Otro texto

Otro texto también fue sencillo y simple y se me había ocurrido mientras estaba encerrado en mi habitación, sentado en la cama y con el portátil entre mis piernas. Me habían añadido en favoritos algunas mujeres del sitio de internet, pero no estaba impresionado, ya que esperaba más. ¿Cómo cambiar esto, me pregunté? La respuesta me tomó un tiempo, pero puesta en marcha funcionó a la perfección …

Actualización … por favor, no hace falta enviar un mensaje si me incluyes en tu lista de favoritos. Lo sentimos, no hagas caso de la última actualización: acabo de recordar de que lo he soñado.

Esta actualización del texto de perfil resolvió las dudas que tenía y empecé a recibir mails de gente que me había añadido como favoritos. Lo fantástico de este post era que se mostraba mi sentido del humor.

A pesar de que el perfil era divertido, recibí dos mensajes que hablaban a cerca de mi texto:

Creo que me he equivocado de lugar, bye.

Como ya he dicho, pensé que había quedado divertido, pero al parecer a nadie más se le ocurrió que fuera así. Siempre ha habido algo que desde el principio me ha dado grima: un perfil de muchas palabras: un tocho de muchas letras que no acaban por decir nada y se podía haber resumido en cinco líneas. Me ponía a leer, al principio, perfiles largos y cuando acababa, me quedaba igual. Hay algunos que parecen una declaración de intereses y hablan, y hablan … Un perfil puede ser, fácilmente, demasiado corto, pero éste va a conseguir más lecturas que uno estirado. Un perfil demasiado largo y sin contenido puede provocar, hasta bostezos de aburrimiento. Y yo, prefería escuchar la vida de alguien por el chat que no leerlo en un perfil público. Una breve descripción de lo que eres es justo y necesario: no pongas ni todos los lugares en dónde has estado, ni los sueños, ni las metas ni nada por el estilo.

El perfil del miedo.

Como he dicho antes, hay miles de perfiles y, la mayoría, distintos. Pero fueron muy pocos los que me hicieron enviarles un mensaje. Creo que me acostumbré a los perfiles “normales” y siempre esperaba leer algo fuera de lo común.

Uno de los perfiles que me llamaron la atención, de la señorita X, ponía:

“Dudo que haya algún hombre que pierda el tiempo leyendo estas líneas, pero ¿qué estoy buscando en este lugar? No creo que la mejor manera de conocer a un hombre (como norma son mentirosos compulsivos y carentes de sensibilidad) sea por estos medios, pero por intentarlo, que no quede. Si te consideras un caballero (sí, sí … un caballero desde los pies a la cabeza) puedes enviarme un mail explicándome que tienes de diferente y que me podrías aportar. Espero no recibir mensajes de cromañones ni de hombre apestosos recriminándome algo que, en estos momentos, no necesito. Eliminaré los mensajes groseros sin ningún miramiento. Soy honesta y sincera y, por favor, pido lo mismo. Abstenerse cotillas y hombres ignorantes (si eres un intento de caballero, mantente bien lejos de mí)”

Este mensaje me llamó la atención y, con una sonrisa, le tuve que enviar un mensaje. Utilizaremos éste perfil como ejemplo, más adelante, sobre la manera de romper el hielo cuando se envía el primer mensaje.

Todavía sonrío cuando leo este perfil y, creo, que es unos de los mejores que he leído. Los primeros perfiles que leí, podríamos catalogarlos como “los perfiles del miedo”: desde la española, en teoría con buen dominio del español, su perfil estaba lleno de gramática mal hecha … horrible, por no llamarlo así. Aunque la chica pretendía ser graciosa y honesta, el perfil dejaba mucho que desear y daba, un poquito, de miedo leerlo. Algunos decían “acurrucado en frente de la tv, con una copa de vino y esperándote.

La chica X, después de intercambiar algunos mails con ella, me dio a entender que era una chica muy agradable, con un sentido el humor bastante seco: en fin, una chica divertida e interesante a pesar de que su perfil daba un poco de repelús.

Es precisamente este tipo de perfil que consiguió motivarme para enviar un mensaje. Como he dicho antes, no es todo lo que se en el perfil, también hay que contar la foto que ella pone: con un buen texto la foto es casi lo de menos.

A menos que interese …

La señorita X se convirtió en una amiga mía muy especial. Quedamos para intercambiar historias y cosas de las citas y, en definitiva, cómo iban nuestras experiencias. No quería nada con ella, ni ella conmigo: por eso fraguó nuestra amistad. Luego volví a entrar en su perfil y releí su texto.