El término “follamigo” ha ganado popularidad en los últimos años, especialmente entre las generaciones más jóvenes, y se ha convertido en un concepto común en la cultura contemporánea. Esta palabra es la combinación de “follar”, que es una forma coloquial de referirse a mantener relaciones sexuales, y “amigo”, que implica una relación de camaradería. Pero, ¿qué significa realmente ser un “follamigo”? ¿Y de dónde proviene este término?
A esa pregunta vamos a dar respuesta en este artículo. En él hablaremos también de las reglas no escritas que rigen en este tipo de relaciones, así como de hasta qué punto es conveniente el repetir (es decir: el mantener relaciones sexuales más de una vez con alguien a quien sólo consideramos amigo/a).
Finalmente, hablaremos en nuestro post de las complicaciones emocionales que pueden derivarse del mantenimiento de una relación de este tipo. Y es que no es nada sencillo ser un amigo con derecho a roce.
¿Qué es un follamigo?
El follamigo se refiere a una relación que se basa en la amistad, pero que incluye también una componente sexual. A diferencia de una relación romántica tradicional, donde existe un compromiso emocional más profundo, la relación de follamigos se caracteriza por la falta de ataduras afectivas. Los involucrados disfrutan de los beneficios de la intimidad física sin las responsabilidades y complicaciones que suelen acompañar a una pareja romántica formal.
El origen de este término se puede rastrear hasta la evolución de las dinámicas de relaciones en la sociedad moderna. La revolución sexual de los años 60 y 70 sentó las bases para un cambio en la percepción de las relaciones humanas, donde se empezó a valorar más la libertad sexual y menos el compromiso. Con el auge de internet y las aplicaciones de citas, la forma en que las personas se relacionan también ha cambiado drásticamente. En este contexto, el follamigo emerge como una alternativa viable para aquellos que buscan satisfacción sexual sin el peso que a menudo conlleva el amor.
La aparición del término “follamigo” también coincide con el concepto de “friends with benefits” (FWB), que es un término anglosajón que describe una relación similar. Sin embargo, aunque ambos términos describen relaciones que combinan amistad y sexo, hay matices que los diferencian. En general, los “friends with benefits” tienden a ser más abiertos sobre la naturaleza sexual de su relación y, en algunos casos, pueden establecer límites claros desde el principio. En cambio, el ser follamigos puede implicar en ocasiones una mayor ambigüedad en cuanto a las expectativas y el futuro del vínculo.
La cultura pop ha desempeñado un papel significativo en la difusión de estos conceptos. Películas, series y canciones han abordado las relaciones informales, promoviendo la idea de que es posible disfrutar de una conexión física sin convertirse en pareja formal. Esto ha llevado a una normalización de estas dinámicas, aunque también ha suscitado debates sobre la emocionalidad y el respeto en las relaciones.
Reglas no escritas de una relación de follamigos
Como hemos apuntado en el apartado anterior, las relaciones de follamigos, o “friends with benefits” en inglés, han ganado popularidad en los últimos años, especialmente entre jóvenes adultos que desean disfrutar de la intimidad sin las complicaciones de un vínculo romántico formal. Sin embargo, aunque la premisa puede parecer sencilla, establecer pautas claras y respetar ciertas reglas no escritas es fundamental para evitar malentendidos y mantener la amistad.
Entre las pautas más comunes que suelen establecerse en estas dinámicas podemos destacar las siguientes:
- Comunicación abierta y honesta. Uno de los pilares más importantes en cualquier tipo de relación es la comunicación. En la de follamigos, es esencial que ambas partes hablen abiertamente sobre sus expectativas y deseos. Esto incluye discutir qué se espera de la relación, qué se siente cómodo haciendo y cuáles son los límites de cada uno. Esta comunicación debe ser continua, ya que las emociones pueden cambiar con el tiempo.
- Definición de límites. Establecer límites claros es crucial para evitar confusiones. Esto puede abarcar una variedad de aspectos, desde el grado de intimidad física permitido hasta la exclusividad emocional. Por ejemplo, algunas personas pueden sentirse cómodas con la idea de continuar viendo a otras personas, mientras que otras pueden preferir mantener un vínculo con un enfoque más exclusivo. Es importante que ambos estén de acuerdo con los límites establecidos y que se respeten mutuamente.
- Mantener separadas las emociones. Uno de los riesgos inherentes a una relación de estas características es el potencial de que uno de los dos desarrolle sentimientos románticos. Para evitar esto, es fundamental que ambas partes se comprometan a mantener el vínculo en un ámbito puramente físico. Esto significa evitar actividades que suelen estar asociadas a relaciones románticas, como las citas formales o pasar tiempo en situaciones que fomenten la intimidad emocional.
- Reglas para la convivencia social. A menudo, las relaciones de follamigos se desarrollan dentro de grupos de amigos comunes. Es importante definir cómo se manejarán las situaciones sociales. Por ejemplo, ¿qué sucederá si ambos son invitados a la misma fiesta? ¿Cómo se comportarán el uno con el otro en público? Estas conversaciones pueden ayudar a prevenir situaciones incómodas y mantener una atmósfera cómoda para ambos.
- Revisiones periódicas. A medida que avanza la relación, es recomendable hacer revisiones periódicas para evaluar cómo se siente cada uno. Las relaciones de follamigos pueden evolucionar, y es posible que las necesidades y deseos de cada uno cambien con el tiempo. Estas revisiones permiten ajustar los límites y expectativas y, si es necesario, redefinir el vínculo.
