No todas las sonrisas expresan felicidad

Se suele decir que la sonrisa es una de las armas más efectivas a la hora de ligar. Una sonrisa puede servir mejor que cualquier estrategia de seducción para derribar las barreras que una mujer levante ante nosotros. Pero, ojo, de la misma manera que hay que pautar y medir el uso que hacemos del piropo, hay que saber qué tipo de sonrisa utilizar para seducir a la persona que tenemos delante. Y es que no hay una única manera de sonreír. De hecho, se habla de que existen 19 tipos de sonrisas y no todas ellas son el reflejo de un sentimiento de alegría o felicidad. Según apuntan algunos estudios, de entre esas 19 sonrisas sólo hay seis tipos que de manera inequívoca expresan diversión, satisfacción, felicidad o alegría. Frente a esos seis tipos de sonrisas encontramos otras que pueden expresar sensaciones tan diferentes como la ira, el desprecio, el horror, la vergüenza o la incredulidad. No serían éstas, desde luego, sonrisas de gran utilidad a la hora de ligar.

Para empezar, hay que tener presente que sonreír sin ganas de hacerlo puede ser contraproducente para la persona que sonríe. Lejos de alcanzar un mejor estado de ánimo, la persona que sonríe con fingimiento y sin ganas de hacerlo se acaba sintiendo más enfadada e irritable al final del día. Eso, al menos, es lo que se desprende de un estudio realizado por la Universidad Estatal de Michigan tras realizar un seguimiento a 58 personas durante dos semanas. Hay que evitar, por tanto, el sonreír de manera falsa o desganada. Si seguimos esta norma evitaremos transmitir una imagen distorsionada de nuestro carácter y personalidad y eludiremos esa irritabilidad derivada de la realización de actos insinceros o que, en un momento determinado, vayan en contra de nuestros sentimientos.

Sonrisas buenas y sonrisas malas

Vamos a ver a continuación algunos de los tipos de sonrisas más comunes:

  • Sonrisa de Duchenne o sonrisa sentida. A este tipo de sonrisa se la llama sonrisa de Duchenne porque fue descrita por el neurólogo francés Duchenne de Boulogne en el siglo XIX. La sonrisa de Duchenne se realiza al contraer los músculos cigomático mayor y menor cerca de la boca. Al contraer dichos músculos, se eleva la comisura de los labios. Pero la sonrisa descrita por Duchenne no es sólo debida a la contracción de los músculos indicados. También lo es a la contracción del músculo orbicular. Este músculo es el responsable de que, a la hora de sonreír, se formen alrededor de los ojos lo que se conoce como “arruguitas de la felicidad”. Al contraerse, el músculo orbicular eleva también las mejillas. Es, sin duda, el tipo de sonrisa más sincera, la que podría expresar un mayor bienestar personal, la más contagiosa.
  • Sonrisa falsa o sonrisa de cortesía. Todos hemos sonreído alguna vez con alguna broma que no nos ha hecho, en verdad, demasiada gracia, ¿verdad? Pues bien: el tipo de sonrisa que esbozamos en ese momento es lo que llamamos sonrisa falsa o sonrisa de cortesía. Al esbozar este tipo de sonrisa, elevamos la comisura de los labios, sí, pero los ojos no participan de la sonrisa. Otra de las características propias de este tipo de sonrisa es que siempre brota o finaliza a destiempo. O dura demasiado o aparece antes de tiempo.
  • Sonrisa de miedo. Sí: a veces, cuando tenemos miedo, sonreímos. Lo hemos heredado de los chimpancés. Ellos también sonríen cuando expresan nerviosismo, miedo o sumisión. Hay estudios, además, que han demostrado que los bebés sonríen cuando, por alguna causa, se sienten angustiados. Por su parte, un experimento de la Universidad de Yale sirvió para demostrar que los seres humanos, en presencia de alguien a quien consideramos de un status superior, tendemos a sonreír. Este tipo de sonrisa sería la sonrisa derivada de todos estos sentimientos.
  • Sonrisa atenuada. Este tipo de sonrisa viene determinada por un marcado componente cultural. Hay culturas en las que está mal visto mostrar abiertamente las emociones. Los japoneses y japonesas, por poner un ejemplo, sonríen más con los ojos que con la boca. Y lo mismo sucede con otras culturas orientales. La sonrisa atenuada o amortiguada es, en el fondo, el resultado de intentar controlar una sonrisa automática y feliz. Para conseguirlo, para controlar esa sonrisa automática y feliz, presionamos la comisura de los labios hacia abajo apretando éstos.
  • Sonrisa miserable. Esta forma de sonreír muestra un contraste muy marcado entre lo que expresan los ojos y lo que expresan los labios. Mientras los labios esbozan una sonrisa, los ojos muestran tristeza o, en algunos casos, dolor. La Universidad de San Francisco realizó un estudio de más de 4.800 fotografías de atletas que habían competido en los Juegos Olímpicos de Atenas. Dicho estudio sirvió para descubrir que, por regla general, los medallistas de plata mostraban mayoritariamente este tipo de sonrisa.
  • Sonrisa calificativa. Con este nombre se conoce un tipo de sonrisa que no suele gustarnos mucho cuando la contemplamos en el rostro de la persona con la que nos estamos comunicando. Es, por ejemplo, la sonrisa de quien está a punto de darnos una mala noticia. Esta sonrisa, incómoda en extremo, es una sonrisa en la que se mezclan sentimientos y emociones muy variados. En ella puede, perfectamente, plasmarse la vergüenza. Es una forma de sonreír que suele expresarse levantando ligeramente el labio inferior e inclinando ligeramente la cabeza.
  • Sonrisa de desprecio. En este tipo de sonrisa se mezclan el disgusto y el resentimiento. Esta forma de sonreír es muy común en Asia. Estando culturalmente impuesto que no se muestren los sentimientos, la sonrisa apretando las esquinas de los labios sirve a los orientales para mostrar su enojo.
  • Sonrisa de alegría maliciosa. Sabemos que está mal, pero somos humanos y, por tanto, imperfectos. Por eso en ocasiones la mayoría de nosotros (hay que conceder un margen a la bonhomía) nos alegramos por el mal de otro. La manera más común de ejecutar esta forma de sonreír es utilizar la parte superior de los labios para expresar un tipo de sonrisa que, de alguna manera, es la sonrisa que utilizan los personajes malvados del mundo del celuloide.

Más allá de estos tipos de sonrisas podemos encontrar otros como la sonrisa sarcástica (que puede denotar ironía, superioridad e, incluso, crueldad), la sonrisa coqueta, la sonrisa de incómoda vergüenza, la sonrisa soñolienta, la sonrisa del amor (cargada de complicidad entre los que se quieren y forman una pareja), la de la victoria (que denota una mezcla de satisfacción, alegría y felicidad) o la sonrisa del recuerdo, un tipo de sonrisa que brota cuando nos dejamos llevar por la nostalgia y nos zambullimos en recuerdos que, por el motivo que sea, nos resultan gratos.

Cuando conocemos a alguien y queremos seducirlo, cuando hablamos con esa persona, tendemos a utilizar la sonrisa de coordinación, que es el tipo de sonrisa que usamos para expresar a alguien que le estamos escuchando y que estamos de acuerdo con su mensaje. Esta forma de sonreír, a la hora de ligar, puede ser muy útil. A todo el mundo le gusta sentirse escuchado. A todo el mundo le gusta ser tenido en cuenta. Por eso este tipo de sonrisa, la sonrisa de coordinación, es una de las grandes armas que podemos utilizar para allanar el terreno hacia una conquista.