Deberíamos tenerlo asumido: el tiempo no se detiene y es indiferente a nuestras neuras. Y si, de entre todas nuestras neuras, la mayor de todas es el miedo a envejecer, entonces sí que estamos perdidos, porque el tiempo, despiadado y cruel como es por naturaleza y ajeno a toda preocupación humana, se reirá de nosotros y lo hará, además, a mandíbula batiente. Vivir es envejecer, no le demos más vueltas. Quien no envejece es, simple y llanamente, porque ha dejado de existir. Esto, que debería ser obvio, nos pasa por alto muchas veces. Y es que, ilusos por definición como acostumbramos a ser, pretendemos, con ingenuidad infinita, intentar engañar al tiempo o, cuanto menos, intentar engañar a los demás haciéndoles creer que el tiempo no ha pasado por nosotros, que no nos ha rozado, y que somos bastante más jóvenes de lo que indica nuestro carnet de identidad.

El afán de intentar aparentar ser más joven es un afán humano, muy humano, y, por lo tanto, muy comprensible. Eso no implica, sin embargo, que la conversión en actos de ese afán no esté llena de riesgos. Al contrario. Si no controlamos bien ese afán, si no extremamos nuestra atención a la hora de llevarlo a la práctica, el afán de intentar parecer más jóvenes de lo que en verdad somos puede hacernos caer en el patetismo, en especial cuando nuestro empeño se centra en aparentar ser más jóvenes con una finalidad muy definida: ligar.

Intentar aparentar ser más jovenes para ligar implica caminar sobre la cuerda floja del ridículo. Es fácil caer en él y quedar en evidencia ante la persona que deseamos conquistar y eso implica, en gran medida, perder todas las opciones de conquistarla.

Errores al intentar aparentar ser más joven

En este artículo de Objetivo Ligar queremos realizar un pequeño listado de una serie de errores que se suelen cometer cuando se intenta aparentar ser más joven de lo que se es y que, con demasiada frecuencia, los hombres que tienen más de cincuenta años suelen hacer cuando quieren ligar y, especialmente, cuando desean hacerlo utilizando las apps para citas y las redes sociales.

El primer error, garrafal, que se comete cuando se intenta aparentar menos edad para ligar es el de no asumir la edad que tenemos. No asumir nuestra edad es, básicamente, no asumirnos a nosotros mismos. El fingimiento es una mala forma de andar por la vida. Además: quien está frente a nosotros, si es mínimamente perceptivo (¿y qué mujer, en mayor o menor medida, no lo es?), descubrirá rápidamente nuestra impostura. Somos, única y exclusivamente, lo que podemos ser. Ni más ni menos. Y es esa imagen, nuestra imagen real, la que debemos intentar vender, no otra fingida ni inventada. Después de todo, quien compra algo y descubre que lo que ha comprado no es, exactamente lo que esperaba, devuelve ese algo al lugar en que lo compró o, en su defecto, lo abandona en un rincón. Y eso es, ni más ni menos, lo que nos puede pasar si vamos por ahí fingiendo ser lo que no somos e intentando aparentar la edad que una vez tuvimos pero que ya no tenemos.

Así, lo más importante es asumir nuestra edad. Una vez la hayamos asumido nos resultará mucho más fácil no cometer una serie de errores que quien más quien menos suele cometer cuando se pretende aparentar ser más joven de lo que se es. Entre dichos errores podemos destacar los siguientes:

  1. Utilizar gorras de beisbol. No importa si hemos ido recientemente a Nueva York y nos hemos traído una gorra de los Yankees. A nuestra edad es mejor actualizar nuestro sombrero. La recomendación es, en estos casos, y siempre que se desee llevar algún tipo de gorra o sombrero en la cabeza, echar mano de un sombrero clásico de ala ancha, tipo panamá (si es verano o estamos un lugar luminoso y de clima cálido), o agenciarnos una gorra estilosa y moderna que nos de un aire casual si ha llegado el frío.
  2. Mantener un peinado que no nos favorece. Con demasiada frecuencia intentamos aparentar ser más jóvenes manteniendo a machamartillo un look capilar que una vez nos quedó bien pero que ahora ya, o bien está trasnochado, o bien deja demasiado a las claras la evidencia de la pérdida de frondosidad capilar. Cuando se ha perdido cabello y se avanza, inexorablemente, hacia la calvicie, lo mejor es cortarlo muy, muy corto, o, definitivamente y sin complejos, raparlo. Realizarse un trasplante de cabello, claro, es otra de las opciones que tenemos a mano si, siendo alopécicos, intentamos aparentar menos edad de la que tenemos. Pero esta opción requiere de paciencia (el cabello no recobra su frondosidad en un día) y resulta, evidentemente, más cara.
  3. Otro de los errores que suelen cometerse cuando se intenta aparentar que se es joven es salir de fiesta o de copas como si, en verdad, se fuera joven. ¿A quién se pretende engañar así? Si es a nuestro cuerpo, la batalla está perdida de antemano. Y es que, ya lo hemos dicho antes, el tiempo pasa y siempre, siempre, acaba por alcanzarnos. No podemos, pues, escapar de él. Y es que, nos pongamos como nos pongamos, el cuerpo no metaboliza igual los gintonics a los 20 que a los 50. Llegada cierta edad, lo mejor es cuidar de nuestro cuerpo (en definitiva, cuidar de nosotros porque nosotros, en el fondo, no somos más que un cuerpo) llevando una alimentación sana, haciendo deporte y, sobre todo, descansando las horas que es conveniente descansar. Llegada cierta edad, eso de trasnochar deja en nuestro rostro un aire cansado y marchito que, para la inmensa mayoría de las mujeres, no resulta atractivo.
  4. Escoger ropa inadecuada. Uno de los errores más comunes que cometemos cuando queremos aparentar ser más jóvenes es escoger una ropa que, en lugar de rejuvenecernos, nos deja un poco expuestos a la intemperie del ridículo o, cuanto menos, el patetismo. Y aquí, al decir ropa, estamos hablando de piezas tan dispares como las zapatillas, los pantalones vaqueros o las camisetas. Es mejor, siempre, ponernos un calzado casual bien elegido que unas zapatillas de correr. Es mejor, siempre, una camiseta informal que una camiseta gráfica. Es mejor, siempre, un jean desgastado bien escogido que un jean de esos ajustaditos que no hacen sino resaltar los defectos de “estructura” que, irremediablemente, van saliendo con la edad en la gran mayoría de los casos.

Finalmente, y resumiendo un poco todo lo dicho hasta ahora, los dos grandes errores que se suelen cometer al intentar aparentar ser más joven de lo que se es son, uno, no asumir la edad que se tiene y, dos, no interiorizar que no debemos enfocar nuestra atención en un solo aspecto de nuestra imagen. La imagen que proyectamos sobre los demás es una imagen que integra salud, apariencia, comportamiento, manera de estar en el mundo, forma de relacionarse con los demás, etc. Cuidando todos esos detalles y mejorando, por ejemplo, nuestra inteligencia emocional, conseguiremos más frutos, a la hora de ligar, que intentando aparentar ser más jóvenes de lo que somos. Después de todo, según se desprende de un estudio realizado por una red social de citas online, la edad más atractiva de los hombres (según las mujeres) son los 50 años. ¿Para qué intentar aparentar tener menos, pues?