El matrimonio como objetivo vital prioritario
No todos los chicos buscan lo mismo cuando intentan contactar con una chica. Para muchos, la búsqueda de una cita puede ser debida a una motivación exclusivamente sexual. Estos chicos no se plantean (al menos en ese momento de sus vidas) algo que vaya más allá del simple dar y recibir placer y del goce erótico de encontrar una compañera con quien practicar sexo más o menos sucio, más o menos bueno.
Para otros, la búsqueda de una mujer y, con ello, la persecución de establecer una primera cita, nace de la necesidad de rellenar una carencia emotiva. Al hombre le cuesta estar solo y la búsqueda de una pareja es algo que viene inscrito en el ADN de cada cual. Este tipo de joven busca una mujer que sea amiga y, al mismo tiempo, compañera de cama. Si después esa mujer acaba convirtiéndose en algo más es algo que sólo el tiempo y la relación mutua se encargarán de determinar. Para este tipo de chico, cada cosa tiene su momento. No se descarta de antemano la idea del matrimonio, pero no es ésta, de manera imperativa, quien guía los pasos y las decisiones de quien busca una chica con la establecer una cita.
Hay otro tipo de chico, sin embargo, para quien, ya desde el primer momento, el matrimonio es el objetivo final al que se pretende llegar desde la casilla de inicio de la primera cita y la motivación principal para buscar ésta.
Sí. No te extrañes. El deseo de matrimonio no es un sentimiento exclusivo de la mujer, por mucho que los tópicos arraigadamente machistas de nuestra cultura sostengan que en toda mujer figura entre sus prioridades vitales la de convertirse (tras haberse vestido como una princesa de cuento) en “señora de”. Sí, también los chicos (o al menos algunos chicos) sueñan con casarse. También los chicos ansían encontrar a una mujer que se convierta en una compañera para siempre y madre de los hijos que, salvo escasas excepciones, se desearán tener en un futuro no demasiado lejano.
¿Quiere casarse esa chica?
El chico que busca ante todo el matrimonio y que tiene a esta institución como objetivo vital prioritario debe tener en cuenta una serie de factores a la hora de buscar una cita. El primero de ellos, fundamental, es el de saber que, cuanto menos, la chica con la que desea quedar no ha situado al matrimonio entre los objetivos vitales etiquetados con el letrero “vade retro”. Y es que, como decíamos antes, el tópico de la mujer que ansía sobre todas las cosas ser esposa y, sobre todo, madre, no es más que eso, un tópico. Hay mujeres que huyen del matrimonio y más todavía de la maternidad como de la peste. A estas mujeres puede gustarles la compañía masculina y el sexo y sus placeres, pero no por ello van a desear unir su día a día al de otra persona ni muchísimo menos pasar por un registro civil o por una vicaría a sellar su unión civil y religiosamente.
Si la chica en la que has fijado tus ojos es de ese tipo de chicas de irreductible vocación anti-matrimonial, sólo te quedan dos opciones. La primera es maldecir tu propia suerte por haberte enamorado de una mujer así. La segunda, aceptar resignadamente la opción de entender a esta persona como amiga y, si eres capaz de soportar la presión psicológica de tenerte que limitar a tener a esa persona que tanto te gusta como a una simple compañera de cama, colocarla en tu privilegiado listado de follamigas (si se da la ventura de que ella quiera compartir su sexualidad contigo). Lo que no debes hacer bajo ningún concepto es intentar cambiar su mentalidad respecto al matrimonio. Si lo haces, correrás el riesgo de perderla como amiga. Este tipo de chicas acostumbran a ser, en este sentido, radicalmente coherentes con sus planteamientos vitales y absolutamente radicales en su puesta en práctica. Nunca, ni por todos los orgasmos del mundo, llevarás a una chica de este tipo ni al altar ni al despacho del juez.
Si, por el contrario, la chica con la que vas a quedar tiene entre sus prioridades vitales la de casarse algún día, las posibilidades de que tu sueño se cumpla dependerán, entonces, de múltiples factores. De que tú, siguiendo algunos de los consejos que venimos dándote en este blog sobre cómo seducir a una mujer, hayas podido seducir precisamente a esa mujer que está llamada entre tus ilusiones a convertirse en tu mujer. Para ello es necesario que congeniéis y de que el proceso de eso que se llama “noviazgo” vaya, progresivamente, llevándoos hasta ese punto decisivo en que debe plantearse la posibilidad de casarse.
El momento decisivo
A ese punto en el que se plantea y propone el matrimonio se llega al igual que cae la fruta madura: de una forma natural y por su propio peso. La propia relación lo pedirá y la propia chica estará esperando que tú se lo pidas. Cuando ese momento llegue tú debes tener muy claro que es precisamente esa mujer, y no ninguna otra, con la que tú quieres pasar el resto de tu vida. El matrimonio, aunque puede disolverse legalmente, no es una cosa que deba tomarse a broma. Muchísimo menos cuando se tiene la aspiración de tener hijos. Da sólo el paso cuando sepas que vas a ser honesto y franco y que estás listo para ser un buen marido. No te dejes presionar por su deseo de convertirse en tu mujer. Si no estás listo para casarte díselo. Al hacerlo, ten presente que corres un riesgo. Puede que ella te deje. Pero ese riesgo hay que correrlo. Será doloroso, sin duda; pero será peor comprobar, cuando se tienen hijos y, por tanto, obligaciones ineludibles, que ella no era la mujer con la que deseabas pasar el resto de tu vida. La sinceridad siempre es importante y cuando es con uno mismo, imperativa. Sólo siendo sincero con uno mismo se puede alcanzar la felicidad. Si adquieres la conciencia de que esa persona no es esa mujer, no marees la perdiz y ve directo al grano. Dile la verdad. No hacerlo y posponer un comunicado negativo a la opción del matrimonio supone cometer una injusticia con esa chica que, seguramente, ella no merece.
Si, finalmente, sientes el convencimiento de que sí quieres casarte con esa chica, pídeselo de una manera especial. Hay mil maneras de hacerlo (tampoco es necesario lanzarse en paracaídas, recuerda la traumática experiencia que sufrió Hilary, la prima de Will Smith en la serie El Príncipe de Bel-Air), pero hay algo que nunca debe faltar al hacerlo: los anillos de compromiso. Cuando llegue ese momento, recuérdalo: son imprescindibles. Ellos simbolizan la promesa de todo lo que vas a darle en la vida. Cumplir esa promesa deberá convertirse, a partir de ese momento, en tu tarea principal en la vida.