Entonces, lo que tienes que hacer ahora, es anotar cómo ha cambiado tu vida con las mujeres, así verás los progresos que has conseguido.
Lo que tienes que aprender es tener confianza en ti mismo: es lo más importante tener confianza. Es un estado muy importante y viene en varias formas.
Hay confianza de aceptación, hay confianza de extracción, confianza de compasión, confianza de rendimiento, de ensayo … lo que hay que hacer es encontrar la combinación perfecta que funcione para ti ya que todo el mundo es diferente.
La confianza de rendimiento es, sencillamente, la qué es hacer las cosas bien, tener una expectativa razonable en un conjunto de habilidades que hacen las cosas justamente como se quiere. Si has hecho las cosas bien 1000 veces, ¿por qué no la vas a hacer 1000 y una vez? Confianza en el rendimiento se basa en la experiencia exitosa del pasado. El problema de mucha gente es que quieren que la confianza del rendimiento se haga efectiva, pero tienes que tener en cuenta que tienes que tener rendimientos en tu historial ya que, si no, será imposible conseguirlo. No se puede tener confianza de rendimiento si no has tenido rendimiento antes. Es así de fácil.
Esto es como un nudo gordiano. Según la historia dice que la expresión nudo gordiano se refiere a una dificultad que no se puede resolver, a un obstáculo difícil de salvar o de difícil solución o desenlace, en especial cuando ésta situación sólo admite soluciones creativas o propias del pensamiento lateral. “Cortar el nudo gordiano” significa resolver tajantemente y sin contemplaciones un problema, es decir, que, descubriendo la esencia del problema, podremos revelar todas sus implicaciones.
Esta expresión procede de una leyenda griega según la cual los habitantes de Frigia (actual Anatolia, Turquía) necesitaban elegir rey, por lo que consultaron al oráculo respondiéndoles este que el nuevo rey vendría por la Puerta del Este acompañado de un cuervo que se posaría en su carro y que escogieran a este hombre como rey. Este hombre fue Gordias, un labrador que tenía por toda riqueza su carreta y sus bueyes. Cuando le eligieron rey fundó la ciudad de Gordio y, en señal de agradecimiento, ofreció al templo de Zeus su carro, atando la lanza y el yugo con un nudo cuyos cabos se escondían en el interior, tan complicado según cuenta la leyenda que nadie lo podía soltar, y que el que lo consiguiese conquistaría toda Asia.
Cuando Alejandro Magno (356–323 a. C.) se dirigía a conquistar el Imperio persa, tras cruzar el Helesponto, conquistó Frigia donde se enfrentó al reto de desatar el nudo. Solucionó el problema cortándolo con su espada. Esa noche hubo una tormenta de rayos que simbolizó, según Alejandro, que Zeus estaba de acuerdo con la solución, y dijo: «tanto monta cortar como desatar» (‘da lo mismo cortarlo que desatarlo’).
El lema personal de Fernando el Católico, “Tanto monta”, hace alusión a este nudo: «tanto monta cortar como desatar». Es decir, da igual cómo se haga, lo importante es que se consiga.
La cuestión es que los chicos dicen que no van a dar un paso adelante a menos que le garanticen un resultado perfecto. Por supuesto, no se puede obtener garantías de un buen resultado a menos que se tome una decisión. Ellos casi nunca terminan dando ese paso adelante ya que, si nadie les garantiza de que van a tener un buen resultado, no se atreven a dar ese paso. Eso es un fracaso, ya que siempre vas a vivir con el qué te hubiera dicho y estarás atascado en ese bucle.
Lo que hacen la mayoría de los chicos para hacer frente a esto es absorber más conocimientos. Piensan qué si absorben más, acabaran por ser más seguros para dar ese paso y de esa manera, saldrá todo perfecto. En realidad, eso ayuda, pero no funciona de esa manera.
¿Cómo se puede saber si estás sufriendo de este síndrome? Compruebe tu estantería, armario, sótano o un estante de CD. Si tienes un montón de CD’S, DVD’S y programas de seducción y notas de seminarios que has ido, pero sin llegar a conseguir tu propósito, quizás tengas ese problema. La solución a éste problema es apuntarse a la clase correcta para conseguir la confianza adecuada para ti. Reconocer que no se puede tener confianza de rendimiento hasta que no tengas unos buenos rendimientos en tu haber.