El riesgo de la “zona de amigos”

También se la podría llamar zona pantanosa. O zona catastrófica. O zona de la que hay que huir como alma que lleva el diablo. El nombre más común para referirse a ella es, sin embargo, friendzone (o, en castellano, “zona de amigos”). Con esa expresión anglófona nos referimos a esa situación en la que un seductor se ve condenado a ser considerado irreversiblemente por la mujer a la que desea conquistar como un amigo o, dicho de una manera más explícita, un “simple amigo”. Expresión terrible, sin duda, para el que lo que desea es irse al catre con el objeto de su deseo. Y, sin embargo, es el propio aprendiz de seductor quien acaba colocándose en dicha situación. ¿Por qué? Porque actúa más como un pretendiente amistoso que como una amenaza sexual.

Con todas las salvedades que podemos dar a todas las generalizaciones podemos afirmar que la mujer, al sentirse cortejada, ubica a su cortejador de manera instintiva en alguno de los dos grandes grupos en los que divide a los seductores que optan a asaltar sus almenas. El primero de ellos es el de los pretendientes amistosos. El segundo, el que agrupa a los seductores que son vistos por la mujer como una amenaza sexual. ¿Qué elementos caracterizan a los miembros de cada uno de estos grupos?

Pretendiente amistosos vr amenaza sexual

El pretendiente amistoso tiende a preocuparse por la seguridad, la comodidad y la reputación de la mujer. Este tipo de pretendiente tiende a andar con pies de plomo en el acercamiento a la mujer. El pretendiente amistoso quiere evitar en todo momento que la mujer piense que es demasiado atrevido. Lo que este tipo de pretendiente intenta es aparecer ante los ojos de la mujer a la que quiere conquistar como un buen partido, un futuro buen compañero, una seguridad a la que aferrarse. El pretendiente amistoso confía ciegamente en la táctica de la gota malaya. Poco a poco, lentamente… así es como el pretendiente amistoso espera conquistar a su pareja. El pretendiente amistoso es, en cierto modo, un romántico. Para él, la mujer a la que desea conquistar no es una mujer más; es una mujer única y especial que en ningún caso se iría con un seductor. El pretendiente amistoso, por decirlo de algún modo, está siempre a la espera de ese momento en que pueda besar por primera vez a su amada. Y espera, espera, espera…

Frente al comportamiento de este tipo de pretendiente y radicalmente contrario a él encontramos al pretendiente al que la mujer contempla como una especie de amenaza sexual. El seductor al que la mujer engloba en el grupo de las amenazas sexuales se comporta de la siguiente manera:

  • Sabe que incomodar a la mujer en ciertos sentidos puede ser positivo para él.
  • Sabe cuando le gusta a una mujer.
  • Sabe que hay que darle emoción a una mujer para que no se aburra junto a él.
  • Deja explícitamente claro, y desde el principio, que no quiere ser amigo de esa mujer.
  • Sabe que los favores hacia ella no tienen por qué facilitar la conquista erótica.
  • Sabe que el tiempo transcurrido sin alcanzar el objetivo no juega a su favor.
  • Tiene altas expectativas.
  • No se preocupa por el rechazo. Es más: esa barrera es un reto a vencer.

Si el pretendiente amistoso espera, espera y espera el momento idóneo para dar un paso adelante, el pretendiente al que la mujer contempla como una amenaza sexual, lejos de esperar la llegada del momento oportuno, intenta crear por sí mismo la situación para dar ese paso.

Lógicamente, y a priori, el pretendiente amistoso corre continuamente el riesgo de ser condenado a la friendzone. Cuantas más actitudes de pretendiente amistoso tenga un seductor mayor riesgo corre de quedar recluido en la zona de amigos.

Si estás intentando conquistar a una mujer y tienes dudas sobre si te has emplazado o no en la friendzone, intenta progresar en tu intento seductor. Da un paso, aunque sea mínimo, adelante. Intenta besarla, por ejemplo. Si no responde positivamente a tu intento y esquiva el beso es porque sólo te considera su amigo. Si responde positivamente, la zona de amigos en la que sospechabas haber caído no tiene razón de ser y no es real. Puedes ser algo más que un amigo.

Consejos para evitar la zona de amigos

Para no caer en la friendzone y no quedar empantanado en ella, un seductor debe seguir los siguientes consejos:

  • Un pretendiente con posibilidades realiza halagos muy diferentes a los que realiza un pretendiente amistoso. Éste halaga, por ejemplo, los ojos o el cabello de la persona a la que se desea conquistar; aquél, el escote de ella, sus piernas o su sensualidad.
  • Un pretendiente con posibilidades intenta que quede claro que una cita es una cita y no un encuentro de amigos. El pretendiente que cae en la friendzone pregunta a la mujer a la que desea conquistar adónde quiere ir; el pretendiente que se comporta como una amenaza sexual, impone ciertas normas. Dice, por ejemplo, “nos vemos dentro de un rato”. O dice “ponte sexy”. Al decir eso, de una manera no brusca, deja meridianamente claro que la cita no es una cita de amigos.
  • Un pretendiente con posibilidades huye de esas situaciones en las que la mujer empieza a hablarle de sus ex y de sus pretendientes. Zambullirse en una conversación de ese tipo bordea los límites de la friendzone, por lo que resulta excesivamente sencillo caer en ella. Una mujer no puede contarte lo que no le contaría a su novio. Si lo hace, es, por regla general, porque te está empezando a ver (si es que no te ve ya) como a un amigo.
  • Un pretendiente con posibilidades no renuncia a ser el paño de lágrimas de la mujer a la que quiere conquistar, pero siempre se prestará a ello dejando claro la atracción física que siente por ella. Dejando eso claro, la mujer podrá actuar de dos maneras. O renunciando a contarte problemas sentimentales con su ex o con algún pretendiente, o utilizándote como paño de lágrimas para, con ello, conseguir algo más contigo. Si se queja de su novio o de su ex y tiene claro lo que tú deseas con ella (porque así se lo has hecho ver), es muy probable que esté dándote pistas para que tú le proporciones (o intentes proporcionarle) aquello que su novio o su ex no le proporciona.
  • No abundes en el uso de mensajes y whasapp’s si no tienen el objetivo de citarte con ella. No le preguntes sólo por cómo le ha ido el día o por si se encuentra bien. Si lo haces, no tardarás en quedar emplazado en la enloquecedora zona de amigos.

Todos estos consejos para evitar caer en la friendzone se reducen, finalmente, a uno: dejar claro en todo momento que lo que queremos es ser amantes, no amigos. Y a actuar en consecuencia.