La hora de la verdad

Has hecho los deberes. Te has duchado, te has afeitado, te has vestido correctamente y te has perfumado con esa fragancia con la que siempre te has sentido a gusto y que deja a tu alrededor una maravilloso halo de frescura y seducción. Estás preparado para la batalla de la seducción. Ya no hay excusas dilatorias ni aplazamientos posibles. El momento de la verdad ha llegado. Hay que dar un paso adelante. Hay que acercarse a esa chica a la que quieres conquistar. ¿Cómo hacerlo?

En primer lugar, despójate de toda ansiedad. Esto no es cuestión de vida o muerte. Tienes más a ganar que a perder. Como mucho, puedes quedarte como ahora estás. Y el mundo no termina en una persona. Mira a tu alrededor. Un sinfín de mujeres pueden estar esperándote. Si ésta te dice que no, eleva tu vista y céntrala en otro objetivo.

Una vez te hayas liberado de la ansiedad y hayas puesto freno a tus nervios, evalúa la situación. Al acercarse a una chica hay que evitar, en la medida de lo posible, las acciones suicidas. Y analizar fríamente qué es lo que deseas hacer en ese preciso instante con esa precisa mujer. ¿Quieres tomar una copa con ella? ¿Quieres emplazarla a una cita a solas? ¿Deseas, simplemente, hablar con ella para conocerla un poco y saber el tipo de chica que es?

No vale que me digas que lo que quieres es mantener, cuanto antes, una intensa y plenamente satisfactoria relación sexual. Ni las mujeres acostumbran a brindarse al sexo a las primeras de cambio (aunque este aspecto ciertamente cultural va variando, especialmente en determinados ambientes) ni el primer encuentro sexual entre un hombre y una mujer acostumbra a ser el no va más del placer sexual. Dos cuerpos que se conocen desde hace tiempo y que ya han mantenido relaciones sexuales en más de una ocasión harán mejor el amor en la mayor parte de los casos que dos cuerpos que se acaban de conocer. El mantenimiento urgente de una relación sexual con una chica debería, pues, quedar excluida de las motivaciones principales a la hora de acercarte a una chica.

El poder de la naturalidad

Una vez asumido esto, debes saber que, en seducción, acostumbra a ser más efectivo lo natural que lo rebuscado. Siempre será mejor al acercarse a una chica presentarse diciendo “hola” que no buscando fórmulas más complicadas y ceremoniosas. Por otro lado, la fórmula de acercamiento o de apertura de conversación al acercarse a una chica variará dependiendo del tipo de relación que hayáis mantenido hasta ese momento. Puede ser una compañera de la facultad o, por ejemplo, una compañera de trabajo. En esos casos es muy probable que puedas encontrar una forma lo suficientemente natural como para, a partir de un tema en común, buscar una fórmula de acercamiento.

Una vez abierto el fuego hay que constatar el efecto que éste ha causado sobre la chica en cuestión. ¿Se toca el pelo? ¿Mira hacia donde tú miras? ¿Te sonríe? Si hace estas cosas ya tienes algo ganado.

Ahora, a continuación, tras haber cumplido el trámite de acercarse a una chica, debes actuar con calma y no cometer errores. De algunos de ellos ya te hemos hablado en otros artículos. No excederse en el piropo y actuar como un caballero, de una manera educada, son principios básicos a tener en cuenta cuando se intenta seducir a una mujer.

Otra cosa que no debes hacer nunca es tocarla antes de que ella te toque a ti, aunque ese toque sea un leve roce en el antebrazo. Si ella te contempla como una amenaza obvia no te dejará avanzar; si te contempla como mesuradamente halagador y educado en tus formas, podrá dejar una puerta abierta para que te acerques a ella y a su intimidad.

Piensa que lo más difícil a la hora de acercarse a una chica es su inicio, el romper el hielo para iniciar una conversación. Una vez roto éste, sólo debes dejar que la conversación fluya y que, una vez que ésta se haya desprendido de los titubeos y tanteos iniciales, coja su propio ritmo. Cuando llegue ese momento, el haber roto el hielo te habrá infundido un valor extra y una seguridad en ti mismo que seguramente antes, cuando tenías ubicada a esa chica sobre un pedestal como si fuera una diosa inalcanzable, no tenías.

¿Me das tu teléfono?

Iniciada la conversación, pregunta y escucha. En algún post te hemos hablado sobre cómo comportarte al conversar y sobre cómo evitar los incómodos silencios que pueden darse. Al mismo tiempo, utiliza la conversación que se produce tras acercarte a una chica para decirle un poco sobre ti mismo. Ve ofreciendo pequeños retratos de ti. Que te vaya conociendo poco a poco mientras tú la conoces a ella. Y aprovecha esta conversación para preguntarte si en verdad te interesa avanzar un poco más en el conocimiento de esa mujer. Contéstate con absoluta sinceridad. Si la respuesta es sí, pregúntale con suma educación si puedes tener su teléfono para llamarla alguna vez. Puede decirte que no. No te preocupes. Si te dice que no, excúsate y sigue adelante. Si te dice que sí, evita dar saltos de alegría delante de ella.

Una manera de evitarte el mal trago de escuchar su no cuando te has acercado a una chica es atender a las señales no verbales que puedan aflorar durante vuestra conversación. Si la chica a la que quieres conquistar mira para otro lado o por encima del hombro, si esquiva tu mirada, contesta con respuestas muy cortas a tus preguntas o rechaza la oferta de tomar una copa, no te arriesgues a pedirle su número de teléfono. El “no” está prácticamente cantado. Cuando se observan esas señales hay que buscar la manera de iniciar una discreta retirada y de armar y reforzar la propia autoestima tras sufrir ese rechazo. Piensa en positivo y considera que habrá otras mujeres y que todo lo que hayas vivido en esta ocasión se convertirá en una experiencia que, en casos futuros, te será de mucha utilidad para alcanzar tu objetivo. No dudes en que llegará el día en que una maravillosa mujer quedará presa en tu red de seducción.