Ligar en cualquier sitio
Ningún lugar debería quedar excluido como lugar apto para ligar. El verdadero seductor no conoce de lugares inapropiados para la seducción. Ni siquiera los velatorios deberían excluirse del listado de ambientes en los que un hombre decidido a seducir a una mujer puede encontrar una oportunidad de triunfar. La pena es un fantástico debilitador de defensas y una persona con las defensas bajas es una presa que, relativamente, puede ser cazada de una forma más o menos sencilla. ¿Queremos decir con eso que es recomendable llegar a un velatorio y lanzarse a degüello sobre la mujer que hace apenas unas horas estrenó su condición de viuda? Qué duda cabe de que no, pero siempre hay primas o familiares no directas del fallecido que pueden convertirse en…
Sin necesidad de recurrir al ejemplo extremo del velatorio, hay que plantearse la posibilidad de incluir algunos espacios en el listado de lugares propicios para ligar. Uno de esos espacios sería, sin duda, un avión.
En la memoria de los amantes del cine erótico permanece la imagen de Sylvia Kristel follando en la cabina del avión o en el lavabo del mismo protagonizando así dos de las escenas más tórridas de aquella película mítica que fue Emmanuelle (1974). Desde aquel instante, probablemente, el avión ha pasado a formar parte de la imaginación erótica de muchas personas convirtiéndose en una de las fantasías más recurrentes de quienes piensa que el sexo es mucho más de lo que puede hacerse en una cama, en el asiento trasero de un coche o en una tienda de campaña.
Aplicaciones para ligar en un avión
Aprovechando esta línea de pensamiento han surgido aplicaciones que intentan ofrecer una posibilidad de satisfacción a quienes tienen entre sus fantasías la de practicar sexo en un avión. Wingmen es una de esas aplicaciones. ¿Cómo funciona? Wingmen ofrece la oportunidad de registrarse como pasajero de un vuelo creando un perfil en el que se coloca imagen y se detallan nombre, edad y ocupación. Una vez registrado, se tiene acceso al listado de compañeros de vuelo que se hayan registrado. Si Wingmen comprueba que hay pasajeros con gustos comunes e intereses compartidos, facilita que éstos se pongan en contacto lanzando un aviso. Una vez hecho el contacto, de los viajeros dependerá que se viaje o no a las estrecheces del lavabo o a la estimulación (manual o no) bajo las mantas.
Si, finalmente, el contacto se produce, pueden suceder tres cosas. Una: que el contacto haya sido un fracaso. O sea: que ninguno de los dos participantes en el intercambio sexual haya obtenido la satisfacción esperada de tan apasionado encuentro. En este caso, ninguno de los dos tendrá ganas de reencontrarse con el otro. Dos: que ambos hayan disfrutado como pocas veces en la vida de su sesión de sexo en el avión. En este caso, no sería improbable que se produjera el hecho de que ambos miembros de la pareja buscaran una manera de organizar sus propias vidas para, con mayor tranquilidad y unas más amplias perspectivas de futuro, repetir, al menos unas cuantas veces, tan fogoso encuentro.
La tercera opción es, sin duda, la que más quebraderos de cabeza plantea, en especial a uno de los miembros de la pareja que, gracias al Wingmen, han disfrutado de una cita sexual en un avión. Esta tercera opción se produce cuando uno de los miembros de esa pareja casi fortuita y quede prendado del otro sin que éste otro haya dado muestras de querer repetir ni señas de su paradero.
¿Qué hacer en estos casos? ¿Cómo recobrar el contacto y tentar a la suerte de repetir ? La aplicación We Met On A Plane pone a disposición de estos pasajeros una herramienta para rastrear al anhelado pasajero/amante fugaz junto al que se ha practicado sexo en el avión.
Junto a estas dos aplicaciones hay otras dos que pueden resultar de mucha utilidad si se desea ligar en un avión.
