De regreso al mercado

Has estado retirado del mercado y, de pronto, vuelves a él. Quizás fue una herida no cicatrizada la que te retiró de él, la desconfianza que siempre deja un fracaso. No querías saber nada de mujeres después de que la que creías que era la mujer de tu vida decidiera un día que para ella el hombre de su vida no eras tú, sino tu mejor amigo. O tal vez tu lejanía del mercado es debida a otras causas: al trabajo, que no te ha dejado apenas tiempo libre; a esas oposiciones en las que decidiste echar el resto en busca de un trabajo de por vida, tu tesis doctoral, que te había obligado a convertirte en una especie de rata de biblioteca; a las obligaciones familiares…

El caso es que las circunstancias que te habían puesto fuera del mercado han terminado y otra vez te has echado al ruedo de la conquista. Y lo mejor de todo es que, con mayores o menores esfuerzos, has triunfado en tu empeño. Has tenido tu cita y ha resultado todo un éxito. Tan éxito que esa mujer a la que has conquistado ha decidido irse contigo a la cama. Y eso, que debería ser motivo de inmensa alegría, te angustia.

El irse con una conquista a la cama tras mucho tiempo sin hacer el amor puede angustiar a más de una persona. Es como si fuera una primera vez. Y esa angustia puede ser verdaderamente atenazadora si se da la circunstancia de que esa persona no es que lleve mucho tiempo sin hacer el amor, sino que no lo ha hecho nunca. La virginidad impone sus propias trabas a la hora de hacer el amor, y todas esas trabas nacen de la inseguridad. ¿Le gustaré desnudo? ¿Tendré un gatillazo? ¿Tendrá mucha experiencia? Estas tres preguntas, entre muchas otras, podrían servir para ilustrar esa inseguridad que puede frustrar esa nueva primera vez que se preveía mágica.

Calma y autoconfianza

¿Cómo debe actuarse en una situación así? Ante todo, manteniendo la calma. Hay que considerar que, después de todo, cierto nerviosismo en la primera vez tras mucho tiempo sin tener relaciones sexuales es normal. Es más: esa pequeña dosis de nerviosismo será, sin duda, la que te haga (os haga) disfrutar un poco más de la situación. Acudir al sexo como se acude al trabajo, con ese aire de resignada indiferencia con la que por desgracia se suele acudir al puesto de trabajo, no es lo más recomendable para disfrutar de él.

Al mismo tiempo hay que considerar que el sexo no debe plantearse nunca, y mucho menos cuando se practica por primera vez, como un examen, sino como una fiesta. Y a una fiesta se va a disfrutar. Para empezar, vístete como te vestirías para acudir a una fiesta, es decir: con aquella ropa con la que te encuentres especialmente cómodo y atractivo. Uno nunca se sentirá del todo cómodo si tiene la sensación de que la ropa que lleva puesta no es otra cosa que un disfraz.

Cuando quedes con la persona con la que vas a ir a la cama por primera vez, en esa fase de vuestro encuentro en el que la sexualidad no se ha hecho todavía patente, utiliza todas las tácticas no verbales a tu alcance para ir caldeando el ambiente íntimo. Tocar el cabello, mirarla con esa mirada con la que tú sabes mirar cuando quieres demostrar a una mujer que te gusta mucho, tocarle levemente el hombro cuando vas al baño, rozar sus manos con las tuyas de tanto en tanto… esos pequeños gestos pueden servir para ir caldeando el ambiente y para aumentar en esa mujer su deseo hacia ti. En este blog ya te hemos dado algunos consejos sobre cómo actuar si deseas calentar a una mujer. Aplicar esos consejos te será de gran utilidad a la hora de conseguir que la primera vez tras mucho tiempo sin hacer el amor resulte un éxito.

También servirá, para caldearlo, el hablar de sexo antes de irse a la cama por primera vez. En algún post anterior ya hemos dado alguna indicación sobre cómo hablar de sexo con una mujer y hemos resaltado la importancia de hablar de sexo para, así, conocer cada cual los propios gustos. Esto puede evitarnos sorpresas o momentos desagradables (imaginemos que eres fanático del sexo anal y quien va a ir contigo a la cama detesta absolutamente ese tipo de práctica sexual).

Para desinhibirse y hablar de sexo puede resultar muy útil el empujoncito de ánimo y desinhibición que siempre proporciona el alcohol. El alcohol nos afloja la lengua y nos vuelve, en circunstancias normales, más comunicativos. Eso sí: hay que tomarlo con moderación. Una pequeña dosis servirá para desinhibirnos. Una dosis excesiva jugará siempre en contra de la calidad de nuestra erección.

La importancia de los preliminares

Una vez que estéis en el lugar que hayáis elegido para hacer el amor por primera vez (nosotros siempre recomendaremos un lugar íntimo y tranquilo, un lugar en el que todo pueda desarrollarse sin prisas y sin temor a ser vistos; para un rapidito urgente y arrebatador ya habrá tiempo si vuestra relación cuaja) céntrate en los preliminares. El cuerpo de la persona con la que vas a hacer el amor por primera vez es un territorio ignoto, un lugar desconocido que tienes que ir descubriendo poco a poco. Olvídate de las prisas. Besa y lame ese cuerpo olvidándote del coito. Éste ya llegará y será mejor cuantas mayores sean las ansias que tengáis uno del otro.

Los preliminares son, seguro que lo has oído en alguna ocasión, un instrumento maravilloso para aumentar la complicidad entre dos personas que han decidido disfrutar juntas de su sexualidad, máxime si es la primera vez. Serán las caricias íntimas, los besos suaves y los masajes eróticos quienes predispongan a los cuerpos para su gozo mutuo. En este sentido, el 69 puede resultar una práctica fantástica para ir ganando confianza, subir la temperatura y, al mismo tiempo, irse descubriendo mutuamente.

Ese lento descubrirse mutuamente servirá, también, para ir calmando poco a poco ese nerviosismo inicial de la primera vez y para transformarlo en puro deseo. Será él finalmente, el deseo, quien determine el éxito de vuestro encuentro. A mayor deseo, más placentero resultará todo lo que hagáis.

Algo que nunca hay que dejar aparcado nunca cuando se hace el amor (tampoco cuando se hace por primera vez tras mucho tiempo sin hacerlo) es el sentido del humor. Hay que reírse de los imprevistos que surjan. Para poder hacerlo hay que reforzar la confianza en uno mismo. Un buen argumento para sentir cómo se refuerza tu autoestima es el considerar que has sido tú y no ningún otro quien ha tenido el tino y la sabiduría de conquistar precisamente a esa mujer que tanto deseabas y que ahora tienes entre los brazos.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos, disponte a disfrutar de ese encuentro que tanto te has trabajado. Nada grave puede pasar en él si sigues nuestros consejos y, por supuesto, tomas las medidas profilácticas adecuadas. Si la relación cuaja, ya llegará el tiempo de hacerlo a pelo.