¿Con quién nos estamos comunicando?

No hace falta incidir en el éxito de las plataformas “on line-dating”, las páginas de contacto en las que las personas, cada vez más, se asoman en busca de su media naranja, de la persona que les complete la parte sentimental de su vida o el amigo o amiga que dé un paso más allá de los límites de la amistad y aporte el cariño, y seguramente la sexualidad, que quien se asoma a dichas páginas necesita y busca.

Todos sabemos del éxito que tienen plataformas como Badoo, eDarling, FriendScout24 o Meetic, y, quien más quien menos, ya tiene entre sus amigos a alguna pareja que nació al abrigo de las posibilidades de comunicación e intercambio de mensajes que permiten dichas plataformas.

Del reencuentro de viejos compañeros de clase auspiciado por el rastreo de personas que permiten Facebook y su expansión universal han brotado casi a partes iguales divorcios y nuevas relaciones. Quien más quien menos, también, puede poner algún ejemplo. De aquella cena nació una atracción y de esa atracción, la sensación y la posibilidad de hacer realidad lo que en su día, por motivos diversos, no se hizo. Que quedaran cadáveres en el camino no es otra cosa distinta de lo que, en el arte de la guerra, se llaman daños colaterales.

En estos casos, sin embargo, a quien encontramos gracias a la posibilidad de contacto proporcionada por Facebook es a alguien ya conocido. O al menos lo fue en su tiempo. De alguna manera, quien en una cena de promoción de primaria o secundaria encuentra a su media naranja (o a su temporal media naranja, lo mismo da) no encuentra a nadie. En todo caso, reencuentra. Y las personas cambiamos con el tiempo, sí; pero tampoco tanto. Y el recuerdo (metamorfoseado o no, falseado o no) puede servirnos para elaborar una construcción mental que, a modo de estereotipo , incide sobre el concepto que tenemos sobre esa persona a la que, ¡bendita sea!, hemos reencontrado.

La incertidumbre de quién es verdaderamente él o ella

Pero eso (que tengamos una idea más o menos aproximada sobre quién o como es esa persona retornada de nuestro pasado con quien hemos contactado) no sucede así cuando el encuentro es ciertamente un encuentro, es decir, cuando eDarling, FriendScout24 o Meetic, por poner tres ejemplos, cruza los datos de nuestro perfil con los datos del perfil de otros usuarios de la plataforma y nos pone en contacto con una persona de la que sabemos poco más que el nombre y lo que ella ha decidido contar a través de la red.

Llegados a ese punto, y, sobre todo, cuando, de alguna manera, nos pica el gusanillo del interés, es cuando nos preguntamos: ¿quién hay al otro lado?

Según los expertos es imposible definir un perfil determinado de usuario de las plataformas de citas y encuentros. El perfil de los usuarios es amplísimo y no se puede establecer una tipología definida.

Hay personas, sin embargo, que han intentado dar respuesta a esta pregunta. Una de ellas es Suzanne Lachmann, psicóloga clínica suiza y especialista en psicoterapia. Lachmann, basándose fundamentalmente en los comentarios realizados por mujeres usuarias de estas plataformas, ha intentado establecer una tipología de los hombres heterosexuales que se sirven de estas plataformas para establecer o intentar establecer contacto con mujeres que, al igual que ellos, estén buscando encontrar algún contacto personal que le satisfaga emocional y/o sexualmente.

Lachmann advierte de que es difícil encontrar una persona que se ajuste a un modelo puro y que lo normal es que un hombre posea características de varios de los modelos. Entre estos, la psicóloga suiza destaca, entre otros, al hombre inseguro y fantasioso al que le cuesta establecer relaciones sociales, que huye del contacto humano directo y que, por tanto, se escuda en el anonimato que permite la red para elaborar un sucedáneo de vida social. Este hombre acomplejado e inseguro no dará nunca el paso de ir más allá de lo virtual. Para él la posibilidad de concretar una cita se convierte, internamente, en casi un motivo de angustia. Por eso prefiere permanecer ahí, comunicativo sólo a nivel virtual, difuso tras las espesuras de la nube informática.

Frente a este usuario acomplejado está el que ya ha probado y ha encontrado en la plataforma un territorio en el que “picotear” hasta que encuentre a alguien que verdaderamente se amolde a sus gustos y necesidades.

Otros de los usuarios habituales son, según Suzanne Lachmann, los jóvenes que buscan a una mujer mayor que ellos que “les enseñe” o una persona ya adulta, que empieza a ser de edad avanzada, y que busca a alguien más joven. En este caso es fácil que el usuario se reste edad en el perfil e intente, de algún modo, engañar con la foto seleccionada. No recurrirán a la foto de la comunión por parecerles exageradamente joven, pero por ahí andarán sus mentes cuando decidan colocar una foto suya en el perfil.

El hombre que no acaba de superar la ruptura con su ex es, según los estudios de Lachmann y, por tanto, según las mujeres entrevistadas por ella, otro de los usuarios prototípicos de las webs de contacto. Ha probado otros medios para rehacer su vida, pero los fracasos de esos intentos le han colocado ante el ordenador, creando un perfil y cruzando los dedos para que el perfil triunfe.

Una degeneración de ese hombre que no acaba de superar su ruptura es el hombre resentido. Éste es un hombre que se acerca a la misoginia. Este hombre tiene resquemor hacia el sexo femenino y un sentimiento cercano al odio. Su manera de vengarse porque una vez le hirieron es efectuar la táctica del depredador. La plataforma es su territorio de caza. En él intentará conquistar mujeres a las que intentará destrozar psicológicamente. No es un psicópata, pero le ronda. Su perfil de maltratador psicológico acostumbra a camuflarse bajo una apariencia de hombre injustamente herido.

El hombre que busca sinceramente porque no ha tenido suerte en la vida no virtual es otro de los tipos masculinos que pueden estar al otro lado. Para este hombre, la plataforma escogida es, tras diversos naufragios, su tabla de salvación, quizás el último tren que puede conducirle a donde desea llegar: al encuentro sincero de su media naranja.

Consejo

Si eres una mujer, piensa en que cualquiera de estos tipos, o una mezcla de ellos (y algunos más que Suzanne Lachmann esboza en su estudio), puede estar al otro lado de la red cuando estableces contacto. Meditar sobre ello, seguramente, hará que sepas sacar mejor partido a toda la información que tu plataforma favorita te hace llegar sobre esos otros usuarios que han contactado contigo.