El saber no ocupa lugar

Seguro que has oído en más de una ocasión eso de que el saber no ocupa lugar. Sobre todo ahora, cuando, gracias al desarrollo de la tecnología, la expansión de internet y la aparición de los ebooks, han quedado atrás aquellos tiempos en que para aprender había que aprovisionarse de tomos y tomos de libros y de enciclopedias que, otra cosa no, pero ocupar espacio vaya si lo ocupaban.

También habrás escuchado aforismos como ése que dice que el saber es la única propiedad que no puede perderse, o el que afirma que el sabio es aquél que sabe que ignora, o el que sostiene que el saber es fruto de la experiencia. Basta bucear en Google para encontrar un largo listado de citas que “hablan del” o giran alrededor del saber.

Si queremos hablarte del saber en este blog dedicado al arte de la seducción y al ligar es, simplemente, porque el saber guarda una íntima relación con la capacidad de ligar y la facilidad para lograrlo. O eso, al menos, es lo que se desprende de un informe realizado recientemente por la OCDE.

En dicho informe, que tiene como título el de La búsqueda de la igualdad de género: una batalla cuesta arriba, se recoge un dato que está haciendo cambiar de una manera casi revolucionaria el mercado del ligue y el emparejamiento. Ese dato es el siguiente: habiendo incrementado las mujeres su nivel educativo, los hombres con menos estudios tienen menos posibilidades de ligar que aquellos que tienen más estudios.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), fundada en 1961, agrupa a 35 países democráticos con economía de libre mercado. Pues bien: a mediados de los años noventa del pasado siglo, en una amplia mayoría de esos países eran ya más las mujeres con estudios superiores que los hombres. Esta información no es baladí. De hecho, ha cambiado de manera radical el mercado del emparejamiento. Dicho de una manera clara y sencilla: las mujeres, ahora, exigen más. O, dicho de otro modo, no se conforman con poco.

Al mismo tiempo, la incorporación decidida de la mujer al mercado laboral y el hecho de que, poco a poco, vaya ocupando mejores y más remunerados puestos de trabajo ha hecho que la mujer, a la hora de buscar pareja, no se mueva tanto (como antes podía hacerlo) guiándose por un interés económico. O sea: que la educación adquiere valor como input a tener en cuenta por la mujer a la hora de escoger pareja.

El informe de la OCDE marca un antes y un después histórico en los años cincuenta del pasado siglo. Fue a partir de ese momento cuando la mujer entró de manera decisiva en la universidad. Hasta entonces, la inversión en educación estaba, en el seno de las familias, reservada a los hombres. A las mujeres se las reservaba para cumplir otra función social y para dicha función se las preparaba. El hecho de que se incorporaran a la enseñanza universitaria cambió, en gran medida, su rol social.

Homogamia, hipogamia e hipergamia

En la actualidad, señala el informe de la OCDE, lo más habitual es la homogamia, es decir, que la pareja esté formada por dos miembros de un nivel educativo similar. Más allá de la homogamia, la hipogamia se ha impuesto a la hipergamia. Si la hipergamia es el modelo tradicional de emparejamiento (es decir, aquél en el que el hombre está más preparado que la mujer), la hipogamia es aquel modelo en el que la mujer está más preparada culturalmente que el hombre.

O sea: que la preparación cultural tiene importancia a la hora de ligar. El hombre con poca preparación cultural tiene, hoy, menos oportunidades para ligar que el hombre con mayor preparación cultural. Máxime teniendo en cuenta que ya quedaron atrás los años en que, en plena burbuja inmobiliaria, colectivos con bajos niveles de estudios presumían en ocasiones de sueldos a los que no podían llegar personas con un mayor nivel de estudios. Tras la crisis, esos colectivos han perdido el “encanto” de sus sueldos y se han visto condenados a tener que emplearse en puestos de trabajo precarios y mal remunerados. Esto, claro, no los convierte en una opción matrimonial deseable. Sin un salario digno no se puede optar a una vivienda de compra. Sin un salario digno, la educación de los hijos puede convertirse en una montaña difícil de escalar.

Algo que también se recoge en el informe de la OCDE que estamos comentando en este post es el hecho de que existe una tendencia entre las mujeres con alto nivel educativo a emparejarse “hacia abajo”. El hombre con bajo nivel educativo, por el contrario, se muestra tradicionalmente reacio a emparejarse “hacia arriba”.

Recogemos este informe para ponerte sobre aviso sobre la importancia del saber o, cuanto menos, del nivel formativo. Si quieres ligar, invierte en conocimiento. Un buen nivel formativo no te garantiza un mejor puesto de trabajo, pero sí que te permitirá hacer más amplio el abanico de mujeres a las que podrás conquistar. Tenlo presente para ser un mejor ligón.