Esa difícil conquista que es la reconquista

Quizás la conquista más complicada de todas, cuando de seducción se habla, es la conquista de lo que ya se tuvo; es decir: la reconquista. Cuando se quiere conquistar a alguien por primera vez, ese alguien no conoce ni nuestras virtudes ni nuestros defectos. El éxito de nuestra conquista dependerá en buena medida de la capacidad que tengamos para hacer relucir nuestras virtudes al tiempo que disimulamos nuestros defectos. Si al final conseguimos conquistar a esa persona e iniciamos con ella una relación de larga duración, los defectos, indefectiblemente, irán aflorando poco a poco.

Que afloren los defectos de los miembros de la pareja mientras la historia de la misma avanza no quiere decir, ni mucho menos, que la relación se tenga que resquebrajar ni romper forzosamente. Cualquier persona medianamente inteligente sabe que no existen ni el príncipe ni la persona perfecta. Las personas no somos CR7, tenemos defectos. Si esos defectos son soportables para la persona que comparte su vida con nosotros, la vida puede seguir como si tal cosa. Ya se encargará ella, la propia vida, de poner fin a la relación. Es la vida, con sus idas y venidas, con sus meandros y sus cascadas, la que hace que las relaciones de pareja tengan un punto y final.

Cambiar el punto y final de una relación por un punto y aparte no es tarea fácil. A la hora de reconquistar a quien hemos perdido contamos con un hándicap: esa persona ya conoce nuestros defectos. Por decirlo a la manera castiza, sabe de qué pie cojeamos. No tiene sentido, pues, intentar engañarla a ese respecto. Decir de buenas a primeras que hemos cambiado no acostumbra a dar los resultados deseados. Entre otros motivos, porque nadie cambia así como así, sobre todo a ciertas edades.

¿Se puede reconquistar siempre a la pareja?

¿Qué debemos hacer, pues, para reconquistar a la pareja? ¿Cómo podemos volver a ligar con quien, habiendo ligado una vez y habiendo tenido una vida en común, dejó de ser nuestra compañera sentimental? Intentaremos dar algunos consejos que, en circunstancias normales, pueden servir para reconquistar a la pareja.

Asumimos que calificar a algo de normal es una manera un tanto chapucera de calificar a ese algo. ¿Cómo es una ruptura normal? ¿Cuáles son los motivos que provocan una ruptura normal? ¿En qué puede radicar la anormalidad de una ruptura? Entrar al trapo que nos tienden esas preguntas supone arriesgarse a dar derrotes sin sentido. Para desembarazarnos de la tentación del análisis sesudo tenderemos a la humorada negra o a la exageración de decir que quien mató a la familia de su cónyuge tiene pocas probabilidades de reconquistarlo. Consideraremos también que goza de pocas probabilidades de reconquista de la pareja quien, siendo reincidente en la infidelidad, acabó siendo infiel a su pareja con su mejor amiga/amigo o, peor aún, con su hermana/o (no necesariamente gemela/o).

Diremos que puede intentar reconquistar a la pareja quien rompió con ella por problemas de convivencia, por disparidad de planes de vida o, sencillamente, porque una de las personas había cambiado durante el tiempo transcurrido entre el instante en que se conocieron y el momento en que se selló la ruptura.

Meditación y empatía

Para intentar reconquistar al amor perdido hay que valorar, en primer lugar, este último aspecto del que hablamos: el de lo que una persona puede cambiar a lo largo del tiempo. El cambio no debe entenderse necesariamente como una degradación. Es más, en la mayoría de los casos el cambio no es sino el reflejo de una evolución que, lógicamente, no tiene por qué ser obligatoriamente negativa, al menos para la persona que experimenta dicho cambio.

