“Donde pones la olla…”
¿Cuántas parejas no se han formado en el puesto de trabajo? ¿Cuántas aventuras no han germinado al abrigo de una empresa? ¿Cuántos hombres y mujeres no han unido sus pasos en la vida tras compartir ocho o más horas de trabajo? Seguro que conoces a muchos hombres y a muchas mujeres que encontraron a su pareja en el trabajo. Quizás tú seas uno de ellos. En la cadena de montaje de una empresa automovilística, en una oficina, en un almacén, en una empresa de reparto, en una oficina de correos, en un supermercado… El reponedor y la cajera se van de la mano cuando baja la persiana del Lidl, el cartero y la clasificadora se dan piquitos entre cartas y certificados, el profe de Matemáticas y la profa de Lite se comen con los ojos en el claustro de profesores, el contable deja un beso furtivo en el cuello de la secretaria de dirección cuando se acerca a su mesa a mirar la pantalla de su ordenador y la enfermera de cardiología aprovecha un receso para magrearse con el camillero en algún cuarto perdido del hospital… Los líos entre compañeros de trabajo son tan numerosos que ya entran en la categoría de clásicos.
Siempre se ha dicho que la relación sentimental entre compañeros de trabajo puede, a la corta o a la larga, acarrear problemas. El habla popular, siempre tan creativo, acuñó hace ya tiempo una sentencia que ha hecho fortuna: “donde tienes la olla no metas la polla”. ¿Expresivo verdad? Los problemas que pueden derivarse de una relación sentimental dentro del trabajo pueden afectar al trabajo en sí (sobre todo cuando una de los dos miembros de la pareja desempeña una tarea en la que, de un modo u otro, se erige en jefe/a o responsable del otro miembro) pero también pueden afectar a la propia dinámica de la pareja. Imagina por un momento que esa relación quiebra. ¿Imaginas lo que puede ser, tras una ruptura, el estar obligado a verse y, en ocasiones, a trabajar codo con codo día tras día y semana tras semana? Un pequeño infierno, sin duda. Algo que puede resultar agotador.
La sentencia, pues, de no mezclar las relaciones sentimentales con el trabajo es lo suficientemente clara como para convertirse en dogma de fe de toda persona que ponga su vista con interés erótico/sentimental en un compañero o compañera de trabajo. Pues bien: seguramente es una de las sentencias más violadas de todas las que, de una forma u otra, encierran algún tipo de consejo para manejarse en la vida. Y es que, como dijo el Dante, el Amor mueve al sol y a las estrellas. Y quien dice el Amor dice el Deseo. Y las horas que se pasan juntos en el trabajo, ese roce, hace brotar el cariño o, cuanto menos, hace saltar la chispa del Deseo.
Tips para conquistar a una compañera de trabajo
Si estás en esa tesitura, es decir, si quieres conquistar a una compañera de trabajo, deberás tener en cuenta una serie de consejos.
El primer consejo que debes tener en cuenta si quieres seducir a una compañera de trabajo es, como en todo proceso de seducción, hacer una primera valoración que te ayude a discernir hasta qué punto esa compañera de trabajo está abierta a la posibilidad de ser seducida. Si tras esa valoración crees que la seducción es posible (es decir: que la compañera de trabajo no rechazaría frontalmente una intentona de seducción), ten siempre en cuenta que la cautela es, en este caso, quien debe guiar tus pasos. Por muchas ganas que tengas de ligar con una compañera de trabajo debes evitar en todo momento el coqueteo agresivo, el ir a saco. Una sonrisa o un guiño de ojos al cruzarse puede servir para realizar esa valoración de la que hablábamos. Si ella responde con otra sonrisa o entra en el juego del guiño de ojos puedes abrigar esperanzas. Si, tras un par de contactos de ese tipo, ella no te responde con una sonrisa ni con un guiño, plantéate seriamente la opción de renunciar a tus planes de seducción con esa compañera.
