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historia de la seducción

La personalidad del seductor

Están ahí. Y es con ellos con los que tenemos que competir cuando queremos a conquistar a una mujer. No son necesariamente guapos. No son obligatoriamente altos. Simplemente, parecen moverse dentro de una burbuja especial. Tienen “algo” y ese “algo” crea, alrededor de ellos, un campo magnético de atracción. Son los que entran en un lugar y de inmediato atraen todas las miradas. Son, en cierto modo, hipnóticos. Son los seductores. En este artículo vamos a ver cuáles son las características principales de su personalidad.

Sobre el arte de preguntar

La conversación es, más allá de la apariencia física, el mayor instrumento que tenemos a nuestro alcance para dejar una buena impresión de nosotros y para convertirnos en alguien “atractivo” con quien, al menos, merece la pena concertar una segunda cita. Pero conversar bien es un arte que no toda la persona dotada de la capacidad del habla posee. Saber conversar es saber escuchar y, también, saber preguntar. Saber preguntar, de hecho, es capital a la hora de seducir a una persona.

El simbolismo del abanico

¿Quién utilizaría ahora un abanico para enviar señales de amor o desamor, de interés o desinterés, de atracción o de rechazo? Y sin embargo hubo un tiempo en que se hizo. Hubo un tiempo en el que la posición, el movimiento y la postura del abanico servían para enviar señales, para flirtear, para coquetear, para incentivar, para rechazar, para decir “cuidado, no vayas tan deprisa” o para decir “decídete de una vez, que estoy esperando”. En este artículo de Objetivo Ligar te hablamos del antiguo lenguaje de los abanicos.

¿Cómo ligaban los príncipes y los reyes?

Estamos intoxicados de romanticismo o, mejor dicho, de una concepción romántica de las relaciones de pareja. Ahora no podemos concebir que la base sobre la que se establece una pareja no sea eso que llamamos amor. ¿Por fortuna? Muy probablemente. Vivimos tiempos en los que los príncipes ya no tienen que casarse con princesas. Pero no siempre fue así. Durante siglos, reyes y reinas ligaban entre sí siguiendo unas estrictas normas y sin que su voluntad tuviera mucho que decir al respecto. En este artículo vamos a ver cómo ligaban reyes y reinas.