Intentar recordar por qué la otra persona se enamoró de nosotros implica dos cosas. La primera: que aprenderemos a valorarnos en unos momentos en los que, probablemente, no andemos sobrados de autoestima. La segunda: que nos permitirá analizar si, de alguna manera, hemos cambiado o no. Igual nos llevamos una sorpresa. Igual nos damos cuenta de que ya no somos tan detallistas como lo éramos o nos hemos acostumbrado en exceso a no exteriorizar nuestros sentimientos ni a mostrarlos. Quién sabe si no hemos sido nosotros quienes, inconscientemente o por desidia, hemos descuidado la relación. A mucha gente le pasa. Lucha hasta la extenuación hasta conseguir un triunfo y, una vez alcanzado, se deja arrebatar la cúspide por haber considerado que su triunfo era un triunfo de por vida. Y en el amor, esto hay que tenerlo siempre presente, nada es de por vida. Por eso suele decirse que hay que regarlo y cuidarlo a diario.

Otra cosa que debemos hacer si queremos reconquistar a la pareja es preguntarnos hasta qué punto la monotonía ha sido responsable de la separación. La monotonía figura en la lista negra de los principales asesinos de las relaciones de pareja. Llámalo rutina, llámalo hastío. Si deseas reconquistar a la pareja debes apartarlos de un manotazo buscando actividades innovadoras. La mejor manera de redescubrir la maravilla de estar juntos es hacer cosas que no se han hecho antes. Puede servir desde apuntarse a un club de salsa como viajar a ese lugar al que siempre se quiso viajar y al que, por unos motivos o por otros, nunca se fue.

Algo que suelen hacer algunas personas que han conquistado a otra y han iniciado una relación duradera es descuidar su aspecto. ¿Eres de ese tipo de personas? Pues ponle remedio cuanto antes. Actualiza tu imagen, mímala. Eso puede servir para reconquistar a tu pareja. Que te vea como una vez te vio: como una persona atractiva.

Para reconquistar a la pareja es importante, también, respetar su espacio. No agobiarla. No querer que todo se resuelva en un pispás. Tener paciencia. Y, cuando no se está con ella, meditar. La meditación puede servir para descubrir que, después de todo, la pareja tenía algo de razón en algunos aspectos cuando se resolvió optar por la separación. Quizás uno era demasiado hiriente al decir las cosas. Esta asunción de una cierta culpabilidad implica, pues, el aprendizaje de nuevas maneras de comportarse. Frenar la impulsividad y asumir la necesidad de ceder pueden ser dos de esos cambios que debemos afrontar si queremos reconquistar a la pareja. Para reconquistar a la pareja hay que buscar el territorio común, lo que une y no lo que separa. En cierto modo, debes comportarte como un político que quisiera alcanzar algún tipo de acuerdo. En los tiempos que corren te puede costar encontrar un referente en ese aspecto. Pero no desfallezcas.

Hay personas que se sienten abandonadas dentro de la pareja, un poco solas e incomprendidas. Estas personas acostumbran a no sentirse apoyadas por su pareja cuando deciden emprender algún proyecto. Si tu ex pareja es de ese tipo de personas y quieres reconquistarla, apóyala en sus proyectos. Tendrás mucho ganado con ese apoyo.

Algo que toda aquella persona que quiera reconquistar a su pareja perdida debe hacer es renunciar a sacar los trapos sucios. Abrir el cajón de mierda sólo puede servir para acabar pringado de ella hasta arriba. En ocasiones, la mejor manera de acabar con un conflicto larvado pasa por la aprobación, entre otras medidas, de una ley de amnistía. El borrón y cuenta nueva es fundamental cuando se quiere reconquistar a la pareja que un día se perdió.

Todos estos consejos para reconquistar a la pareja se convierten, al final, en uno solo: ponte en el lugar de tu ex e intenta sentir como ella. La empatía es el resultante químico de unir en el crisol de nuestra personalidad un poco de compresión, una pizca de cercanía (es difícil interactuar cuando se permanece alejado de la persona a la que queremos reconquistar), tres cucharadas de compasión y algunos gramos (bastantes) de afinidad. Aleando todo eso podremos ser empáticos, miraremos a nuestra expareja sin contemplarla como una enemiga a batir y nos predispondremos mentalmente para poder reconquistar a esa persona a la que ya una vez conquistamos y de la que, por circunstancias de la vida, tuvimos que separarnos sin, en el fondo, llegar a desearlo del todo.