El boom de las redes sociales para ligar
Que las formas de ligar han cambiado radicalmente en los últimos años es algo que ya nadie pone en duda. Las nuevas redes sociales y las aplicaciones que han ido surgiendo en los últimos años han hecho que las nuevas generaciones utilicen métodos diferentes a los tradicionales para ligar.
Para comprender la importancia que han adquirido las redes sociales sólo hay que atender a un dato: más de 1.000 millones de personas en el mundo utilizan Instagram. De esos más de 1.000 millones, doce son personas que lo utilizan en España. Los datos los ha proporcionado IAB Spain y Elogia en su Estudio Anual de Redes Sociales. Según los resultados obtenidos en dicho estudio, el 40% de los usuarios de Instagram son jóvenes de entre 16 y 30 años. Tras ellos, uno 38% de los usuarios de la famosa red social son personas cuyas edades oscilan entre los 31 y los 45 años.
Dentro de los usuarios de Instagram han proliferado cada vez más los usuarios de Instagram Stories. Éstos suman un total de 400 millones de usuarios. ¿Qué buscan esos usuarios en Instagrm Stories? Algo más que una simple foto. En Instagram Stories, los usuarios, a través de las stories, pueden conocer medianamente cómo es esa otra persona que les ha llamado la atención y que comparte red social con ellos. Lo que antes se hacía en el bar, la cafetería de la universidad, el cine o la cena ahora se hace, en gran medida, en el espacio que Instagram pone a disposición de sus usuarios. En ese sentido, las stories prestan una oportunidad única para, de un modo sencillo y práctico, acercarse, aunque sea medianamente, al conocimiento de otra persona.
El encanto de Instagram
Ése, al menos, es el argumento que utilizan a favor de Instagram muchos de los usuarios que se sirven de esta red social para ligar. Otros de los argumentos que utilizan los usuarios de Instagram para valorarla como un instrumento muy útil para ligar es que se puede establecer comunicación con mucha más gente que con la que se puede, por ejemplo, en Tinder. En Instagram, en cualquier caso, pueden encontrarse dos tipos de usuarios con respecto al ligue: el que se sirve de Instagram para ligar y se hizo usuario suyo para conseguirlo, y el o la que ligó gracias a Instagram sin que ése hubiera sido su objetivo prioritario al hacerse usuario o usuaria de Instagram.
Las stories son la plaza pública en que confluyen exhibicionistas y voyeurs, y unos y otros intercambian sus papeles constantemente. Yo te muestro y tú me observas. Tú me muestras y yo te observo. ¿Qué motivaciones hay detrás de ambos actos? ¿Qué pretende el que exhibe? ¿Qué busca el que observa? El que exhibe, en principio, está reclamando atención. Pero… ¿y el que mira? ¿Mira siempre por interés real en la otra persona? No necesariamente. El que mira puede hacerlo, claro, por interés real en esa persona. Mediante la observación, el usuario de Instagram puede conocer mejor a la persona observada. Gracias a esa mirada interesada puede conocer los gustos de la persona que se exhibe, parte de sus valores, su manera de concebir la vida… Pero el que mira puede mirar, también, por aburrimiento, por matar las horas, por rutina… Eso es algo que debe tener siempre presente quien desee utilizar Instagram para ligar. Que te miren y sigan no quiere decir siempre que busquen conocerte más. Por eso mejor no hacerse ilusiones en exceso sobre el seguimiento de nuestras stories por parte de alguien.
El interés sincero en las stories suele conducir a la intimidad de los chats en privado. Será ahí donde se fragüe o no una relación entre dos usuarios de Instagram. Del mismo modo que sucede con otras redes sociales (Facebook sería, sólo, un ejemplo más) la hora de la verdad para quien quiere servirse de dichas redes sociales para ligar llega cuando, alejados de lo público, los dos elementos de la comunicación buscan un rincón privado en el que comunicarse y conocerse mejor. Ese rincón privado suele ser, primeramente, virtual. Es decir: un rincón que la propia aplicación o red social pone a disposición de sus usuarios para que éstos puedan comunicarse entre sí de una manera más íntima. Si esa comunicación virtual y privada cuaja, se desembocará en la cita de toda la vida. A esa cita, A y B llegarán con un cierto conocimiento del otro. Ese conocimiento, sin embargo, puede estar contaminado. Su autenticidad dependerá, en gran medida, de la sinceridad con la que A y B se hayan mostrado en Instagram. En la cita de toda la vida, la que se realiza cara a cara y, por decirlo de algún modo, a pecho descubierto, sin el cobijo ni las posibilidades de mixtificación que ofrecen las redes sociales, será finalmente donde se lance la moneda cuya cara o cuya cruz determinará el sí o no del establecimiento de una relación entre esas dos personas que han contactado por Instagram.
Para saber si nuestras stories tienen éxito o no hay que colocarnos en la redonda sobre el signo “+” (este signo aparece en la pantalla de inicio de nuestro perfil) y, una vez ahí, grabar un vídeo o subir una foto. Una vez se haya subido el vídeo o la foto, clicaremos sobre esa misma redonda de la que hablamos. Haciéndolo, conseguiremos saber el total de visualizaciones y quiénes son los usuarios que han mirado nuestro Instagram. Ésa puede ser una buena manera, por ejemplo, no sólo de descubrir a quien está más que interesado/a en seguir aquello que nosotros/as colocamos en Instagram, sino también una excelente forma de detectar a alguien que, sin declararse a las claras con un “me gusta”, no puede evitar la tentación de mirar lo que hacemos, algo que, aunque sólo sea para satisfacer nuestra curiosidad, puede resultar muy útil. Quizás, en ese listado de gente que, siguiéndonos, no declara si le gusta o no los contenidos que publicamos, encontramos a nuestra ex o nuestro ex.