No me gusta mi culo

“Están ahí, en los carteles publicitarios y en los anuncios de televisión, bamboleándose, rotundos y perfectos. Los miro y siento envidia. Yo quiero tener uno como ése, me digo con admiración y envidia cuando los veo pasar. Yo quiero que todas las miradas se giren a mi paso. No lo quiero tener escurrido como lo tengo, ni caído. Quiero que se mueva, bailongo y seductor, cuando camine. Y que luzca en los belfies. Con él me resultará más fácil ligar. Sí, definitivamente, yo quiero tener un culo de diseño, respingón y musculado. Ya me encargaré yo de broncearlo para darle la apariencia perfecta”.

Este modo de pensar ha hecho que el implante o el tratamiento de glúteos para mejorar la apariencia del trasero se haya convertido en una de moda. Si en un tiempo fueron las mamas las que centraron principal y casi exclusivamente la tarea profesional de los cirujanos estéticos, ahora son los glúteos unas de las estrellas de una profesión que, paso a paso, va prestando atención a más partes del cuerpo humano.

Mujeres y hombres por igual quieren marcar culito y que sus posaderas se conviertan en el centro de atención de todas las miradas. El gimnasio, en muchas ocasiones, no es suficiente para conseguirlo. El esfuerzo físico y las horas de sudor pueden hacer mejorar nuestra musculatura, sí; pero no pueden hacer milagros. Si no hay masa muscular es difícil que a esa masa inexistente se la pueda redondear o moldear. Por muchas horas de pesas que se le dediquen y muchos complejos vitamínicos que se tomen. Por eso, cada vez más, quienes están a disgusto con la forma, estructura o poderío de su trasero y quieren hacer de él un argumento a favor más a la hora de ligar, buscan la intervención de algún cirujano estético que dé a esa parte tan sensible de su cuerpo la forma deseada.

Como en todas las intervenciones o tratamientos que, de un modo u otro, afecten al propio físico, el principal consejo que puede darse a quien desea modificar una parte de su cuerpo (más allá de la necesidad de aceptarse cada uno como cada uno es, que sería un consejo que todos deberíamos tener en cuenta y al que deberíamos plegarnos) es el de recurrir siempre a un profesional de prestigio y calidad contrastados antes de dar el paso de modificar, bien sea con el uso del bisturí, bien con cualquier otra técnica publicitada como “milagrosa”, cualquier parte de nuestro cuerpo.

Hay mucho pseudo-profesional suelto que se aprovecha o pretende aprovecharse de la falta de autoestima de las personas para hacer negocio con ello. Hay que ponerse a salvo de estos farsantes de la cirugía. La salud es algo demasiado importante como para ponerla en riesgo por una cuestión de estética y no hay que olvidar que, de tanto en tanto, hay alguna información en los medios que hace referencia a un desenlace fatal derivado de alguna intervención de cirugía plástica realizadas por gente sin apenas titulación. Afortunadamente, esto no es lo más habitual en nuestro país, donde los controles sanitarios actúan de una manera efectiva e impiden el intrusismo profesional y la mala praxis. Aun así, consideramos de vital importancia llamarte la atención sobre este punto si, por hache o por be, has decidido que, para estar a gusto contigo y con tu cuerpo, debes variar la forma de tus glúteos.

¿Cómo modificar los glúteos?

Antes de dar cualquier paso recomendamos, ante todo, información. Saber de las opciones de que se dispone es fundamental antes de tomar una decisión. Para modificar sustancialmente la apariencia de nuestro culo hay tres sistemas: el de las inyecciones de biopolímeros, el del implante de glúteos y el denominado “método brasileño”, consistente en la inyección de grasa.

Inyección de polímeros

Sobre el primero de ellos, el de la inyección de polímeros, sólo vamos a decir algo que ya debería ser sabido por todos y es que este sistema es absolutamente repudiable. Debe evitarse bajo cualquier concepto. Ningún cirujano plástico de mediano prestigio lo va a recomendar ni muchísimo menos llevarlo a la práctica. La inyección directa de silicona líquida o gel de polímeros ha presentado, históricamente, demasiados casos de toxicidad y complicaciones médicas. Desde la deformación del glúteo por formación de nódulos hasta las trombosis pulmonares, pasando por las infecciones severas o las embolias cerebrales, son demasiados los casos de problemas originados por este sistema de modificación de los glúteos.

Implante de glúteos

El implante de prótesis es uno de los sistemas más en boga. Las prótesis para glúteos empleadas son, en este caso, diferentes a las prótesis empleadas, por ejemplo, en el implante de mamas. Estas prótesis deben resistir una mayor peso o presión y por eso se usan, para realizarlas, geles de silicona de mayor densidad y cohesividad. Las formas que se emplean pueden ser redondas u ovaladas y antes de emplearse debe realizarse un estudio concienzudo no sólo de la textura y de las características de la piel y la carne de la persona que va a realizarse el implante, sino también de la estructura particular de sus glúteos, sus muslos, su zona lumbar o sus caderas.

Para realizar estos implantes se realiza un corte de entre 5 y 8 cm para crear un bolsillo en el que insertar el implante. La colocación de éste puede ser de tres tipos: submuscular, intramuscular o subfascial. Los dos primeros se suelen utilizar para crear un mayor volumen en la parte superior de la nalga. El tercero, por su parte, permite un mayor volumen en la parte baja. Los primeros permiten implantes más pequeños pero de aspecto más natural. El tercero, por el contrario, permite implantes mayores, pero la apariencia resultante del implante resulta menos natural que en los implantes submusculares o intramusculares.

Este tipo de intervención quirúrgica tiene catalogación de cirugía ambulatoria (el mismo día el intervenido puede marchar a casa) y sus postoperatorio requiere unas medidas de higiene estrictas y dormir y descansar durante un par de semanas boca abajo. La sutura que se utiliza es una sutura absorbible (los puntos desaparecen solos), la movilidad queda reducida durante varios días y pueden aparecer temporalmente hematomas o hinchazones que irán desapareciendo progresivamente. Como en cualquier intervención quirúrgica, el riesgo de infección siempre está presente, así como el rechace del implante.

Inyección de grasa

El sistema de inyección de grasa, o método brasileño, es, seguramente, el sistema más novedoso que se está empleando en el retoque de nalgas. Este sistema, al decir de sus defensores, presenta menos problemas de rechazo, formación de cápsulas o posibilidades de infección. También cuenta a su favor con el hecho de que su postoperatorio sea menos doloroso y las cicatrices que deja en el cuerpo sean menores. Este sistema se sustenta en una idea básica: la de trasladar la propia grasa del interesado (en cantidades de entre 200 y 600 cc) de una parte del cuerpo a la otra.

Vistos los tres métodos, eres tú, sin duda, quien debe escoger entre ellos. Damos por supuesto que, después de las advertencias que te hemos realizado, lo harás entre los dos últimos métodos comentados. Antes de hacerlo, sin embargo, plantéate que el ligar más o menos no tiene que ver única y exclusivamente con la apariencia física. La autoestima es fundamental. Y ajustar nuestras expectativas a nuestras posibilidades reales también. Después de todo, no hay que tener un culo perfecto para ligar. Ni para ser feliz. Y el tuyo, seguramente, está mejor de lo que crees. Muy seguramente alguien, a lo largo de tu vida, habrá disfrutado tocándolo. Y tú te habrás sentido satisfecho o satisfecha al sentir la caricia o el magreo de esa mano que convirtió tus nalgas en su objeto de placer.