Características de la fobia social

Durante las últimas semanas hemos dedicado diversos artículos a varias habilidades sociales y hemos recalcado cómo el dominio de dichas habilidades puede ser de gran utilidad a la hora de ligar. En los artículos de los que hablamos hemos resaltado, por ejemplo, la importancia de saber expresar los sentimientos y la relevancia que, a la hora de ligar, puede tener el saber ser asertivos. Vencer la timidez, saber cómo crear la propia suerte, aprender a ser persuasivos… todo ello desempeña un papel fundamental en el proceso de la seducción. Para dominar todas esas habilidades sociales se necesita, no obstante, partir de una premisa imprescindible: la de no padecer lo que se llama fobia social, es decir, la de no temer de manera angustiosa el ser juzgados por otras personas o la mostrarse extremadamente temerosos e inseguros en reuniones sociales, etc.

El padecer fobia social no debe confundirse con, por ejemplo, padecer nervios antes de exponer algo en público. Este último sentimiento podría considerarse un sentimiento normal. El padecer fobia social es algo mucho más intenso y grave. La persona que padece fobia social experimenta sentimientos de timidez e inhibición, sentimientos que, llevados al extremo, acaban transformándose en un miedo poderoso a exponerse a la mirada de los demás. Las personas que padecen fobia social pueden, perfectamente, sentirse aterradas ante la perspectiva de tener que comer delante de otras personas. Podemos afirmar, así, que la fobia social interfiere de manera más o menos grave en la vida diaria de la persona que la padece.

La persona que padece fobia social puede:

  • Sentirse decepcionada o sola por haber perdido oportunidades de hacer amigos o iniciar relaciones más íntimas.
  • No aprovechas al máximo la formación escolar. La fobia social puede hacer que una persona no conteste ni haga preguntas en clase, no sea capaz de leer en voz alta o no pueda hacer una presentación.
  • Perder oportunidades para compartir sus aptitudes y aprender nuevas habilidades.

La fobia social produce reacciones corporales. Ante una situación de miedo, nuestro cuerpo experimenta una súbita subida de epinefrina y de otras sustancias químicas que nos preparan para luchar o para huir de la manera más rápida posible. Las personas con fobia social, al experimentar esas sensaciones, actúan como actuaríamos casi todos ante una situación de peligro: huyendo de la fuente causante de esa sensación de miedo nacida del hecho de ser extremadamente sensibles a poder hacer el ridículo, a sentir vergüenza, a recibir críticas, a ser el centro de las risas de los demás, etc.

Básicamente, existen dos tipos de fóbicos sociales. Unos de ellos padecen síntomas de fobia social cuando deben realizar determinados actos delante de otras personas. Otros padecen dichos síntomas en casi todas las situaciones sociales.

Razones de la fobia social

¿Qué motivos se esconden detrás de que una persona pueda padecer fobia social? En la mayor parte de los casos, la fobia social no aparece de la noche a la mañana, sino que se va desarrollando en los años formativos de la persona, es decir, durante la infancia, adolescencia y primera juventud.

Habitualmente, la fobia social se desarrolla debido a la combinación de los tres factores siguientes:

  • La constitución biológica de la persona. Los genes heredados determinan en buena manera cómo el cerebro regula reacciones de estrés, ansiedad, nerviosismo o timidez.
  • Comportamientos aprendidos de modelos de rol, en particular los comportamientos paternos. La sobreprotección del niño tímido no le hace ningún bien a éste, pues le apartará de la posibilidad de vivir nuevas experiencias y, en muchos casos, de conocer a nuevas personas.
  • Acontecimientos vitales y experiencias. Las personas que han crecido padeciendo críticas continuas pueden crecer esperando que las críticas hacia su comportamiento o actitud sean siempre negativas.

La fobia social acostumbra a ir acompañada de un sentimiento de baja autoestima o de un exceso de perfeccionismo y, en algunos casos, acaba derivando en una depresión.

¿Cómo vencer la fobia social?

Vencer la fobia social no es fácil, pero sí se puede aprender a gestionar el miedo y a desarrollar las habilidades necesarias para afrontar situaciones difíciles y aquéllas que provocan ansiedad. Para hacerlo, hay terapeutas que defienden el cambiar lo que se piensa para cambiar la conducta (enfoque cognitivo-conductual) y hay terapeutas que, por el contrario, prefieren optar por la aceptación del propio pensamiento para, a partir de dicha aceptación, cambiar la conducta (terapia de aceptación y compromiso).

Al parecer, y según apuntan algunos estudios, el enfoque cognitivo-conductual sería el más apropiado para tratar una fobia social leve o moderada, y la terapia de aceptación y compromiso, basada fundamentalmente en la aplicación de técnicas mindfulness o conciencia plena, sería la más adecuada para tratar casos de fobia social generalizada y en los que pueden constatarse síntomas de depresión.

Tanto una terapia como otra debe ser dirigida por un especialista, pero aquí queremos señalar las características principales de ambas terapias para vencer la fobia social.

Terapia cognitivo-conductual

El objetivo de esta terapia es cambiar la manera de pensar para, así, cambiar la manera de afrontar esas situaciones que provocan el miedo o la ansiedad que van asociadas a la fobia social. Para ello, es necesario que la persona interiorice que lo que causa ansiedad no es la situación en sí, sino la interpretación que cada uno de nosotros hace de dicha situación. Una vez interiorizado eso, la persona que padezca fobia social y desee vencerla utilizando esta terapia deberá seguir los siguientes pasos:

  1. Identificación de los pensamientos que provocan el miedo.
  2. Análisis de dichos pensamientos: ¿están basados en hechos o parten de interpretaciones?
  3. Reemplazamiento de los pensamientos irracionales por otros de corte racional.

Lógicamente, este proceso necesita de un período de práctica y aprendizaje.

Terapia de aceptación y compromiso

El proceso que debe seguirse según esta terapia para vencer la fobia social es el siguiente:

  1. Visualización de los pensamientos como palabras tangibles en lugar de como conceptos. Es decir: visualización de las palabras que nombran dichos pensamientos.
  2. Análisis y aceptación de las sensaciones físicas provocadas por la situación que provoca ansiedad.
  3. Profundización en la práctica del mindfulness, sobre todo en las relaciones sociales. De la misma manera que se puede concentrar toda la atención en el acto de comerse una manzana, se debe poder prestar la máxima atención al acto de estar, por ejemplo, conversando con otra persona o con un grupo de personas.

Quien escoja esta terapia contra la fobia social deberá ante todo aprender a observar sus propios pensamientos como si se tratara de un espectador exterior. Esto, claro, requiere un entrenamiento y un esfuerzo notables. Pero el premio, qué duda cabe, merece la pena: vencer la fobia social ayuda a disfrutar más y mejor de la vida y a enriquecerla con nuevas relaciones humanas de todo tipo.