- Establecer un código de conducta post-relación. En caso de que el vínculo cambie o termine, es fundamental tener un plan sobre cómo manejar la situación. Esto incluye decidir si se seguirán viendo y cómo se manejarán las interacciones en el grupo de amigos. Ser capaz de hablar sobre cómo proceder tras el final de la relación puede ayudar a preservar la amistad y evitar tensiones.
En resumen, las relaciones de follamigos pueden ser una experiencia divertida y liberadora si se manejan adecuadamente. Sin embargo, es esencial que ambas partes estén en la misma página y se comprometan a seguir ciertas pautas para evitar malentendidos. La comunicación abierta, el respeto a los límites y la disposición para ajustar el vínculo establecido son claves para disfrutar de la intimidad sin complicaciones emocionales. Al establecer estas reglas no escritas desde el principio, se puede disfrutar de ser follamigos de una forma saludable y sin estrés.
¿Repetir es de follamigos?
Seguramente los puristas de la follamistad descartan categóricamente la posibilidad de repetición porque conocen y temen algo que está más que comprobado: que el roce hace el cariño.
Y es que, en el fondo, somos animales de costumbres. No somos tan experimentadores como en ocasiones decimos ser y nos movemos mucho mejor entre las coordenadas conocidas del hábito que en el mar abierto de la aventura. Nos acostumbramos a una forma de ser besados, a una forma de ser acariciados, a una forma de ser lamidos, a una forma de ser follados, y ya nos va bien. Después de todo, la soledad pesa, y la voluntad de ser single no es siempre una voluntad férrea. Aparece entonces el cariño, el deseo de querer más.
Es entonces cuando se plantean cosas como “¿por qué no nos vamos a pasar un fin de semana juntos y nos encerramos en un cuarto a follar como locos?”. Si nos planteamos eso, deben, de inmediato, sonar todas las alarmas. A pasar el fin de semana follando se va con la pareja. Pasar el fin de semana juntos supone cohabitar y compartir, y eso es de novios o pareja o compañeros sentimentales o como se quiera llamar a ese vínculo en el que tienecabida el sexo, claro, pero también los planes de futuro.
¿Complicado, verdad? Después de todo, el neologismo de follamigo es bonito y el concepto al que hace referencia también. Demasiado bonito, quizás. Un poco, en el fondo, como todas las utopías, que son hermosas pero difíciles de alcanzar. Tal vez, a la corta y a la larga, salga más a cuenta, si se tiene un calentón, coger el teléfono, llamar a una escort de confianza y mantener a los amigos y a las amigas alejadas del contacto directo con nuestros genitales.
Amistad y sexualidad riman, pero quizás no siempre conjuguen del todo bien. Después de todo, son muchos los que afirman que el amor no es otra cosa que la suma de la amistad y el sexo. Los matrimonios de larga duración deberían dar su opinión sobre ello. Nosotros nos limitaremos a finalizar este artículo analizando las complicaciones emocionales que pueden darse en una relación de follamigos.
Complicaciones emocionales en una relación de follamigos
A pesar de la aparente ligereza de este tipo de vínculos, pueden surgir complicaciones emocionales que complican la amistad original y transforman la dinámica entre las partes involucradas.
Uno de los sentimientos más comunes que pueden emerger en un vínculo de follamigos es el de los celos. Aunque al principio ambas partes pueden estar de acuerdo en mantener la relación en un nivel casual, cuando uno de los involucrados comienza a salir con otras personas o muestra interés en alguien más, es probable que surjan sentimientos de inseguridad. Esto puede llevar a situaciones incómodas, donde la comunicación se rompe y los celos se introducen como un factor perturbador en la relación. Aprender a controlar los celos es importante cuando se desea salvar este tipo de vínculos.
Además, el desamor es otra complicación emocional que a menudo se pasa por alto. En el transcurso de una relación de follamigos, es posible que uno de los dos desarrolle sentimientos más profundos hacia el otro. Este tipo de enamoramiento puede ser confuso y doloroso, especialmente si la otra parte sigue aferrada a la idea de que el vínculo debe permanecer en un nivel puramente físico. Cuando estos sentimientos no son correspondidos o se sienten inhibidos, pueden causar malestar emocional, y la amistad puede verse amenazada.
La comunicación se vuelve clave en este tipo de relaciones, pero a menudo es una de las áreas más complicadas. Muchos prefieren evitar conversaciones difíciles para no romper la “magia” de lo casual. Sin embargo, la falta de comunicación puede llevar a malentendidos y resentimientos. Es fundamental que ambas partes se sientan cómodas expresando sus emociones y preocupaciones, independientemente de si eso significa redefinir la relación o, en algunos casos, ponerle fin.
Otro aspecto a considerar son las expectativas. A veces, una de las partes entra en la relación con la esperanza de que la dinámica evolucionará hacia algo más serio, mientras que la otra está completamente feliz con la naturaleza casual del acuerdo. Esta discrepancia en las expectativas puede llevar a frustraciones y desilusiones, lo que afectará al vínculo original de amistad. Es esencial que ambas partes estén en la misma página respecto a lo que quieren y esperan de la relación, para evitar futuros conflictos emocionales.
Finalmente, la presión social también puede jugar un papel importante en las complicaciones emocionales de una relación de follamigos. Las influencias externas, como amigos o redes sociales, pueden ejercer una presión no deseada que lleve a cuestionar la validez de la relación o a compararla con estándares de tipos de vínculos más tradicionales. Esto puede generar inseguridades y hacer que las personas involucradas se sientan mal acerca de su situación, incluso si están disfrutando de ella.