Seguridad y autoestima no son exactamente lo mismo
En muchos de los artículos de este blog hemos hablado, de una forma u otra, de la autoestima. De ella hemos dicho que es un concepto clave a la hora de ligar. Sin autoestima resulta muy difícil el salir a conquistar a alguien. Lo resaltan los dating coach y lo resaltan todos los psicólogos. Uno de los psicólogos más prestigiosos y afamados de Barcelona, Antonio Bolinches, dedicó de hecho una obra que, con el título El secreto de la autoestima y editada por Ediciones B, ha servido para sentar las bases sobre qué es exactamente la autoestima y cómo debe cuidarse y potenciarse.
Durante mucho tiempo se han asociado los conceptos de seguridad y autoestima. Tanto se han asociado esos conceptos que, de alguna manera, para muchas personas han acabado convirtiéndose en una especie de sinónimos. Bolinches, basándose en su experiencia y en sus conocimientos sobre educación emocional, ha intentado superar lo que él considera una “equiparación simplista”. Después de todo, señala Bolinches, muchas personas aparentemente seguras de sí mismas son, en el fondo, personas que padecen una profunda carencia de autoestima. Esas personas, con la intención de esconder esa falta de autoestima y camuflarla, utilizan un mecanismo de defensa que consiste en sobrecompensar dicha falta de autoestima invistiéndose de una falsa seguridad. Para Bolinches, mucho más que un sinónimo de la autoestima, la seguridad global es fruto de la combinación de cuatro factores distintos: la propia autoestima, autoimagen, autoconcepto y competencia sexual.
Los cuatro factores de la seguridad
El hecho de que, en palabras de Bolinches, vivamos en una “dictadura psicoestética” no juega a favor de que la persona pueda tener una buena autoimagen. La publicidad nos asalta desde las marquesinas de las paradas de autobús, desde los andenes del metro y, por supuesto, desde las pantallas cinematográficas y televisivas. Difícil permanecer incólumes ante ese derroche de bellezones que imponen una determinada estética. Difícil no sentirse acomplejado cuando uno contempla tanta tableta de chocolate adornando las abdominales de tanto modelo masculino, de tanto futbolista exhibicinista y de tanto actor. Por eso muchas mujeres quieren pasar por el quirófano para hacerse algún tipo de arreglo estético y por eso cada vez son más los hombres que convierten su aspecto estético en una preocupación fundamental. Después de todo, el concepto de “metrosexual” no se ha inventado hoy y el hombre que se ajusta a tal definición demuestra hasta qué punto la preocupación por la propia imagen no tiene género.
Bolinches destaca en su obra cómo la inmensa mayoría de las mujeres y los hombres que desean corregir su físico para, así, aliviar el malestar que le causan las señales enviadas por su autoimagen, no necesitan tanto el corregir dicho físico como el corregir su autoestima. Y, al destacar dicho aspecto, el famoso psicólogo alerta de un peligro: el de que la persona que persigue únicamente corregirse a nivel físico entre en una fase de neurosis psicoestética. Para esquivar este riesgo hay que reforzar la autoestima, es decir, lo que uno se quiere a sí mismo y que es fruto de cómo se ha sido querido en la infancia y de qué refuerzos afectivos, amistosos y amorosos se han ido recibiendo a posteriori. Sentirse querido es, en este sentido, fundamental para sentirse querible. Al no sentirse querible, la persona se contempla exenta de valores y, al contemplarse así, se autodevalúa.
Para evitar el riesgo de caer en el referido pozo de la neurosis psicoestética (se puede empezar realizándose un pequeño retoque en el mentón y se puede acabar con la expresividad facial de un zapato), Bolinches recomienda trabajar lo que él llama el autoconcepto, es decir, lo que cada cual piensa de sí mismo.
El arte de recrearse
Al hablar de este trabajo que la persona debe realizar sobre el autoconcepto y al hacer referencia a la importancia que el cariño recibido por un niño tiene a la hora de forjar la autoestima, Bolinches cita en alguna de sus entrevistas una frase de Sigmund Freud. Bolinches, heredero directo de las tesis de Viktor Frankl, Carl Rogers o Eric Berne, recuerda que fue el padre del psicoanálisis quien dijo en una ocasión que el niño es el padre del hombre. Con esa frase, Freud quería plasmar cómo la infancia condiciona la edad adulta. Bolinches, defensor del automejoramiento y del aprendizaje vital, sostiene que, por suerte, no sólo el niño es el padre del hombre. A partir de determinada edad, también el hombre puede convertirse en su propio padre, es decir, puede re-crearse o, lo que es lo mismo, puede emplear sus conocimientos y su experiencia para rectificarse y, así, superar dificultades, complejos y carencias. Eso tendrá un efecto inmediato y positivo sobre el autoconcepto. La persona que, de una forma u otra, haya conseguido re-crearse habrá mejorado su autoconcepto.
Sexólogo como es y experto en relaciones de pareja, Antonio Bolinches no podía obviar en su obra El secreto de la autoestima la importancia de la imagen sexual que uno tenga de sí mismo a la hora de definir la propia seguridad. Para mejorar el autoconcepto, señala Bolinches, es capital saberse competente sexualmente. La inseguridad sexual actúa negativamente sobre la autoconfianza y eso nos resta capacidades a la hora de intentar conquistar a una persona.
Mejorar sexualmente se impone, pues, como un objetivo prioritario para, a través de ello, reforzar tanto la autoestima como la autoimagen como el autoconcepto y, así, incrementar los niveles de seguridad en uno/a mismo/a. En un próximo artículo de este blog trataremos sobre las academias de sexo y otras iniciativas destinadas a mejorar la educación sexual y nuestras prestaciones sexuales. Sabernos más capacitados sexualmente nos servirá, como apunta Bolinches, para mejorar nuestra autoestima y nuestra seguridad y, así, para gozar de mayores posibilidades de alcanzar el éxito cuando nuestro objetivo sea ligar.
Si deseas profundizar en las teorías que sobre la autoestima esboza Antonio Bolinches en El secreto de la autoestima, puedes encontrar su libro (fue editado por Ediciones B en 2015) en librerías físicas y online. El prestigio profesional de Antonio Bolinches y sus conocimientos contrastados en el terreno de la educación emocional convierte cualquiera de sus obras en una obra de recomendable lectura.