Una filosofía milenaria

¿Nunca te has preguntado cómo un país como el Japón pudo levantarse como se levantó tras la Segunda Guerra Mundial hasta el punto de convertirse en una de las grandes potencias tecnológicas del mundo? Sin duda, el trabajo realizado durante todas estas décadas por el pueblo japonés y su clase obrera ha sido mucho, pero ese trabajo no hubiera dado los mismos frutos si esa cantidad de trabajo no hubiera sido guiado en todo momento por la persecución de la calidad. Perseguir la calidad implica adquirir una actitud ante la vida que se resume en un principio: el de exigirse siempre lo mejor de uno mismo y en pretender mejorar cada día un poco. Este principio es el que caracteriza un proceso de mejora continua que recibe el nombre de kaizen.

El término kaizen es un término japonés compuesto de los caracteres ‘kai’ (que significa ‘cambio’) y ‘zen’ (que significa ‘bueno’ o ‘beneficioso’). Así, kaizen significaría ‘cambio beneficioso’. El concepto de ‘zen’ es un concepto directamente heredado del taoísmo y la filosofía budista. En cierto modo, el concepto kaizen podría resumirse en una especie de eslogan que dijera “un largo camino comienza con un pequeño paso”.

El término kaizen adquirió una gran importancia durante los años cincuenta del paso siglo en el Japón. La ocupación estadounidense del Japón llevó al país nipón a expertos en métodos estadísticos de control de procesos. Estos expertos dominaban a la perfección los llamados TWY (Training Within Industry), unos programas de entrenamiento que servían para realizar consultorías a las industrias. Durante la guerra habían realizado consultorías a las industrias de la misma. Tras su finalización, los programas TWY sirvieron para instruir a la industria civil japonesa. Los métodos de trabajo de la industria nipona se vieron modificados radicalmente por los programas TWY. Éstos encontraron en la población japonesa un terreno abonado. No en vano, la milenaria filosofía de la superación estaba muy arraigada en la cultura japonesa. En esa combinación entre la inteligencia emocional de los orientales y la racionalidad occidental hay que encontrar la razón que explica el crecimiento industrial del Japón tras el desastre de la Segunda Guerra Mundial.

Mejorar poco a poco

El método kaizen, tan exitoso en el terreno de lo industrial, se aplica también en el mundo de la psicología y sirve tanto para que una persona que quiera perder peso lo consiga como para conseguir mejores marcas en atletismo. La base del método kaizen es no dejar pasar un día sin haber conseguido algún tipo de mejora, bien sea a nivel social, bien a nivel laboral, bien a nivel familiar. Para conseguir esa mejora hay que ser muy sincero con uno mismo y saber ver los propios fallos. Por decirlo de algún modo: hay que hacer una auditoría de uno mismo y esa auditoria debe ser descarnada y debe evitar todo tipo de autocomplacencia. La autocomplacencia es, de hecho, el enemigo principal de la posibilidad de mejora. Si no vemos nuestros defectos no podemos corregirlos y, no corrigiéndolos, no podremos mejorar.

El método kaizen presenta una ventaja capital sobre las llamadas filosofías de autoayuda. Éstas acostumbran a pedir cambios radicales que, en cierto modo, son difíciles de realizar. Al proponer ese tipo de cambios, las filosofías de autoayuda conducen al hombre que verdaderamente quiere mejorar a la desilusión. El método kaizen de mejora personal, por el contrario, aboga por el cambio incesante pero de pequeñas cosas. Un ejemplo: siempre nos resultará más fácil arreglar nuestra habitación que dejar de fumar. O llamar a ese amigo con el que siempre se quiere quedar y nunca se queda que aprender inglés.

Hacer un pequeño listado de las cosas que podemos cambiar en nuestra vida es el primer paso que debemos dar para aplicar el sistema kaizen de mejora progresiva y para beneficiarnos de sus ventajas. En cierto modo, al hacer eso estamos haciendo lo mismo que Kaoru Ishikawa, desarrollador del sistema kaizen, propuso al diseñar lo que en el mundo de la industria se conoce como círculo de calidad. Al actuar siguiendo el sistema kaizen, la industria debe definir un problema, reconocer las características del mismo, analizar sus causas, emprender las acciones necesarias para eliminar dichas causas, confirmar que dicha acción ha dado sus resultados, asegurarnos de que las causas se eliminan de manera permanente y revisar las actividades y planes para el futuro.

Como todo sistema orientado a mejorar nuestra manera de ser y lo que somos, el sistema kaizen puede ser muy útil a la hora de mejorar nuestra capacidad de seducción.