El don de saber comunicar

No cabe duda de que el saber comunicar es un don. Lo comprobamos a diario en más de un programa de televisión o en algún espacio radiofónico. Hay profesionales (pocos) a los que les basta ponerse ante el micrófono para atraer la atención de los espectadores. Son personas que saben transmitir, que “llegan” a la gente, que “seducen” al público. Los mismo sucede con los actores. Y, si no, que alguien contemple cómo Marlon Brando interpreta en el film Julio César, dirigido por Joseph L. Mankiewicz en 1953, el discurso que Shakespeare pone en boca de Marco Antonio a la muerte de César. El texto del discurso, claro, es magnífico (¿cómo vamos a criticar algo que haya salido de la pluma de Shakespeare?); pero la forma de ser recitado por el genial actor estadounidense lo convierte a él y a la película en la que aparece en una pieza ineludible en la historia del cine.

Y es que, en muchas ocasiones, el interés de una historia no radica tanto en su contenido cómo en el cómo se ha contado esa historia. Esto es algo que debe tener siempre presente el aprendiz de seductor. Y es que está demostrado que saber contar historias hace que un hombre sea más deseable para las mujeres. ¿Cuánto? Hay estudios que hablan de que el atractivo del hombre que sabe contar historias respecto al de aquél que no sabe hacerlo es alrededor de un 30% más alto.

El estudio del que estamos hablando ha sido realizado por la Universidad de Carolina del Norte (EEUU). Para realizar este estudio, el equipo de la mencionada universidad reclutó un grupo de mujeres que debían encargarse de analizar los perfiles de diferentes y posibles citas. Para hacerlo, gozaban de un “informe” en el que se incluía una fotografía y una historia contada por el pretendiente. Una vez contempladas todas las fotos y escuchadas todas las historias, las mujeres seleccionadas para realizar el ensayo debían calificar a cada uno de los candidatos.
Los resultados de este estudio demostraron que los hombres que mejor contaban las historias fueron un 29% más deseables a los ojos de las mujeres. ¿Por qué? Según la autora del estudio, la Dra. Melanie Green, el poseer ese don de contar historias caracteriza habitualmente a las personas que son inteligentes y están socialmente adaptadas. Estas dos características hacen que aquél que las posee aparece ante los demás como una buena pareja.

Trucos de narrador

Melanie Green destacó también en su estudio que una historia contada gana enteros a los ojos de quien la escucha cuando dicha historia contiene anécdotas contadas con detalles específicos y un lenguaje vivo que se aleje de los caminos trillados y de las vaguedades de lo que se cuenta de un modo más o menos rutinario.

Para atraer la atención de las personas a la que se cuente la historia hay que emplear, pues, trucos de narrador, lo que no debe confundirse con la palabrería huera (los “charlatanes” no están muy bien vistos) ni con el exceso de imaginación. En una palabra, lo que cuentes debe ser creíble. Inflar tu experiencia puede acarrearte los mismos o parecidos problemas que puede acarrearte el inflar el propio currículum: puede salirte el tiro por la culata. Los “fantasmas”, después de todo, no tienen buena prensa. Y menos a la hora de ligar.

Otro aspecto que hay que tener presente al contar una historia es que no hay que hacerla durar por durar. En esto, como en tantas y tantas cosas, debe servir como norma la frase que escribiera Baltasar Gracián allá por el siglo XVII: “lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Y él mismo añade: “y aún lo malo, si poco, no tan malo”.

Consejos para ligar contando una historia

A la hora de servirse de contar una historia para ligar hay que tener en cuenta los siguientes detalles:

  • Hay que transmitir valores como familiaridad, respeto, seguridad, aprecio o confianza. Ésta es la mejor manera de crear rapport, esto es, sintonía emocional y psicológica.
  • Escoge un tema que pueda resultar atractivo para tu acompañante.
  • Inicia tu historia con un buen enganche. El anzuelo debe servir para que la chica quede enganchada a él. A partir de ahí hay que saber crear expectativas, manejar el ritmo, saber conducir la narración hacia un final en alto.
  • Haz un uso adecuado y nunca excesivo o injustificado del humor.
  • No te califiques ni presumas de tus virtudes. Cuenta lo que haces y, aunque sea algo extraordinario o, cuanto menos, extraño, hazlo de una manera natural, “como sin darle importancia”. La importancia debe dársela ella y será ella al hacerlo la que te califique. Es mejor contar una aventura interesante para ligar que decir que se es aventurero. Será más fácil que la persona a la que quieres seducir te preste atención si le cuentas cómo descendiste en barco por un río africano como si de Bogart acompañado de la Hepburn te trataras que si le dices que eres aventurero y, a continuación, le haces un rápido inventario de todos los lugares del mundo que has recorrido. Esto último podría parecer pretencioso y, además, no se sirve del anzuelo de la trama para atraer la atención de quien escucha tu relato.
  • Procura que la historia que cuentes para ligar no responda a todas las preguntas. Es más: tu narración debe generar preguntas y ésas preguntas, que la chica, muy probablemente, te hará cuando hayas acabado de narrar tu historia, deben servir para acrecentar vuestra relación y, en gran medida, vuestra conexión.
  • Recurre, al contar la historia para ligar con la que quieras conquistar a una chica, a los trucos que emplearía un actor. Usa tus gestos, tus movimientos y, sobre todo, tu voz, para dotar a la historia que cuentas de toda la gama de matices que necesita para hacerse más atractiva. Piensa en Marco Antonio/Marlon Brando declamando ante el Senado y el pueblo romano en el citado film Julio César.
  • Busca una frase de cierre concluyente que ponga el punto final a la historia. El cierre puede contener algún tipo de moraleja, aunque no es imprescindible. Sí puede ser apropiado que incluya un toque de humor que alivie a la conversación de la posible seriedad de la historia contada para ligar.