Control de los nervios

Lo has conseguido. Ya tienes la fecha para tu primera cita con esa chica con la que desde hace tanto tiempo deseabas quedar. Ahora llega el momento de los nervios, la hora de no saber qué hacer. Tienes miedo a meter la pata en algún momento. No te obsesiones. Todos hemos metido la pata alguna vez. Si lo haces, lo mejor es pedir disculpas y pasar página. Eso dará muestras de tu madurez. Ninguna pequeña metedura de pata puede lesionar la autoestima y la confianza en sí mismo y en sus posibilidades de triunfo de un buen seductor. Será, precisamente, en esas circunstancias, cuando el seductor dará lo mejor de sí y se mostrará templado y dominador de la situación.

Pero el seductor no sólo nace, también puede hacerse. Y para hacerse, el seductor debe bregarse en situaciones como ésta que analizamos ahora: la de la primera cita. Si conforme se acerca el momento de esa cita notas que estás muy nervioso o alterado o ansioso, no lo dudes: tómate un tiempo para ti mismo y realiza unos ejercicios respiratorios. Nada peor que la ansiedad para enfrentar una primera cita y nada mejor que controlar la respiración para conseguir calmarse. Y la calma y el relax son fundamentales para poder afrontar ese tiempo capital que es el de, finalmente, poder encontrarse con esa persona a la que queremos seducir.

Una vez calmado, y mientras te devanas los sesos pensando en qué debes hacer y en qué no, puedes tener en cuenta una serie de cosas que, sin duda, no estarán de más en esa primera cita. Realizando esos pequeños actos, la primera cita transcurrirá para ti de una manera más tranquila.

Pequeños actos que suman

¿Qué pequeños actos son ésos que suman positivamente en una primera cita?

En primer lugar, no llegar tarde. La impuntualidad no debe tener excusas. Es una de las faltas de respeto más importante que puedes tener hacia una persona. Piensa que el tiempo de esa persona es tan importante como el tuyo. Al llegar tarde, indirectamente estás menospreciando el tiempo de esa persona. Por lo tanto, no llegues tarde nunca a una cita, sea la primera o no.

En segundo lugar, procura lucir la mejor de tus sonrisas en tu primera cita. Normalmente no caemos en ello, pero la sonrisa es gratis y es uno de los mejores regalos que podemos entregar a una persona. Una sonrisa plasma, entre otras cosas, que la persona que la exhibe se encuentra a gusto con la persona a quien la ofrece. Y eso, queramos o no, es una manera de valorar positivamente a la persona que deseamos conquistar. Dicho de otro modo: nuestra sonrisa a esa persona es, en cierto modo, un silencioso piropo que lanzamos a esa persona para que sepa hasta qué punto valoramos lo que ella nos ofrece.

Una tercera acción que no debe faltar en una primera cita, y que debe reforzar el invisible aunque existente piropo anterior, debe ser realizar una pequeña observación en la que se valore positivamente la apariencia física y exterior de la mujer con la que nos hemos citado. Lo verdaderamente importante aquí es encontrar la justa medida. Como ya vimos en un post anterior, el piropo debe ser usado prudentemente. Puede ayudar a abrir una puerta, sí, pero también puede provocar un portazo a todas nuestras aspiraciones.

Algo que no está de más (aunque a simple vista pueda parecer un poco ñoño) es traer a esa primera cita un pequeño obsequio. No es necesario que sea un ramo de flores. Puede ser un libro, algún cd, una cajita de bombones o caramelos…

Por supuesto, no se te ocurra acudir a tu primera cita sin ir bien aseado y bien vestido. Si llevas barba, mejor llevarla correctamente recortada. Piensa que no todas las mujeres aman la moda hípster y que son mayoría las que pueden poner objeciones a la hora de besar a un hombre a una barba pegado.

Sé caballeroso y fino en esa primera cita. Ya lo hemos señalado en algún que otro post. Abrir la puerta y dejar entrar primero a la persona que nos acompaña (sea mujer o sea hombre) es una señal de educación. Mostrarse maleducado no conduce nunca a un buen lugar.

Actos de restan

Además de pensar en estas pequeñas acciones que no deben faltarte en tu forma de actuar durante la primera cita, debes hacerlo también en esos pequeños actos que en ocasiones realizamos de manera inconsciente y que en una primera cita no debemos realizar nunca.

¿Qué cosas son ésas que no pueden hacerse en una primera cita?

Mascar chicle, por ejemplo. O exhibir un lenguaje excesivamente soez y que incurra en la blasfemia. O eructar. O realizar preguntas excesivamente personales (quedan incluidas aquí, lógicamente, las preguntas groseras sobre la vida privada o sobre sus hábitos sexuales). Tampoco es muy recomendable mentir sobre cuestiones básicas como aficiones, costumbres, trabajo, etc., ni hablar de nuestras antiguas relaciones, ni mirar el móvil, ni criticar en exceso a alguien.

Si en algún momento cometes algún tipo de inconveniencia durante esta primera cita, pide disculpas por ello. Y respira hondo y calmadamente si te sientes nervioso. Piensa que los nervios irán disminuyendo conforme la cita se vaya prolongando.

Cuando haya acabado, será importante encontrar las palabras adecuadas para despedirse. Para hacerlo, ahonda en tus sentimientos. ¿Qué tal te ha ido? ¿Te gusta esta chica lo suficiente como para quedar otra vez? Procura decirle que lo has pasado muy bien y que te gustaría repetir la experiencia. ¿Por qué a ella no puede haberle sucedido lo mismo? Si, por el contrario, la experiencia no ha sido tan satisfactoria para ti como para desear repetirla, huye de excusas, explicaciones, etc. Limítate a decir “buenas noches” y a despedirte sin dar pie a que pueda pensar que pueda haber otra oportunidad de quedar.

Y al despedirte, ¿qué hacer con los labios? Un beso puede ser muy arriesgado en esta primera cita. En dicho momento debes jugar a la intuición. ¿Crees que ella desea que le beses? Intenta hacer una lectura adecuada de su forma de comunicarse no verbalmente. Si ella busca tu beso, es probable que busque el acercarse a ti y el inclinar la cabeza. Si no lo busca, mantendrá la distancia. En este caso, casi mejor pecar de quedarse corto que de ser demasiado atrevido. No hay que tomarse libertades que no nos hayan dado. Quizás soñemos con acostarnos con esa mujer, pero la propuesta de hacerlo deberá hacerse más adelante. Salvo excepciones, la propuesta de sexo no acostumbra a triunfar en la primera cita.