental a la hora de crear tensión sexual. Se puede aludir al sexo, pero siempre de forma muy sutil, como si fuera un juego, actuando de una manera traviesa pero nunca, nunca, soez. Lo sucio, en estas situaciones, no juega a favor de quien desea crear tensión sexual para ligar.
- Piropea con elegancia. En Objetivo Ligar ya dedicamos en su momento un artículo al piropo y a su uso a la hora de ligar. Allí ya advertíamos que el piropo es, como herramienta para ligar, una herramienta peligrosa. Hay que usarlo, al igual que la mirada y la conversación, con sutileza. Ella debe intuir que te gusta sexualmente, pero nunca debe verte como un “baboso”.
- Entra en su espacio personal. Esta táctica para crear tensión sexual puede resultar muy arriesgada pero, si sale bien, acostumbra a resultar tremendamente efectiva. Acercarse a una chica, por ejemplo, cuando se está en un ascensor o cuando se está en medio de un grupo de amigos puede ayudar a crear esa tensión sexual. Eso sí: hay que ser, una vez más, sutil, ya que, no hay que olvidarlo nunca, las personas somos muy recelosas de que se produzca cualquier tipo de invasión de nuestro espacio personal.
- Toques persistentes y sutiles. Dejar que tu brazo roce el de ella, coloca levemente tu mano en su espalda cuando cruzáis la calle… cualquiera de estos roces puede servir para incrementar la tensión sexual. El roce, sin embargo, no debe ser interpretado como un obvio toqueteo. La clave, una vez más, está en la sutileza. Por ejemplo: si debes decirle algo en voz baja, susúrraselo al oído, casi rozando su oreja con tus labios.
- Intensificación de las despedidas. Hay muchas maneras de decirse adiós. Si se desea alentar la tensión sexual hay que dar al adiós un énfasis especial. ¿Cómo? Dejando entrever que no deseamos decir adiós, que nos cuesta despedirnos. Para especificar dicho sentimiento, nada mejor que alargar la conversación sobre algo que parezca intrascendente pero que sea divertido mientras se utiliza la mirada para, fijándola en la otra persona, expresar las pocas ganas de separarse que se tienen. Finalmente, hay que dar un abrazo que dure, solamente, un segundo más de lo que podría parecer normal. Ese abrazo, bien dado, servirá para crear esa tensión sexual que, posteriormente, nos puede ayudar para ligar.
Finalmente, si deseamos crear tensión sexual debemos procurar que esa tensión sexual sea, de alguna manera, secreta. Que no salga a la luz. Que los amigos y amigos no sean conscientes de ella o, al menos, no lo sean del todo. Nada sienta peor a la tensión sexual que hablar de ella. La tensión sexual se retroalimenta de su propio misterio y su propio disimulo. Nada peor para ella que verse colocada bajo los focos, sobre la mesa de la conversación, diseccionada. Si crees que esa tensión sexual que has ido creado se hace demasiado evidente y, de un modo u otro, sale a la palestra, procura dar un paso atrás para que ella pueda volver a renacer. Si, por el contrario, crees que ya ha acabado el tiempo de conformarse con ese cosquilleo que provoca la tensión sexual y necesitas o deseas algo más, da un paso, esta vez adelante, para intentar, de un modo definitivo, materializar tus ganas de ligar. Si lo consigues, felicidades. Si no lo haces, ánimo y a intentarlo de nuevo. Consuélate pensando en todo lo que, seguramente, habrás disfrutado mientras se mantenía esa excitante y vivificadora tensión sexual.