La primera de ellas, Meet At The Airport, actúa como una plataforma que tuviera características propias de página de citas y de red social. Gracias a esta aplicación, un viajero puede conocer a personas que estén en el mismo aeropuerto. Los cambios de avión, en ocasiones, dejan un tiempo libre que en ocasiones no se sabe demasiado cómo llenar. Ligar sería, sin duda, una excelente manera de hacerlo.
La segunda sólo está operativa para todas aquellas personas que vuelen en un avión de la compañía Virgin America. Los usuarios de esta compañía estadounidense pueden disfrutar del sistema Seat-to-Seat. Gracias a él, y desde la pantalla del televisor de que dispone cada pasajero, un pasajero puede enviar mensajes a otro pasajero y, al mismo tiempo, solicitar que se le lleve alguna bebida, algún aperitivo o algún pequeño obsequio de las tiendas a bordo de que disponen los aviones. Una buena y elegante manera de intentar ligar en un avión.
Un club selecto
Si viajas en uno de estos aviones, puedes utilizar este servicio para ligar en el aire. Si lo consigues, engrosarías las filas de lo que se conoce como Mile High Club (Club de la Milla de Altura), es decir, la de aquellas personas que han mantenido relaciones sexuales a más de una milla de altura (1.609,3 metros de altura). Entre estas personas figura Richard Branson, el propietario de Virgin America. Él mismo publicitaba en un anuncio el sistema Seat-to-Seat. Al hacerlo, rendía homenaje a su primera experiencia sexual. Según declaraba el empresario, ésta tuvo lugar cuando tenía 19 años y fue a bordo de un avión que cubría el trayecto entre Londres y Los Ángeles. Su partenaire fue una mujer casada.
Si quieres emular los pasos eróticos de Richard Branson y practicar sexo en un avión debes tener en cuenta algo de lo que hablan todos los que han tenido la suerte de disfrutar de esta experiencia y es de que, al reducirse la presión atmosférica y aumentar las vibraciones, los orgasmos se vuelven más intensos y placenteros.
Otra cosa que debes tener en cuenta si quieres ligar en un avión o tener sexo en un avión es que los miembros de la tripulación acostumbran a tener más relaciones a bordo que los pasajeros. Quizás te convenga, pues, si deseas ligar en un avión, invertir algo de tiempo y dinero en obtener un título de piloto o, cuanto menos, de Auxiliar de Vuelo. Eso sí: ten presente que la mayor parte de las aerolíneas prohíben la práctica de sexo en los aviones. Los pasajeros pillados in fraganti pueden ser multados e incluso entregados a la policía. Eso no ha impedido, por ejemplo, que alguna que otra Auxiliar de Vuelo haya aprovechado los viajes aeronáuticos para ejercer la prostitución para añadir así un sobresueldo (y algo de placer) a sus ingresos como azafata.
Si has ligado en tierra y deseas probar la experiencia de hacer el amor en el aire para satisfacer algún tipo de fantasía sexual, plantéate contactar con la empresa Mile High Flights. Por 640 libras podrás alquilar una pequeña aeronave para practicar sexo en pleno vuelo. Love Cloud, una empresa norteamericana con sede en Las Vegas, te ofrece la misma posibilidad. Un vuelo de 40 minutos en un avión que incluye colchón y almohadas con un sistema de iluminación y sonido especialmente diseñados para aportar un plus de sensualidad y erotismo a la pareja es lo que oferta Andy Johnson, fundador de Love Cloud, por un precio que ronda los 800 dólares. En cualquier caso, si decides elegir esta opción para disfrutar del placer de hacer el amor con tu pareja por encima de las nubes, ten en cuenta en todo momento lo que le sucedió a Lawrence Sperry (1892-1923), inventor del piloto automático. Él inauguró el Mile High Club en 1916 junto a Mrs. Waldo Polk, dama de la alta sociedad neoyorquina. La pequeña aeronave en la que viajaban se estrelló en el mar, cerca de Long Island. La pareja fue rescatada sana y salva, desnuda, por unos cazadores de patos. Algún movimiento de la fogosa pareja había desconectado el piloto automático.