Una vez establecido ese primer contacto hay que generar confianza y, aprovechando esa confianza que se ha generado, coquetear con una mayor agresividad. Para generar dicha confianza nada mejor que intentar coincidir con ella y preguntarle con delicadeza por sus gustos, sus aficiones, sus problemas… Coquetear con mayor agresividad no es, tampoco, lanzarse a saco. Coquetear con mayor agresividad o intensidad es sinónimo de reducir el espacio entre vosotros y de buscar un leve contacto físico. Tocarle las manos de tanto en tanto, el hombro… Todo esto hay que hacerlo con extrema precaución, intentando en todo momento interpretar sus gestos y analizar su lenguaje corporal cuando se produzca cualquiera de esos contactos.
Trabajo es trabajo
Algo imprescindible si se desea conquistar a una compañera de trabajo es tener en cuenta que gran parte de la tarea de seducción deberá realizarse en el tiempo de descanso. La hora del almuerzo, la del descanso de media tarde, la de comer… cualquiera de estas pausas en el trabajo en buena para proponerle comer juntos. Al hacerlo, tu compañera de trabajo descubrirá en ti algo que siempre gusta a las mujeres: la decisión. Al mostrarte decidido habrás ganado un punto ante sus ojos.
Cuando hablamos de la importancia de elegir las horas o el tiempo de descanso para seducir a una compañera de trabajo estamos, en el fondo, diciendo una cosa: el tiempo de trabajo hay que dedicarlo a trabajar. Gastar ese tiempo en nuestro intento de seducción sólo puede acarrear problemas. Olvidarse de las propias responsabilidades y despistar a la otra persona cuando está ejerciendo las suyas es contraproducente cuando se quiere conquistar a una compañera de trabajo. La mujer, por regla general, no valora demasiado positivamente que un hombre se olvide de sus responsabilidades. Que ella sea la causa puede causarle, además, incomodidad. En cierto modo, ella puede sentirse observada por el resto de la empresa cuando tú la haces destinataria de tus atenciones en ese “tiempo sagrado” que es el tiempo del trabajo.
Otro consejo a tener en cuenta cuando se intenta ligar con una compañera de trabajo es que en ningún caso nuestro interés por esa compañera en especial debe mediatizar nuestro comportamiento con otros compañeros. Puede ser que otro compañero esté interesado en ella. Puede ser que otro desee conquistarla. Compitamos en buena lid y evitemos que la pretendida conquista acabe afectando a las relaciones entre compañeros de la empresa. Y recuerda siempre una cosa: no es tan importante el tiempo pasado junto a una persona como la calidad de ese tiempo. Es decir: no te preocupes porque otro compañero pase más tiempo con ella. Preocúpate por ofrecerle lo mejor durante el tiempo en que estés a su lado. Ella lo valorará. Después de todo, quizás a ella le canse más de lo que piensas ese moscón que no para de revolotear alrededor suyo.
Junto a estos consejos imprescindibles que hay que tener en cuenta a la hora de intentar conquistar a una compañera de trabajo hay otros que no deberíamos obviar:
- Consigue su número de teléfono para poder contactar con ella (el whatsapp puede ser un camino) una vez que haya finalizado la jornada laboral.
- Intenta quedar con ella fuera del trabajo. Si lo consigues (bien sea a cenar, a comer, a tomar una copa, a ir al cine, a acudir a un concierto…) ya habrás dado un paso de gigante. Ese paso, además, te permitirá mostrarte ante ella tal y como eres y, de paso, conocerla un poco mejor. Será ese conocimiento progresivo y mutuo quien os permitirá discernir vuestros sentimientos. Quizás éstos apunten hacia una relación esporádica. Quizás, quién sabe, apunten hacia algo más.
- No te olvides de interactuar con otras compañeras de trabajo. Eso aumentará su apreciación sobre ti. Los celos que ella pueda sentir al verte interactuar con otras mujeres serán una baza a tu favor.